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Arturo Fernández, el filántropo de Esperanza Aguirre
Expresidente de la patronal madrileña y expresidenta de la Comunidad de Madrid, un binomio muy productivo para ambos durante años.
MADRID// Arturo Fernández quiso devolver algo a la sociedad que tanto le había dado. Por eso donó puntualmente al PP de Madrid de su amiga Esperanza Aguirre hasta 60.000 euros a través de Fundescam, la fundación del partido conservador que también presidía la marquesa. Las donaciones se hacían antes de los periodos electorales y al partido que gobernaba y que luego le otorgaba las concesiones de los restaurantes de la Asamblea de Madrid, según informó el diario El Mundo. Pura filantropía.
Expresidente de la patronal madrileña y exvicepresidente de CEOE. Procesado por las tarjetas black de Bankia. Moroso de Hacienda. Debe al fisco 3.334.033 de euros por el Grupo Cantoblanco S.L, y 2.019.071 por Arturo Servicios Generales. Asiduo siestero en el chalé de El Viso del pequeño Nicolás y pagador en negro de parte de las nóminas de sus trabajadores. Un perfecto ejemplo del empresariado cercano al liberalismo cañí de Esperanza Aguirre.
Las dádivas de Arturo Fernández a la que es amiga de su infancia desde que estudiaron juntos en el Instituto Británico proporcionaban sus frutos. Como que la Telemadrid del jefe de prensa de la lideresa te haga un publirreportaje. Gracias a la loa de la cadena pública pudimos conocer al dueño del Grupo Cantoblanco. Un hombre hecho a sí mismo, un espécimen de manual del empresariado liberal del que se rodeó la admiradora de Margaret Thatcher. Su imperio lo heredó de su abuelo, Arturo Fernández Iglesias, quien creó el primer club de tiro de España y fundó la Federación de Tiro en el año 1920 llegando a ser el armero del rey Alfonso XIII, según narran las propias páginas de la empresa. Un hombre de olfato el abuelo, porque llegó a encontrar un autorretrato de Tiziano en el rastro de Madrid, uno de los dos únicos que se conservan, y que vendió a la Gemäldegalerie de Berlín.
Tenía más de 100 coches cuando le realizaron el book audiovisual en Telemadrid. El primero, un jaguar, se lo compró con 18 años en 1963. Pero, como declaró, no le ayudó nadie a comprarlo porque lleva trabajando desde los 17 años. Un año de trabajo en los años 60 y le dio para comprarse un jaguar. Todo un emprendedor hecho a sí mismo. El empresario acabó Económicas en 12 años. Es sin duda uno de los estudiantes de la clase obrera que viven en la Universidad a base de becas de las que tanto habla el sector liberal español. Es por esta labor incansable por la que Eduardo Zaplana le otorgó la medalla del mérito al trabajo en el año 2002.
Arturo Fernández no se ha considerado nunca millonario, tan solo “rico en amigos”. Y una de ellas, la más cercana y que tantas alegrías le ha dado, es Esperanza Aguirre. La cercanía a la presidenta era propicia para que pudiera hacer sus negocios, él y el resto de empresarios. No tenían reparos en explotar cualquier sector. Una de las joyas de la corona que Aguirre quiso privatizar era la sanidad, algo que no consiguió por la contestación social y las movilizaciones. Arturo Fernández participaba de ese pastel. En el año 2008, en una reunión con el entonces consejero de Sanidad, Juan José Güemes, se mostró “muy satisfecho” por la intención privatizadora del ejecutivo de Aguirre: «Los empresarios podremos participar en los nuevos hospitales, que serán desarrollados siguiendo el modelo Alzira”. No se puede decir que lo ocultaran.
Esperanza Aguirre dirá que es solo otra de esas ranas, que ya van pareciéndose a la plaga de sapos que asoló Australia, pero batracios que aportaban 60.000 euros por cabeza para que acudiera dopada a las elecciones y así saliera victoriosa.