Opinión

¿Por qué seguimos aquí? Taburete, ‘indie’ y los pijos de clase

"La música no es impermeable al capitalismo. Resulta que, en el mundo de la música 'independiente' hay dos maneras de entrar en la rueda: trabajar mucho o pagar".

Vale, admito que la polémica de la que voy a hablar está -quizás- ya “pasada de moda” en términos de actualidad. Pero, por favor, díganme ustedes si, alguna vez en su vida de lectores, vieron un titular como el que nos ocupa: “Así son los fans de Taburete”. Unido a una galería fotográfica en la que lo más granado del pijerío adolescente nos saludaba con jerseys al hombro y polos de Ralph Lauren. ¿Se imaginan ustedes cualquier galería fotográfica con este encabezado? “Así son los fans de Bisbal”. “Así son los fans de Vetusta Morla”. El titular, claramente despectivo en su objetividad (“Así son”) llamaba a la risa de los lectores: “jo-jo-jo, mírales, qué pijos de mierda, jo-jo-jo”. Cuando la triste realidad es que no nos da risa. La realidad es que nos jode.

Para aquellos que no conozcan de qué va “la movida” de Taburete, aquí una breve explicación: Taburete es la banda de apariencia indie del ínclito hijo de Bárcenas (el extesorero del PP). Además, es un grupo que no ha sonado ni suena en ninguna radio comercial, que no ha aparecido ni aparece en ninguna revista de música y que, las pocas entrevistas que ha concedido (porque parece que no son muy amigos de la prensa) se han enfocado más en el parentesco familiar del primogénito con su padre en lugar de su música. Pese a todo, recientemente colgaron el cartel de “todo vendido” en el Palacio de los Deportes, aparentemente (parece que en esta familia todo ha de ser prefijado con el “presuntamente”) gracias a una -carísima- estrategia de marketing y promoción basada en el big data.

Y nos jode. Claro que nos jode. Igual que nos jodía en el instituto pasarnos horas y horas trabajando mientras estudiamos para pagarnos una motillo y ver, al día siguiente, que el pijo de clase se había comprado otra mil veces mejor que la nuestra con el dinero de su padre. Como nos jodía en la Universidad ver que nos quedamos sin beca, pero el pijo de clase la consigue porque su padre no declara a Hacienda todo lo que gana, y “resulta” que, para el sistema, él era más pobre que nosotros. Nos jode, siempre nos jode, que bajo el argumento de la meritocracia que tanto gusta de esgrimir a los conservadores (esos que abogan por eliminar becas, limitar la indemnización por despido, contratar a becarios en lugar de a trabajadores), se esconde la trampa del capitalismo: da igual todo lo que trabajes, siempre habrá alguien que llegue más lejos que tú, solamente porque tiene más dinero. La casta. Esas cosas.

La música, ese mundo de apariencia colorida, divertida y cool, no es impermeable al capitalismo. Resulta que, en el mundo de la música “independiente” hay dos maneras de entrar en la rueda: trabajar mucho, intentar llegar lejos a base de horas de ensayo, recopilando público que te siga y pague incluso los conciertos en los lugares más infectos de la ciudad o… pagar. Pagar por un equipo de management, un equipo de comunicación, un productor de prestigio, una edición en vinilo, pagarte un nombre. Y “tadáa”. De repente, tocar en los festivales donde tu agencia de management “tiene mano”, ser entrevistado por la prensa especializada que tu equipo de comunicación tiene convenientemente indexada, aparecer en Premios de Música Independiente en flamantes teatros (a 12 euros la entrada para los profanos que quieran sentirse parte del moderneo por un día). Y, por supuesto, pagar el local de ensayo, porque ni siquiera el dinero puede conseguir que tengas un talento con el cual no has nacido.

Taburete se ha saltado ambos caminos. Tienen más dinero. En un mundo en el que todo se puede comprar, incluso la “autenticidad”, la pregunta que nos hacemos todos los que hemos decidido vivir al margen del sistema es… ¿Por qué seguimos aquí? Porque nos jode, sí. Pero no lo suficiente para dejarlo. Por no darles el gusto a los pijos de clase. Porque la motillo que hemos comprado con el sudor de nuestra frente no corre tanto como la del pijo de clase, pero nos lleva a donde nosotros queremos. A lugares que el dinero no puede comprar. (Todavía).

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Comentarios
  1. Pues si os dejárais de prejuicios e ideologizaciones culturetas varias, os daríais cuenta algunos «críticos» que dinero, dinero (como decía Obús), no es algo tan ajeno a músicos muy «auténticos».
    Robe Iniesta, cuando con Extremoduro empezó a vender mogollón de discos a masas pijas adineradas (son los primeros que consumen música dura y letras transgresoras para sacudirse el estigma de niños acomodaticios), a exigir exclusividad con pago previo por caja, a llenar estadios como un ídolo, a hablar en tercer persona, y a recoger la medallita de la Junta de Extremadura, no dudó en iniciar su faraónico proyecto empresarial. Como todos.
    No tiene más mérito crecer a golpe de coros de borracheras de estudiantes de Farmacia de colegio mayor, como Extremoduro, que luchar contra toda una prensa musical que no te saca porque tu familia no les gusta, como Taburete.
    Es vergonzoso que revistas de música muy alternativas y que contemplan todos los géneros veten a Taburete, cuya calidad musical está muy, muy por encima de un panorama musical español mediocre, politizado, asentado en la comodidad y en el estancamiento. Si se mirara su valía musical y su trabajo otro gallo cantaría.
    Os dan rabia porque son buenos y tienen éxito a pesar de vuestra censura. Sólo habláis de ellos para criticarlos. La lástima es que yo, como muchos, los descubrí casualmente esperando no encontrar nada que mereciera la pena, y son geniales.
    Herederos de una época donde se innovaba y se arriesgaba, se huía de etiquetas y se progresaba con cada canción. Son una puta maravilla.
    Y a quien no le gusten porque no les rían las gracias de los medios oficiales, que no los escuchen. Que busquen la pretenciosa «marginalidad» de Robe Iniesta o similares.

  2. Pues para ser experta en música, poco has hablado de música. Supongo que eres politóloga o algo y se han equivocado.

  3. No tengo ni idea de si ha influido el dinero en ellos o no, puede que este artículo tenga la razón, pero, de todas formas, su single «Sirenas» sigue siendo un temazo y en este artículo eso no se menciona.

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