Sociedad

Catalina Ruiz-Navarro: “Es hora de que los hombres existan de una manera discreta”

La filósofa y artista plástica conocida en Twitter como @catalinapordios ha participado en un taller sobre cómo los medios narran las violencias contra las mujeres, organizado por Oxfam Intermón en el XVIII Congreso de Periodismo Digital de Huesca.

Entrevistar a la feminista caribe-colombiana Catalina Ruiz-Navarro es como escuchar una canción de rock a todo volumen. Te sacude, te emociona y, lo que es más importante, sigue sonando en tu cabeza durante mucho tiempo. Filósofa y artista plástica, escribe un blog,  colabora en medios como El Espectador, Vice o Univisión y es cofundadora de (E)stereotipas, una plataforma digital “de feminismo pop latinoamericano”. Estuvo en España para participar en un taller sobre cómo los medios narran las violencias contra las mujeres, dirigido por Magda Bandera, directora de La Marea, y organizado por Oxfam Intermón en el XVIII Congreso de Periodismo Digital de Huesca.

¿Por qué las mujeres columnistas son minoría?

Las secciones de opinión están ocupadas por hombres, blancos, cisgénero y peliblancos. Los medios no se han dado cuenta que es importante que las mujeres opinen, ya no digamos las personas indígenas o afrocolombianas. Además, crecimos con el mito de que Eva, y cuando opinamos no confían en lo que decimos, no les parece relevante o les parece superficial.

¿Por qué es tan importante incluir más voces femeninas?

Si solo escuchamos a los hombres contar el mundo no estamos viendo el mundo completo. Es importante incluir la experiencia de las mujeres. Pero también que no solo aparezcamos como víctimas, o en bikini. Y que haya más directoras, más permisos de paternidad, más salas de lactancia.

¿Twitter o YouTube han abierto nuevas posibilidades para que las mujeres puedan opinar?

En mi caso fue así. Jamás hubiera podido escribir en un medio tradicional si no hubiera sido porque abrí un blog y una cuenta de Twitter, y la gente empezó a leerme. Las redes sociales son perversas, y especialmente hostiles para las feministas, pero te permiten crear redes muy potentes e incidir en los medios. Hasta hace poco decir ‘feminismo’ era absolutamente tabú. Hoy, un montón de gente lo apoya.

¿Qué alcance tienen las redes sociales?

Desde (E)stereotipas, que llevo con Estefanía Vela, hemos conseguido muchas cosas. Por ejemplo, hicimos un vídeo explicando qué era “mansplicar”, que es cuando los hombres te explican cosas que ya sabes de forma condescendiente. Recuerdo especialmente un tuit que decía: “Estaba peleando con mi novio hasta que vio el vídeo y entendió lo que me molestaba tanto”. Parece una tontería, pero ahora esta chica tiene una herramienta para afirmarse frente a los hombres. Esto ya es un cambio.

La campaña #MiPrimerAcoso es otro ejemplo del poder de las redes.

El día antes de la marcha del 24 de abril contra la violencia hacia las mujeres en México propusimos a las mujeres que contaran la primera vez que habían sido acosadas. Una hora después teníamos 420 tuits por minuto de mujeres de toda Latinoamérica contando su experiencia. Fue muy empoderador porque nos dimos cuenta de que el acoso no era una fría estadística sino algo transversal, estructural, sistemático y común, ¡desde los siete años!, porque esa era la edad promedio. Pero creo que la razón por la que se hizo viral fue que cada historia que se contaba daba herramientas a otras mujeres para reconocer el acoso en sus vidas. Y la primera forma de prevenir o combatir el acoso es que lo veas.

¿Tiene que ser amable el feminismo?

Por muy cuidadosa que seas, si hablas de feminismo, te van a atacar. Porque el feminismo es disruptivo, es una revolución de poder, y es normal que le tengan miedo. Las feministas tenemos que volver a rugir, siendo totalmente irreverentes y sin estar pidiendo disculpas a nadie. 

¿Haters y trolls acosan especialmente a las mujeres que logran convertirse en referentes?

Yo tengo una relación muy intensa con mis trolls porque llevo más de ocho años escribiendo públicamente y desde el primer día me llaman puta y buscan a mi familia para insultarla. Al principio, desde la escuela liberal me dijeron que eso era buena señal, que debía tener la piel gruesa. Y me lo creí. Hasta que en una troleada muy intensa, me bajé ocho kilos y se me cayó el pelo. Entonces me di cuenta que a las mujeres no las trolean como a los hombres. Si soy puta, frígida, fea, bonita… son cuadros de acoso dirigidos a las mujeres que hablan en público, y especialmente a las feministas.

¿Por qué se ensañan más con las mujeres?

Se supone que las mujeres tenemos que estar confinadas en la esfera de lo privado. Si hablamos en público, tiene que ser sobre lo privado: ropa, decoración, cocina. Si además hablas de feminismo estás cometiendo otra transgresión: estás incitando a otras mujeres a rebelarse. Y eso está tremendamente castigado. La misoginia en internet es tan fuerte que todas nos lo pensamos dos veces antes de subir una foto en bikini. Empezamos a autocensurarnos y a no habitar internet, un territorio en el que debemos resistir.   

Creo que la gente no es consciente del daño que hacen estas agresiones.

La misoginia en internet es como la que hay en la calle, con unas formas distintas y más perversas. Para empezar, el odio entra en tu alcoba y lo hace a través de tu teléfono, que es casi tan íntimo como el cepillo de dientes. Por otro lado, los trolls y los haters no te ven la cara y no tienen la chance de empatizar contigo. Además, todo queda grabado. Esto causa daños muy fuertes. La gente no le pone atención porque creen que las agresiones tienen que ser físicas, pero también son emocionales.

A menudo se habla de los asesinatos machistas, pero no se cuenta por qué el machismo mata, las otras violencias que sufrimos. Por ejemplo, vosotras criticáis los estereotipos. ¿Cuáles son los más difíciles de combatir?

Cada mujer carga con un estigma dependiendo de su cuerpo y su estilo. No importa si eres flaca, bajita o morena, no hay forma buena de ser mujer para el patriarcado y eso hace que muchas mujeres no se sientan cómodas con su cuerpo. De todas formas, creo que el estereotipo más amenazante y efectivo es el que dice que si eres feminista vas a quedarte sola. Parece una amenaza superficial, pero no lo es porque todo el mundo necesita que lo quieran. Esto ha hecho que muchas mujeres se desmarquen del feminismo. Pero te garantizo que puedes tener feminismo y amor, y además amor del bueno porque es en igualdad de condiciones.

¿Cómo reaccionan los hombres cuando intentáis visibilizar todas estas violencias cotidianas, los micromachismos?

La primera reacción de los hombres suele ser la rabia porque en esta sociedad machista es la única emoción que les han permitido tener. Esa rabia tiene que ver con sentimientos de culpa. Porque aunque seas el hombre más bueno del mundo es probable que hayas sido machista alguna vez. Y eso es duro. Luego hay que lograr que esa culpa no se convierta en rabia sino en autocrítica.

¿Qué pueden hacer los hombres para ser feministas?

Por ejemplo, darse cuenta de que su cuerpo, por más buenas intenciones que tenga, siempre va a ser intimidante. O callarse y escuchar a ver si alguna mujer tiene algo que decir antes que él. O, si le invitan a una conferencia formada solo por hombres, sugerir que vaya una mujer en su lugar. Para muchos hombres ceder su puesto es durísimo, porque llevan más de 2.000 años en el papel protagónico del mundo. Creo que es hora de que existan de una manera discreta.

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