Opinión
¡Pedro Sánchez no tocará ni un céntimo del gasto social!
Cuando el Gobierno y sus socios hablan de comprar más armas sin hacer recortes sociales, «¿acaso pretenden colar el mensaje de que los recursos públicos que actualmente se movilizan en esa dirección son suficientes?», se pregunta el economista Fernando Luengo.
«Vamos a cumplir con la Unión Europea sin tocar un céntimo del gasto social».
Este es el compromiso del presidente del Gobierno para avalar el aumento del presupuesto consagrado a la defensa –sin eufemismos, gasto militar–, que, por cierto, ha seguido una tendencia ascendente en los últimos años. El planteamiento de Pedro Sánchez es, sin duda alguna, mejor que el discurso de otros dirigentes políticos europeos –como, por mencionar un ejemplo destacado, el del futuro jefe de gobierno alemán, Friedrich Merz– que ya han señalado con claridad meridiana que la financiación del gasto militar exigirá introducir recortes en los gastos sociales. Estos no se andan por las ramas.
Mejor, sin duda, la posición de Pedro Sánchez –que, al menos en teoría, pretende mantener el gasto social–, pero en mi opinión claramente insuficiente. Más aún, diría que esa declaración, bienintencionada en apariencia, se apunta a la propaganda, con un planteamiento que cabe calificar de tramposo.
En primer lugar, porque la actual escalada guerrera que se está instalando en los gobiernos europeos, las instituciones comunitarias y en los más diversos foros de opinión, nos sitúa en un escenario de aumento continuo del gasto militar que exigirá recursos crecientes; en este sentido, ya se escuchan voces, como la Mark Rutte, secretario general de la OTAN, en el sentido de que alcanzar el 2% del Producto Interior Bruto será claramente insuficiente. El mensaje es que habrá que ir mucho más allá de ese porcentaje si Europa quiere ser un actor político «respetado e influyente».
Cuando se pide a la población, con una intolerable carga de demagogia, que tendrá que hacer un esfuerzo que haga viable el rearme, en realidad se está allanando el camino para introducir recortes en los presupuestos sociales… y de nada valdrán las promesas retóricas, sin compromisos concretos, de Pedro Sánchez, que, con toda seguridad, sabrá decir «digo» donde antes decía «Diego».
En segundo lugar, todavía estamos a la espera de que el gobierno presente un plan concreto –con objetivos, números y plazos– que ponga negro sobre blanco de dónde saldrán los dineros que exige el esfuerzo militar y cómo se distribuirán. Ni está ese plan –al menos no se ha hecho público– ni, por supuesto, se ha debatido. En su ausencia, las declaraciones sobre la preservación del gasto social, ¡sin tocar ni un céntimo del gasto social!, me suenan a música celestial para adormecer al personal.
En tercer lugar, y esto es, en mi opinión, crucial: el tema no es mantener el último céntimo del gasto social, que ya es claramente insuficiente; más aún si contemplamos las necesidades derivadas de enfrentar el cambio climático y proceder a una profunda transformación del modelo productivo. ¿Acaso el presidente del Gobierno y los socios que lo componen pretenden colar el mensaje de que los recursos públicos que actualmente se movilizan en esa dirección son suficientes? ¿O quizá el planteamiento que se desliza es que el sector privado está en condiciones de acometer esos desafíos?
Digámoslo con claridad: no se trata de mantener hasta el último céntimo del gasto social, como retóricamente se proclama, sino de abordar un proceso de reestructuración en profundidad que ya no admite demora –como ha puesto dramáticamente de manifiesto la dana de Valencia– y que exigirá un concurso decisivo de los poderes públicos.
¿Dónde está ese debate y dónde la movilización social que lo exija?
Como organización ecologista, social y pacifista, Ecologistas en Acción defendemos la vida y nos posicionamos radicalmente contra las guerras y el militarismo, que solo generan destrucción y sufrimiento.
