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El espionaje de Marruecos soborna a policías franceses de la lucha antiterrorista

Marruecos 'compró' a agentes de la policía francesa para obtener documentos de alto secreto sobre personas investigadas por sus nexos con el yihadismo, según desvela 'Libération'.

Estado de emergencia en Francia tras los atentados terroristas en París en 2015.

El Gobierno de Marruecos compró la voluntad de agentes de la policía francesa para obtener ficheros S, calificados de alto secreto y que contienen información confidencial y sensible principalmente sobre personas bajo investigación por su posible relación con el yihadismo y el espionaje extranjero, según desveló en exclusiva el diario Libération.

Las autoridades galas han confirmado que llevan meses investigando este asunto, con la atención puesta sobre Charles D., capitán de policía desde 2014 en el Aeropuerto de Orly, el segundo más grande de París, que se sospecha suministró entre 100 y 200 de estos ficheros de alto secreto a un agente marroquí, de forma ilegal y a cambio de dinero en efectivo y viajes de lujo a Marruecos y Angola con todos los gastos pagados. Este agente, de 59 años, estaba al frente de un equipo de siete policías de fronteras dedicados a la lucha antiterrorista y la vigilancia del aeropuerto. De momento el gobierno marroquí no se ha pronunciado al respecto.

Portada del diario francés Libèration, 5 de septiembre de 2017.Un tribunal de Cretéil (municipio de la región parisina) mantiene bajo arresto al agente desde el pasado 31 de mayo, acusado de corrupción y violación del secreto profesional, así como a Driss A., un empresario de origen marroquí que supuestamente ejerció de intermediario entre el policía y el agente secreto de Marruecos. Según explica Libération, Driss A. ocupa un cargo directivo en la empresa de vigilancia privada ICTS, responsable de la seguridad del aeropuerto de Orly. La instrucción del caso revela que el agente Charles D., de origen congoleño, ya había tenido problemas al frente de una división de inmigración y seguía las órdenes del empresario Driss A., a quien llamaba «señor director». El gran volumen de llamadas telefónicas entre el policía y el empresario al servicio del servicio secreto marroquí da cuenta de la estrecha relación entre ambos.

El agente secreto marroquí que completa la ecuación es Mohamed B., sospechoso de ser el receptor de los documentos secretos que Charles D. facilitaba a Driss A. «Empecé a hacerlo tras los eventos del Bataclan. Le doy una media de dos o tres [ficheros S] cada semana», reconoció el policía detenido a los investigadores, según la instrucción del caso a la que tuvo acceso Libération. Charles D. reconoció los cargos que le imputan y explicó que lo hacía para que las autoridades marroquíes pudieran vigilar a sospechosos yihadistas a su regreso a Marruecos. A la pregunta de por qué Marruecos no solicitaba esa información por canales oficiales y legales, el agente de policía respondió que «no había confianza porque había tensiones entre Francia y Marruecos».

El abogado de Charles D., Blandine Russo, utilizó los atentados de Barcelona para argumentar a favor del agente de policía. «Los atentados en España fueron cometidos por marroquíes, lo que prueba la importancia de la cooperación con los secvicios secretos del Reino [de Marruecos]», explicó el letrado. La policía francesa investiga también ingresos en efectivo y sin declarar, entre ellos uno de 10.000 euros, en la cuenta bancaria del agente Charles D.

Los investigadores pudieron saber que esta filtración de documentos al espionaje marroquí comenzó en 2015 y no se limitó a ficheros S relativos de personas relacionadas con el islamismo radical. Entre los papeles hallados en casa de Driss A. había información sobre altos cargos argelinos, incluidos dos ministros, así como documentos de la embajada argelina.

Este no es el único encontronazo entre los servicios secretos de Marruecos y las autoridades francesas. En febrero de 2014 la Justicia gala ordenó detener a Abdelatif Hamouchi, jefe de la Dirección General de Supervisión del Territorio (DGST, servicio secreto marroquí), acusado de torturar a dos marroquíes y un saharaui en territorio francés. Hamouchi se encontraba en la embajada de Marruecos en París, pero logró huir en un episodio digno de película de acción. El rey de Marruecos, Mohamed VI, se tomó el episodio como una afrenta personal y, ante la negativa del entonces presidente François Hollande de intervenir ante los jueces en favor de Hamouchi, decidió cortar toda la cooperación judicial y en materia de espionaje con las autoridades galas.

Un año después, en enero de 2015, un grupo de yihadistas atentó contra la redacción del semanario Charlie Hebdo. Tras ese ataque, Hollande decidió normalizar a toda costa el intercambio de información antiterrorista de Francia con Marruecos. Para ello, concedió a Hamouchi la medalla de Oficial de la Legión de Honor, la máxima condecoración de la República francesa.

Durante el año en que Marruecos se negó a cooperar con Francia en la lucha antiterrorista tras el episodio de Hamouchi, el Ministerio del Interior español concedió a Hamouchi la Cruz honorífica al Mérito de la Policía.

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