Política
“El referéndum es necesario para saber en qué punto nos encontramos”
Anna Moner, escritora y artista valenciana, reflexiona sobre la situación en Cataluña en la serie #YoTambién.
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Anna Moner (Vila-real, Castellón, 1967) es licenciada en Historia del Arte, artista y escritora. Ha expuesto obras en varias ciudades españolas y francesas. En su faceta de escritora ha recibido varios premios por relatos cortos y fue galardonada con el Premio Enric Valor de la Diputación de Alicante en 2010 con su primera novela Les mans de la deixebla, publicada por Bromera. En 2015 publicó su segunda novela, El retorn de l’Hongarès. Moner es favorable a un referéndum en el que voten los catalanes entendiendo la consulta como una herramienta para desencallar un conflicto que se ve abocado a un “callejón sin salida”. «Hay que ver, analizar y tener datos reales y fiables encima de la mesa y a partir de ahí saber cómo se puede avanzar», defiende.
¿Por qué está a favor de un referéndum en Cataluña?
Los referéndums son una opción adecuada para conocer la opinión de la sociedad respecto a cualquier tipo de cuestión relevante. Más todavía cuando no se trata, como en un caso como este, ni de una frivolidad ni de la tozudez de un grupo de radicales, etc., como se repite cada día por parte del Gobierno español, de cargos políticos y de muchos medios de comunicación. Estamos ante una herramienta que puede servir para dar solución a un problema que se arrastra desde hace demasiado tiempo. Hay mucha gente, sobre todo quienes no están de acuerdo con el referéndum, que asegura que la expectativa de independencia genera y generará una gran frustración, pero honestamente creo que la frustración ya estaba ahí desde hace mucho y cada vez está cuajando más. Arranca sobre todo desde la sentencia del Constitucional que tumbó el Estatuto de Autonomía del año 2006.
Creo que desde el momento en el que se empieza a tomar conciencia desde Cataluña de que el Estado español siempre se negará a contemplar, valorar y respetar las necesidades reales que tienen y se ven abocados a buscar otras alternativas. No es un movimiento que arranque de las élites políticas, sino que es un movimiento popular, ideológicamente y generacionalmente transversal. Eso se ve en las movilizaciones que se han producido. Si una cosa así se ignora y no se tiene en cuenta a la hora de valorar el problema, cualquier análisis que se haga siempre será erróneo. Eso al final siempre beneficia a quienes tienen la voluntad de tergiversar y alargar inútilmente una situación que lo único que puede hacer es pudrirse y cronificarse y no llegar a ningún lugar.
En esencia, estamos hablando de ir a votar. En el punto en el que nos encontramos, creo que la única manera de conocer la opinión de la sociedad catalana pasa por el referéndum. Hay un 70% de los catalanes que está a favor simplemente de ir a votar, y eso no se comenta. Puede salir que sí o que no. Deberíamos plantearnos por qué, si está tan claro que va a salir que no, algunos no quieren saber el resultado.
¿Está claro que ganaría el ‘no’?
No, yo tengo todas las dudas. Realmente no se sabe lo que va a pasar, pero el referéndum es necesario por eso mismo. Necesitamos saber en qué punto nos encontramos, porque si no llegaremos a un extremo en el que el problema va a continuar. Lo único que se va a hacer es aumentar cada día esa relación enfermiza que hay, que se acabará cronificando, perdurando en el tiempo. No sabemos muy bien qué va a ocurrir a continuación, por eso hay que ver, analizar y tener datos reales y fiables encima de la mesa y a partir de ahí saber cómo se puede avanzar. Evidentemente está la cuestión de la legalidad, pero creo que es una manera de huir de la realidad por parte del Gobierno español, porque cuando les ha interesado se ha hecho un cambio exprés de la Constitución. Por otro lado, está el menosprecio que se respira en el ambiente en general del resto del Estado hacia Cataluña y a todo lo que suena a catalán. Y eso, evidentemente, no ayuda a resolver el problema.
¿Es el 1-O la mejor forma de abordarlo?
Ahí está la cuestión de las garantías, pero es que volvemos a lo mismo, en este sentido siempre estamos dando las mismas vueltas. Si las garantías las tiene que dar el Estado difícilmente se va a convocar. Exactamente no sé qué espera el Gobierno que pase al día siguiente del 1-O en el caso de que impidan la celebración. ¿Esperan que todo se olvide y que todo siga como si no hubiera pasado nada? Es que pienso que más tarde o más temprano, con o sin garantías, se tiene que solucionar de alguna manera. Pero tiene que ser la gente votando la que tiene que decir qué piensa de la cuestión. Es someter la voluntad de un alto porcentaje de ciudadanos a la decisión del Estado de decidir que la cuestión es inamovible e inmutable y que eso tiene que perdurar.
¿Pero ve que es un buen momento la convocatoria del 1-O o hay todavía tiempo para dialogar?
