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“La democracia ha fallado porque nadie se ha sentado con voluntad de encontrar soluciones”
La periodista Marta Fernández aporta su opinión sobre la posible celebración del referéndum catalán en nuestra serie #YoTambién.
Marta Fernández Crestelo trabajó durante más de 15 años en los informativos de Telecinco, gran parte de ellos dedicados a cubrir información internacional. A raíz de la deriva sensacionalista y pérdida de calidad de los mass media, en 2010 decide reorientar su carrera profesional y cambiar su residencia madrileña por Asturias. Aquí, con el también periodista Marcos Merino, ha puesto en marcha la productora Freews, con la que ha desarrollado proyectos cinematográficos como el documental Remine. El último movimiento obrero, galardonado en 8 importantes festivales internacionales. «Me parece muy naíf creer que con un cambio en la forma del Estado vayan a vivir en un mundo de paz y amor», opina sobre la posible proclamación de una República catalana tras la posible celebración de un referéndum.
¿Cuál es su posición con respecto al proceso independentista catalán y el referéndum del 1 de octubre?
Uno de los obstáculos en esta cuestión es tener que estar a favor o en contra. Puedo no posicionarme. Lo que sí me parece es que se ha convertido en una representación perfecta de la incompetencia de nuestros líderes para resolver nuestros problemas. Si estuviéramos en un verdadero Estado de derecho no habríamos llegado hasta esta situación, porque habría algún tipo de organismo –algo así como una fiscalía– que habría denunciado a ambas partes en conflicto por no hacer su trabajo. Están utilizando los sentimientos para enfrentarnos y retroalimentarse, mientras la inmensa mayoría estamos en medio sin saber qué nos va a pasar. En caso de independizarse, ¿cuánto costaría? Si no se sabe, ¿cómo piensan que se va a poder pagar? Y con el comercio, ¿qué va a pasar? Porque la mayor parte de sus exportaciones son al resto de España. Me sorprende que sin nada de información, se den cheques en blanco a los políticos, o se puedan manifestar a favor o en contra de la independencia. En definitiva, la cuestión del independentismo es una orquestación política y mediática para crear una cortina de humo muy densa detrás de la cual puedan esconder las vergüenzas de unos y de otros, especialmente la corrupción.
¿Y cómo cree que se ha creado esa cortina de humo?
Es curioso que un sentimiento independentista que era minoritario hasta el año 2006 haya podido adquirir estas dimensiones en tan poco tiempo.
¿Y qué papel cree que han tenido los medios de comunicación?
Cómplices absolutos, si no generadores mismos del problema. Lo vemos continuamente en esas portadas llenas de adjetivos, con un uso lingüístico que tiene mucho más que ver con las vísceras que con la reflexión. Veo muy poco periodismo en torno a la cuestión catalana. Me gustaría saber cuánto dinero se han gastado todos esos grandes medios en investigar sobre un tema que nos plantean como preocupante para todo. No se han hecho investigaciones rigurosas, con parámetros científicos, en base a las cuales se planteen soluciones. Pero los medios tradicionales dependen en gran medida de los Presupuestos Generales del Estado. Al final, Gobierno y prensa son el mismo perro con distinto collar. Lo sorprendente es lo poderosos que son los medios para crear una realidad paralela y vendérnosla. O lo tontos que somos para comprársela.
¿Esa manipulación mediática también se está dando en Cataluña?
Según me cuentan desde allí, sí, TV3 lleva años haciendo una labor de adoctrinamiento. Al final las dos partes tienen el mismo objetivo: que no hablemos de los dos partidos (PP y el antiguo CiU) con mayores escándalos de corrupción. Lo hemos visto en el pleno extraordinario sobre corrupción en el Congreso, en el que Rajoy no ha hablado de la Gürtel sino del independentismo catalán.
¿Qué rol cree que ha jugado el centralismo informativo español?
