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SOS en Manoteras: nos quieren desahuciar

"En nuestro barrio no tenemos biblioteca ni centro cultural. Todo se ha conseguido gracias al movimiento vecinal, como el metro, el centro de salud o la rehabilitación de edificios...", escribe Laura G. Morgan.

Una actividad de la Asociación Vecinal de Manoteras.

LAURA G. MORGAN*// Manoteras, nuestro barrio, es un lugar dejado de la mano por las instituciones. No tenemos biblioteca ni centro cultural. Ni lugares de ocio o sitios donde poder reunirnos o festejar, más que los que creamos o construimos nosotros mismos. No tenemos un salón de actos donde poder actuar, dar conferencias o realizar cine fórums. Todas las cosas que hacemos, porque de hecho las hacemos, y todas las pequeñas cosas que tenemos, se han conseguido gracias al movimiento vecinal, como es el caso del metro, el centro de salud, la rehabilitación de algunos edificios, etc. etc. Y hoy, en estos precisos momentos, ese movimiento vecinal se encuentra nuevamente en precario, ya que nos quieren quitar el único local del barrio con que contamos, el único espacio del que podemos disponer gracias a nuestro esfuerzo.

En el año 1997 había un local abandonado, propiedad del entonces IVIMA, organismo dependiente de la Comunidad de Madrid, en la planta baja de un edificio de viviendas. Se encontraba en condiciones de ruina, con fogatas en las salas, suelos arrancados y basura acumulada. Y era utilizado como lugar de reunión por un grupo de drogadictos que acudía allí para ponerse su dosis diaria. Los vecinos –que, por supuesto, no percibían por parte del IVIMA cantidad alguna como aporte a la Comunidad de propietarios– estaban hartos de la situación.

La Asociación Vecinal de Manoteras ocupó el local. Y a lo largo de los años se ha encargado de adecentarlo y mantenerlo en las mejores condiciones (el verano pasado, sin ir más lejos, se hizo una nueva reforma), dotándolo de la infraestructura básica: luz, agua y calefacción, y permaneciendo al día de las cuotas de comunidad. Todo con objeto de proporcionar una cobertura cultural, lúdica y social al barrio, que ningún organismo oficial ha sido capaz (o ha querido) proporcionar.

Pero a partir de 2008 el IVIMA «recordó» que tenía un local vacío y ahora rehabilitado al que podía intentar sacar rendimiento. Y empezó el acoso. Y digo acoso porque si hubieran tenido verdadero interés en compatibilizar su deseo de enriquecerse con nuestra labor y nuestras necesidades no se habrían empeñado en exigir un alquiler impagable que ninguna asociación como la nuestra podría afrontar. Nada menos que unos mil doscientos euros al mes. No creo que haya que insistir en la cifra. Solo decir que supondría casi el presupuesto íntegro de la asociación.

Ahora, llegados a 2017, es la Agencia de la Vivienda Social ¡Social! –como heredera del IVIMA– quien nos reclama una deuda acumulada desde finales de 2012, en concepto de alquiler atrasado, que asciende a algo más de 68.000 euros. Y nos dice que si no pagamos iniciarán un proceso judicial que acabará, muy posiblemente, en desahucio.

Somos, desde luego, un barrio activo. Y podemos serlo, en buena parte, porque disponemos de una casa madre desde la que organizar el movimiento vecinal y trabajar, día a día, por crear tejido social. Bajo el lema «Omnia sunt communia» (Todo es de todos) se ha creado una red de participación inigualable en Manoteras, que ha recibido recientemente el premio Borja Valcárcel a la participación ciudadana, y que está generando un proyecto pionero sobre el parque El Encuentro, concebido por los vecinos a imagen y semejanza de sus aspiraciones y necesidades, que el Ayuntamiento se ha propuesto materializar hasta llevar a feliz término.

Actualmente tenemos en La Soci, nuestra casa, diversas actividades que ofrecemos al barrio: pilates, pintura, taller de literatura, grupo de fotografía, yoga, flamenco… Y el local es lugar de reunión para colectivos de utilidad social tales como la OFIAM, el Grupo Scout Pinar, la asociación Dcyde, el colectivo Niñas de Colores, la Tienda Gratis, el BOSA o el grupo de Psicología solidaria. Ofrecemos cine fórum, conferencias, fiestas literarias como El Día de los Libros Vivientes, presentaciones de libros y coloquios. Y somos el campamento base para colectivos como el Huerto Comunitario –y su festival de Las Noches del Huerto– o eventos como el Aragofest, el Manotas Dub Barrio o las propias Fiestas Vecinales.

Si nos quitan todo esto, si nos quedamos sin local, habrán ganado una vez más en su lucha por desarticularnos; por acabar, en otro barrio, con las posibilidades de la gente de unirse y lograr una vida mejor con su decisión y su empeño.

* Laura G. Morgan es la presidenta de la Asociación Vecinal de Manoteras. 

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