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Los bolardos no curan el odio ni luchan contra el terrorismo
"Yo me quedo con el ser humano. Y con la capacidad y la altura moral de unos padres que acaban de perder a su hijo de tres años y se funden en un abrazo con el imán de Rubí", escribe André Abeledo.
ANDRÉ ABELEDO // Estoy convencido de que la solución al terrorismo no pasa por poner bolardos. Ni tampoco la darán los que lo utilizan como arma arrojadiza para atacar al oponente político. Yo me quedo con el ser humano. Y con la capacidad y la altura moral de unos padres que acaban de perder a su hijo de tres años y se funden en un abrazo con el imán de Rubí, con un musulmán.
Me quedo con las lágrimas de esas tres personas y con su abrazo fraterno y solidario. Son ellos los que nos dan una lección, los que nos marcan el camino en la lucha contra el terrorismo islámico, solidaridad, integración y convivencia contra el odio y la sinrazón de los integristas y los intolerantes. Tampoco podemos permitir que estos actos terroristas propaguen el odio y la xenofobia, ya que es precisamente lo que desean los terroristas.
Quieren traer la guerra a Europa. Necesitan exportar el conflicto fuera de las fronteras del Estado Islámico, pues están perdiendo la guerra sobre el terreno en Siria e Iraq. Lo que tendría que replantearse Europa es cuál debe ser nuestra relación con los países que financian y apoyan el terrorismo. No puede ser que por un lado lo estemos combatiendo y por otro lado seamos amigos y socios de estos países.
*André Abeledo Fernández es concejal de Esquerda unida de Narón, militante comunista y sindicalista organizado en la CIG.