Política

Juan Ramón Rallo: “La nación es un instrumento para defender la libertad”

El economista apuesta por un referéndum con garantías: "El 1-O no cumple elementales condiciones para su validez democrática".

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Sus comentarios en Twitter a favor de la celebración de un referéndum en Cataluña han sorprendido (e indignado) a muchos de sus seguidores, que le han tildado de “anarquista”, “absurdo” y “enloquecido”. El economista, profesor y colaborador en distintos medios de comunicación Juan Ramón Rallo (Castellón, 1984), que se define como liberal convencido, explica a La Marea a través de un cuestionario por qué defiende que los catalanes puedan manifestarse en las urnas.

¿Por qué apoya que se celebre un referéndum en Cataluña?

No estoy a favor de este referéndum [del 1-O] en Cataluña porque no cumple elementales condiciones para su validez democrática. Es un referéndum organizado por una parte de los catalanes sin las suficientes garantías como para que la opinión y participación de otras partes de la sociedad queden reflejadas. Pero sí estoy totalmente a favor de que se celebre un referéndum, suficientemente reglado y garantista, para plantear la secesión de cualquier grupo de ciudadanos del Estado español. La libertad de asociación y desasociación (también política) es un derecho básico de cualquier persona.

¿Qué cree que debería hacer el Estado español en la situación actual?

El referéndum actual no tiene validez dentro de la arquitectura institucional en la que se enmarcan los catalanes y, por tanto, no debería reconocérsele eficacia alguna. Ahora bien, lo que es un completo disparate es que utilicemos el arbitrario marco legal actual como excusa para impedir sine die la celebración de un referéndum. Si la Constitución no permite un referéndum de separación política, lo que debemos hacer es enmendarla inmediatamente para permitirlo (y, por los mismos motivos, una eventual Constitución catalana tampoco debería impedir referéndums de intrasecesión política). Yo no apuesto por la rebelión y la ruptura institucional unilateral, pero tampoco por el cercenamiento de derechos básicos como el de separación política. Es lamentable que la única vía que actualmente se contemple para el ejercicio de ese derecho sea la rebelión y la insurrección: si eso es así, es que nuestro marco institucional está muy mal estructurado.

¿Y por qué ocurre?

Echo en falta argumentos buenos sobre por qué no debería cambiarse la Constitución para permitir el ejercicio de esa libertad. Si la Constitución prohibiera la libertad de prensa, habría que enmendarla para permitirla: no creo que nadie se acogiera al texto constitucional para mantener ese statu quoliberticida. Sobre que la nación española es indivisible: si verdaderamente lo fuera, no haría falta que la Constitución prohibiera su división. Lo indivisible, por definición, no puede dividirse y, por tanto, no hace falta ninguna ley que lo imponga. Bromas aparte, cuando se dice que la nación española es indivisible, lo que en realidad se está diciendo es: ‘la nación española es divisible pero no quiero yo que se divida’.

Por lo mismo, un católico (o un musulmán) podría decir: ‘mi religión es la correcta y no quiero que tú profeses una fe distinta (o ninguna fe)’. Yo no debería poder imponerte mis preferencias sobre cómo me gustaría que vivieras tu vida: eso es la esencia de la libertad… la tolerancia hacia los proyectos de vida ajenos. Y parte fundamental del proyecto de vida de una persona es decidir qué comunidades políticas integra. Una Constitución que se precie de defender la libertad, pues, no puede reprimir ese derecho: tampoco en nombre de la unidad de la nación española (o la unidad de la nación catalana, que esto también vale para los nacionalistas catalanes). La nación es, en el mejor de los casos, un instrumento para defender la libertad: no un tótem al que deba rendirle culto la libertad individual.

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Comentarios
  1. Más de 650 escritores catalanes firman un manifiesto llamando a votar el 1-O:
    Somos escritores. Trabajamos con la palabra para tratar de expresarnos y de construir imágenes en que nos podamos reconocer y en que se reconozcan los lectores. Nuestro reto es este, y hacerlo tan bien como seamos capaces, y eso quiere decir también con la máxima libertad. Por eso a menudo estamos entre los primeros que reclaman y velan por la libertad de expresión.
    Ahora vuelve a ser la hora. Estamos en las puertas del 1 de octubre y el gobierno de Catalunya ha emplazado a la ciudadanía a expresar, en referéndum, si quiere que el país sea un estado independiente en forma de república o siga siendo una comunidad autónoma española. A nosotros, en tanto que escritores, este llamamiento nos interpela como a la mayoría de conciudadanos. Pero todavía nos interpela más, si es posible, desde el momento que constatamos cómo están reaccionando todos los resortes del estado español. Su respuesta —hiperbólica, aislada, de un hiperlegalismo histriónico, de un supremacismo apolillado— empezó por hacer imposible el debate político sereno. Y ahora ya atenta sin escrúpulos contra la libertad de expresión y otros derechos fundamentales. No podemos aceptar que se registren imprentas y medios de comunicación, que se prohíban actos públicos, que se intimide a los que trabajan para que todos los ciudadanos podamos decidir nuestro futuro colectivo. Por eso llamamos a participar en el referéndum del próximo domingo 1 de octubre. Que cada uno vote lo que quiera. Pero que no falte. Porque ahora mismo lo que hay en juego no es sólo el futuro del país. Nos jugamos también la libertad de expresión, la dignidad de ser ciudadanos de pleno derecho. Por todo eso los escritores votaremos.

  2. o pongámoslo de otra forma, yo soy un multimillonario norteamericano y compro una provincia de España. Me instalo con mi familia y como somos los dueños decidimos de mutuo acuerdo en la familia que queremos independizarnos del estado Español.Porque así lo hemos decidido los habitantes de esa provincia entera que soy mi familia y yo.
    Mas allá de lo grotesco de esta caricatura se pierde la premisa básica que yo compro esa propiedad bajo las leyes del estado español y pago los tributos y adscribo que estoy cumpliendo con requisitos públicos por todos conocidos al momento en que yo me aparzco por aqui.

  3. Estoy totalmente de acuerdo con su planteamiento, Los que se autodenominan demócratas parecen que le tienen un miedo terrible a lo que significa esa pslabra, que el pueblo se gobierne y por supuesto se manifieste y pronuncie aunque no nos guste el resultado.

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