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Sindicatos de inquilinos contra la burbuja del alquiler
Vecinos de Madrid y Barcelona crean nuevas plataformas sindicales por la defensa del derecho a la vivienda "y un alquiler asequible, estable, seguro y digno".
El precio del alquiler se encarece. Madrid y Barcelona alcanzaron máximos históricos en 2016 y en los últimos meses se ha registrado la mayor subida trimestral de los últimos diez años. Aunque no existen cifras oficiales, el portal Fotocasa, en su último índice inmobiliario, sitúa el precio medio de la vivienda en alquiler en España en 7,93 euros/m2, lo que supone un incremento de casi el 6% durante el primer trimestre de 2017.
Según Beatriz Toribio, responsable de estudios de Fotocasa, «los precios de los alquileres están subiendo con fuerza porque la demanda es muy superior a la oferta, sobre todo en las zonas con una mayor actividad económica, turística y demográfica». Y añade: «Mes a mes vemos cómo en comunidades como Cataluña, Madrid o Baleares la distancia con respecto a los precios máximos alcanzados en 2007 y 2008 se acorta y, en algunas ciudades de estas zonas, el precio del metro cuadrado ya ha alcanzado los máximos previos a las crisis, como en Barcelona».
Precisamente un grupo de vecinos de la capital catalana acaba de crear el Sindicat de Llogaters
—Sindicato de Inquilinos—, «por la defensa del derecho a la vivienda y un alquiler asequible, estable, seguro y digno». El nuevo sindicato se presenta este viernes.
«Vivimos una situación de gran precariedad como inquilinos: los precios suben y se genera una desproporción entre estos y los ingresos», explica Irene Sabaté, una de sus portavoces. Esta situación ha traído consigo la expulsión de vecinos y vecinas de sus pisos e incluso del barrio en el que vivían. Una realidad indisociable de los procesos de gentrificación y turistificación que tienen lugar en la ciudad.
«El turismo desempeña un papel importante en este sentido. El hecho de que sea más lucrativo alquilar una vivienda a turistas que hacerlo a personas que pretenden establecer su vida en la ciudad es un acicate para el alza de los precios. Los turistas ya no solo provocan molestias en la convivencia, sino que presionan sobre el mercado de manera muy clara y esto va más allá de los barrios céntricos. El fenómeno se extiende hacia la periferia y el área metropolitana. Lo vemos en municipios como L’Hospitalet de Llobregat y Badalona», matiza Sabaté.
La duración de los contratos de alquiler —la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos de 2013 establece que los sean de tres años con prórrogas anuales— es otro de los problemas que identifican desde el Sindicat de Llogaters. Esta cuestión «impide que los inquilinos podamos desarrollar proyectos de futuro y planes estables de vida», lamenta Sabaté. Desde la organización, reclaman la derogación de este marco legal y piden que se permitan contratos que sean más duraderos en el tiempo. Asimismo, denuncian que las condiciones de las viviendas en alquiler son «mejorables». «No hay una definición clara de la responsabilidad de los propietarios sobre el mantenimiento y la mejora de las viviendas», explican.
Además, los vecinos advierten del «acoso inmobiliario que practican algunos inversores que compran edificios en Barcelona y que provocan un deterioro deliberado de las condiciones del inmueble para forzar la salida de los inquilinos y su sustitución por inquilinos más pudientes o compradores futuros».
La semilla de un Sindicato de Inquilinos en Madrid
La situación es similar en Madrid, donde el precio del alquiler ha crecido un 15,6% en el último año, según un informe elaborado por Idealista. Esta «segunda burbuja inmobiliaria», en palabras de José, uno de los portavoces del Sindicato de Inquilinos e Inquilinas que se está gestando en Madrid, es el principal motivo que ha llevado a los vecinos a asociarse para hacer frente a la «expulsión» de sus casas y barrios.
La presentación de este proyecto tendrá lugar este viernes en el Espacio Vecinal de Arganzuela. Los promotores del sindicato pretenden ofrecer servicios de asesoría jurídica en temas de vivienda, servir como interlocutores con los agentes políticos que legislan sobre el alquiler y hacerles llegar la realidad de los inquilinos de la ciudad.
«Nos inspiramos en el proceso que está teniendo lugar en Barcelona, en la PAH y también tenemos referentes a nivel europeo, por ejemplo en Inglaterra y Alemania, donde los sindicatos de inquilinos están consolidados», explican.
A nivel estatal, vecinos y vecinas de Gran Canaria ya dieron el paso de formar un sindicato de inquilinos el pasado mes de enero, motivados por «la falta de medidas destinadas a paliar la situación de indefensión de los inquilinos y quienes viven en precario y la ausencia de una estrategia a largo plazo y suponga un cambio de paradigma».