Es terrible, pero en los medios nacionales Cataluña está ampliamente representada. Sin embargo, en los 15 años que estuve en informativos de Telecinco, Asturias, por ejemplo, no fue noticia más que por los temporales y los incendios.
¿Entiende el fenómeno del independentismo catalán?
En todo fenómeno que tenga que ver con el nacionalismo y el independentismo hay un componente emocional muy importante. Aluden a la situación histórica, pero todos tenemos una historia. A los sentimientos, pero todos los tenemos también y seguro que coinciden en muchos casos con los de los andaluces, extremeños o asturianos. Claro que lo respeto, pero considero que se ha multiplicado por esos medios que no hacen periodismo, sino que nos enfrentan. Es legítimo querer ser independiente y, además, es algo histórico en Cataluña. Pero creo que hay que buscar vías de encuentro, lo que nos une. Y no estar empeñados en odios y luchas fraticidas de un pasado que parece que nos empeñamos en reproducir. Como decía Albert Camus: «Amo demasiado mi país para ser nacionalista». Y ya sabemos cómo han acabado otros nacionalismos: en conflictos.
¿Cómo son sus conversaciones con tus amigos catalanes?
Vivimos tiempos en los que hay una obsesión por encasillar. Si alguien dice que es nacionalista, es un radical; si dice que es independentista, un radical casi terrorista. Y si dice que no lo es, un carca o un facha. Yo huyo de los blancos y negros, ¿por qué no nos puede dar igual? Pero lo que noto, sobre todo, es un hartazgo sobre el tema.
¿Ese hartazgo ha podido generar más catalanofobia?
Sin duda, y por ambas partes. Pero es que mira qué frases hemos tenido que escuchar en estos años: «Vamos a españolizar a los niños catalanes». ¿Qué me estás contando? Para empezar estás reconociendo lo que niegas, que Cataluña no es España. Pero es que eso es una agresión. Si yo fuera una madre catalana esa frase me empujaría al odio. O cuando Alfonso Guerra dijo: «Nos hemos cepillado el Estatuto». O el PP pidiendo boicotear el cava. Y por el lado catalán: «Cuando salgamos del yugo opresor del Estado». Es que son lenguajes arcaicos, que retrotraen a lo peor de nuestra historia. No entiendo esa obsesión por enquistarnos en un pasado del que mucha gente se siente desconectada. También hay un problema de brecha generacional. Somos muchos los que nos sentimos profundamente alejados de este modelo de Estado, que creemos que hay que ahondar en la participación democrática, que no tenemos por qué seguir viviendo como determinaron unos señores hace 40 años. Y creo que, en Cataluña, parte de esa protesta colectiva que se está viviendo a nivel mundial, se ha canalizado a través del independentismo. Me parece muy naíf creer que con un cambio en la forma del Estado vayan a vivir en un mundo de paz y amor. Los responsables que nos han traído hasta aquí no están capacitados para sacarnos de esta crisis, ya sea la catalana o la global. Somos la ciudadanía la que tenemos que organizarnos y trabajar por aquello que merecemos, porque el poder lo que quiere es perpetuarse por siempre jamás.
De celebrarse el referéndum, ¿quiénes deberían poder votar sobre la independencia?
No lo sé porque como solo hay desinformación, opiniones enfrentadas y odios… Para saber si deberíamos votar todos o solo ellos, deberíamos saber primero a qué nos estamos enfrentando cada uno de nosotros, qué va a pasar el día 2 de octubre. Creo que lo que estamos viendo en ambos lados es una cuestión de ver quién la tiene más larga, testosterona en estado puro. Ese recurrir continuamente a la legalidad es la evidencia del fracaso del diálogo, de la política. Y eso es lo que no puede ser: aquí la democracia ha fallado porque nadie se ha sentado con voluntad de encontrar soluciones.
Una de sus obsesiones es que la mayoría de los grandes problemas sociales tienen su origen en la educación. ¿Qué papel cree ha tenido en este caso?