Creo que quienes lo han convocado lo han meditado mucho. Y hablar o dialogar más… Es que el diálogo no ha existido nunca. Sería volver al punto de partida previo al Estatuto y está claro que desde Cataluña no van a entrar otra vez en ese juego. Creo que es una situación mala para todos, que se alarga demasiado en el tiempo. Para todos, tanto para quienes están a favor como para quienes están en contra. Cuando se toman decisiones de esa envergadura, porque son decisiones que suponen un riesgo importante para la gente que las lleva hacia delante. ¿Cómo se tienen que enfocar? Cuando se entra en ese juego, se tiene que ser firme. Solo hace falta ver todo lo que pasa alrededor del proceso, la manipulación, las presiones… Si no se soluciona, el problema será cada vez más grande y complicado. Y había que decidir un momento para convocarlo antes de que el conflicto y la tensión se hicieran más insoportables. Hay que saber hacia dónde quieren ir los ciudadanos.
¿Cómo cree que debería plantearse el referéndum?
Lo ideal y lo deseable sería que se llevara a cabo de manera legal, con todas las garantías, y que el resultado fuera vinculante. Pero la negativa del Estado a poner todos los mecanismos necesarios para que esto sea así y el intento de impedir la celebración por todos los medios a su alcance va a hacer imposible que se plantee de esta manera. En este escenario, con una herida tan profunda, pase lo que pase el 1-O, el día después o semanas después o meses después, el Estado tendrá que pactar alguna propuesta con las fuerzas independentistas para dar una solución a la demanda social existente en Cataluña. En caso contrario, nos encontraremos en la misma situación otra vez y puede que indefinidamente. Y no creo que eso sea lo mejor para nadie.
¿Pero ve perspectiva de algún tipo de entendimiento o acercamiento?
¿En qué dirección? Hacia atrás no puede ser. El menosprecio por todo lo que es catalán y lo que suena a catalán es muy grave y evidente. Sin el respeto y la valoración de las otras culturas que forman parte del Estado es muy difícil. Así solo se puede llegar a un callejón sin salida. Para ver hacia dónde queremos ir es necesario cambiar los marcos legales necesarios para que se pueda consultar y conocer la voluntad de los ciudadanos directamente.
¿Y deberían votar todos los españoles?
Creo que eso es una falacia. No. De todas formas, el resultado de una votación en la que pudieran participar todos los españoles tampoco está tan claro, puede que nos sorprendiera más de lo que ahora creemos. Pero creo que no toca, los que tienen que decidir son los catalanes. A partir de la consulta, ya se verá si es vinculante o no, dependiendo del resultado, de los porcentajes de participación… A partir de ahí ya pasarán otras cosas. Primero hay que ver qué ocurre ese día.
«Lo ideal y lo deseable sería que se llevara a cabo de manera legal, con todas las garantías, y que el resultado fuera vinculante. Pero la negativa del Estado a poner todos los mecanismos necesarios para que esto sea así y el intento de impedir la celebración por todos los medios a su alcance va a hacer imposible que se plantee de esta manera.»
El estado se ha negado porque para llevarlo a cabo de manera legal, con todas las garantías, y que el resultado fuera vinculante hay que modificar la constitución antes.
No que va, el referendum de independencia no es una tozudez de Puigdemont ni una frivolidad de los radicales de la CUP.
Los de la CUP no son radicales de extrema izquierda.
Esta señora vive en un estado imaginario porque en el real desde luego que no.
Y lo que dice al final «¿Y deberían votar todos los españoles? Creo que eso es una falacia. No.» muy democrático, ahora resulta que solo los catalanes pueden decidir que modelo de España tenemos y que el voto del resto de españoles es una falacia.
El Régimen borbónico del 78 se pertrecha en el unionismo para salavaguardar sus intereses de clase.
http://insurgente.org/el-regimen-borbonico-del-78-se-pertrecha-en-el-unionismo-para-salavaguardar-sus-intereses-de-clase/
Y el régimen de los Pujol en la sombra en que se pertrecha?? en robar dinero??? en el 3%???? en Andorra?????
Por cierto, es gracioso ver como se ha impuesto un relato durante la época de crisis sobre el derecho a decidir, pero a decidir si se fractura España a través de la independencia de Cataluña…¿no hubiera sido mucho más fructífero enfocarlo en el derecho a decir sobre si pagábamos el rescate bancario o a decidir sobre qué hacer con los políticos corruptos?.
Divide et impera
Que pena, un gran país como es España, diverso, plural, que ha dejado un importante legado en la historia universal; y los nacionalistas, de uno y otro lado, de tanto estirar el chicle para tapar sus vergüenzas, de agitar banderas para caldear a las masas, se lo van a cargar.
Y sobre todo, se te olvida, envidia del mundo.
Una democracia «asentada» sobre cientos de miles de desaparecidos de la dictadura franquista.
Después de Camboya el segundo país del mundo con mayor número de desaparecidos.
Ay, que seguimos en el francofascismo todavía y no nos enteramos.
Para ti hubiese sido mejor que la democracia actual saliese de otra guerra? los muertos están ya muertos y eso no se puede arreglar, que les entierren dignamente y sigamos viviendo en democracia. Franco ya ha muerto y España no es un fascismo como lo fue la alemania nazi donde ni el parlamento funcionaba.