Reafirmamos más que nunca nuestro rechazo a cualquier incremento del gasto militar, que perpetúa la lógica de la violencia como vía para resolver conflictos. En un momento de emergencia ecológica y social sin precedentes, es inaceptable malgastar recursos públicos en la industria armamentística en lugar de proteger el planeta y garantizar derechos fundamentales como la vivienda, la educación y la sanidad.
Denunciamos la postura del gobierno de España de priorizar el rearme al tiempo que profundiza las desigualdades, el modo de vida imperial y la crisis climática con políticas a favor del capital fósil. La seguridad no se construye con armas, sino con políticas que garanticen la justicia social y ambiental.
. No a la guerra: la paz se construye con diplomacia, cooperación y cambio del sistema
La historia demuestra que las guerras solo traen muerte y destrucción. Cada incremento en gasto militar incrementa el riesgo de iniciar nuevos conflictos armados. A esto se le suman las armas nucleares y su inmenso poder destructivo, que convierten cualquier conflicto en una amenaza existencial para toda la humanidad.
La guerra de Ucrania ha demostrado que los conflictos no se resuelven con más armas. Después de tres años de guerra y cientos de miles de muertos, la paz llegará sólo mediante unas negociaciones como las que fueron saboteadas en el inicio del conflicto.
Más inversión en armas refuerza la lógica de la guerra como solución a los problemas globales, en lugar de fortalecer el diálogo y la cooperación. Defendemos una cultura de la tierra que ponga la vida en el centro, lo que significa potenciar los trabajos que sostienen la vida (los considerados productivos y reproductivos), a la vez que se desechan progresivamente aquellos que la ponen en peligro (por ejemplo producir armas y coches). Apostamos por desarrollar una cultura de la no violencia, de cooperación y promover vidas dignas de ser vividas.
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. El aumento del gasto militar profundiza la crisis social
El gasto en armamento se termina restando de las partidas de educación, sanidad, vivienda, pensiones o en mejoras de la sostenibilidad ambiental, que son las verdaderas garantías de seguridad para las personas. Los recortes en gasto social, en un contexto de militarización, no harán sino contribuir al auge de los movimientos de extrema derecha.
Estos presupuestos multimillonarios también se financiarán con deuda pública, hipotecando el futuro de las próximas generaciones.
El aumento del gasto militar va dirigido a financiar a empresas productoras de armas y de servicios militares, que están aumentando sus ingresos, beneficiándose de la guerra de Ucrania, del genocidio en Gaza y la tensión geopolítica. La industria armamentística y sus empleos deberían reconvertirse a la producción civil en sectores que realmente beneficien a la sociedad.
. Es una irresponsabilidad invertir en armas, especialmente en plena emergencia ecológica…
. Militarización y control social: un peligro para la democracia…
. El militarismo responde a intereses económicos y geopolíticos ajenos a la ciudadanía…
. Hipocresía moral: guerra para defender los “valores europeos” mientras se permiten impunemente crímenes contra la Humanidad…
https://www.ecologistasenaccion.org/335812/ecologistas-en-accion-contra-el-incremento-masivo-del-gasto-militar-y-el-regimen-de-guerra-en-la-union-europea/
El dinero de las armas y bombas saldrá de los presupuestos del estado como sea, que no nos cuenten lo contrario.
Debemos salir a la calle a presionar, pero los socios del gobierno psoesumar vendeobrerxs,no están por la labor, estan entretenidxs en justificar como van a tragar con el gasto armamentistico.
Así que tendremos que recurrir a los sindicatos anarquistas o a movimientos sociales para dar respuesta en la calle a estxs felpudos del capitalismo.
En ello estamos algunxs , pero para pocxs todavía, los borregos obrerxs no están por la labor todavía.
Y si no conseguimos mover la masa de amebas obreras,actuaremos por otra vía.
Despierten borreguitos sumisos de la clase obrera,porque los buitres políticos y las mafias capitalistas estan funcionando a tutiplen.
Salud y anarkia