Si se hubiera querido hacer un verdadero proceso integrador de las comunidades autónomas, se debería haber respetado y enseñado las cuatro lenguas cooficales del Estado. Así que cuando oyes a un ministro quejarse porque un catalán hable en catalán, se te ponen los pelos de punta porque es una lengua tan oficial como la española. Las lenguas son un patrimonio cultural de la humanidad, no pertenecen a ningún partido o gobierno, sino que son de todas las personas y debemos conservarlas hablándolas. Pero, claro, si aquí en Asturias tenemos medios públicos que no la divulgan…
En todos estos años haciendo periodismo internacional, ¿recuerda algún escenario parecido al catalán?
No recuerdo ningún caso en el que se proponga un referéndum sin censo. No sé cómo se puede articular eso, a quién va a representar. Es curioso porque en Quebec, donde se hizo con todas las garantías, había un sentimiento independentista muy fuerte en los años 90, que sigue vivo en aquellas generaciones, pero que resulta absolutamente anacrónico para los jóvenes. Por otra parte, tampoco parece que la propuesta catalana tenga apoyos en Europa, donde países tan importantes como Francia, Bélgica o Italia tienen desafíos secesionistas. No creo que se atrevan a abrir ese melón. Quizá todo esto sea parte de un cambio de paradigma brutal propio de este convulso siglo XXI que estamos viviendo y que, como todo cambio, despierta reticencias.
¿Le preocupa la polarización que se está viviendo en Cataluña?
Me preocupa que la gente no se sienta libre para decir lo que piensa, y ese miedo no es la antesala de nada bueno. Es muy contradictorio porque te encuentras a la izquierda diciendo «España nos roba». ¿Cuánto? Y, sobre todo, la izquierda debería inspirarse en los principios de igualdad y solidaridad. Pero lo que me preocupa realmente es la creciente desigualdad, la pésima distribución de la riqueza, el acoso a los derechos de los trabajadores o el conflicto de EULEN, un conflicto que nos afecta a todos los ciudadanos independientemente de donde vivas, y del que podemos aprender muchas lecciones.
Marta siempre ha sobresalido por tener una cabeza bien amueblada y una capacidad de análisis envidiable.
DIARIOS COMO EL ABC SON EJEMPLOS DE BUEN PERIODISMO PARA FELIPE BORBON:
(El ABC que fue un diario imprescindible para el franquismo y que tiene históricas portadas de apoyo a Hitler, se define como conservador y monárquico).
Según Felipe “Es un grupo comprometido con el rigor y la verdad, que estimula el debate, es escuela de periodismo y archivo de grandes firmas literarias”
“digno ejemplo” de esos medios que publican “noticias e informaciones contrastadas y avaladas por profesionales de la comunicación y por redacciones independientes”.
“Vocento continuará desarrollando una tarea clave en el progreso de nuestra sociedad, al servicio de nuestros sólidos principios democráticos y de nuestros valores constitucionales”.
Así se expresó Felipe Borbón en un reciente evento en el Teatro Real de Madrid.
El tío lleva camino de superar a su padre en borbonismo.
http://insurgente.org/para-el-borbon-diarios-como-el-abc-son-ejemplo-de-buen-periodismo/
Marchas de la Dignidad quiere convocar a la unidad y a la solidaridad de todas las organizaciones y personas progresistas de Aragón para la realización de dos actos en solidaridad con el pueblo de Catalunya y su derecho a decidir.
A su juicio, “el Estado ha comenzado una escalada represiva para vulnerar la libre manifestación de un pueblo. Registros de periódicos e imprentas, censura y acoso mediático, imputaciones arbitrarias y amenazas policiales son la respuesta del gobierno ante la convocación de un referéndum”. “Ante semejantes actuaciones la respuesta de rechazo y repulsa de las organizaciones populares debe ser firme. Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”
http://arainfo.org/marchas-de-la-dignidad-a-favor-de-la-expresion-de-la-libre-voluntad-del-pueblo-catalan/