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Las razias de El Ejido: veinte años no son nada

La masa se ceba, se muscula rápidamente con la testosterona, la ignorancia y el miedo hasta transformarse en vómito de violencia. Y cuando la violencia se ha abierto paso sólo es posible frenarla también con la fuerza. En El Ejido, la fuerza imbatible fue la convocatoria de una huelga.