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Dos semanas de ira en Francia tras la violación de Théo a manos de la policía

Los disturbios tras el último caso de abuso policial se extienden a varias ciudades francesas y dejan un balance de más de 200 detenidos.

François Hollande, presidente de Francia, visita a Théo en el hospital el 7 de febrero. FOTO: PRESIDENCIA.

Una vez más los disturbios prenden en las periferias de Francia tras un caso de violencia policial que, de momento, permanece impune. En esta ocasión el detonante ha sido la violación sufrida por Théo (las autoridades no revelaron su apellido), francés de origen africano de 22 años hospitalizado de gravedad el pasado 2 de febrero por las heridas en el recto que le causó un policía con su porra reglamentaria durante un registro aleatorio en Aulnay-sous-Bois, distrito marginal de la periferia de París. La discriminación racial por parte de agentes franceses es ya un problema reconocido por el propio gobierno galo: un informe del Defensor de Derechos público revela que el 80% de los jóvenes negros y árabes han sido registrados, frente al 16% de jóvenes blancos.

Catorce días después de este episodio de violencia policial, los disturbios nocturnos ya se extienden a las periferias de Nanterre, Lille, Rouen, Argenteuil, Drancy y otras diez localidades francesas al grito de «la policía mata» y «justicia para Théo». También ha habido enfrentamientos con la policía en lugares céntricos de París, como la que tuvo lugar en la noche de este miércoles en el distrito 18 de la capital francesa, informa Reuters.

El policía acusado de violación y los otros tres agentes imputados siguen en libertad a la espera del juicio, mientras que al menos 245 jóvenes han sido arrestados durante las protestas nocturnas que siguieron a la violación de Théo —al menos dos detenidos ya han sido condenados a seis meses de prisión—, según datos del Ministerio del Interior. Además, este martes las autoridades francesas abrieron una investigación preliminar para determinar si Mohamed K., joven y amigo de la víctima, también fue agredido por los mismos policías días antes de la violación de Théo, incluido Barba Roja, apodo con el que conocen en Ausnay-sous-Bois al agente acusado de violación. Mohamed asegura que no denunció los hechos «porque venía de encontrar trabajo y no podía arriesgarme a perderlo», según recoge Le Nouvel Observateur, que además publica una foto del rostro amoratado del joven. Un grupo de abogados que presta apoyo a las familias de los detenidos ha puesto en marcha una campaña para recaudar fondos con los que sufragar la defensa de los detenidos.

Las manifestaciones en apoyo a Théo han relanzado el debate sobre los abusos policiales en plena campaña electoral. François Fillon, Benoît Hamon y Emmanuel Macron, candidatos presidenciales conservador, socialista y liberal respectivamente —este último favorito en las encuestas— proponen mejorar la educación de ciudadanos y policía y dotar de nuevos medios a los agentes, mientras que la ultraderechista Marine Le Pen pidió más mano dura y «crear 40.000 plazas suplementarias de prisión». Mélenchon, candidato de la izquierda radical, lanzó las críticas más duras contra la policía y abogó por «rehabilitar la policía de proximidad» y penalizar de manera «estricta» estos abusos.

De poco sirvió que el presidente François Hollande visitara a Théo en el hospital —permanece bajo tutela médica tras ser operado y con varios golpes en el cráneo— para lanzar un mensaje conjunto llamando a la calma, pues 48 horas más tarde la Inspección General de la Policía Nacional afirmaba en su informe preliminar que la violación de Théo fue «un gesto accidental». El gobierno francés también ha sido criticado por no recibir a las familias de las víctimas, incluida la de Théo, aunque sí se reunió con las organizaciones SOS Racismo, Le Cran (asociaciones negras) y LICRA (contra el racismo y el antisemitismo). Este martes, el diario L´Humanité informó que el jefe de estos cuatro agentes, el comisario Vincent Lafon, ya había sido suspendido por un escándalo de violencia policial que acabó con un detenido hospitalizado durante una semana y la destrucción de varias pruebas judiciales, entre ellas una grabación.

La actual ola de disturbios también está deteriorando la credibilidad en la prensa francesa. Una vez más, un amplio número de medios franceses dio el protagonismo a las imágenes de coches ardiendo, escaparates destrozados y manifestantes insultando a los periodistas y lanzando piedras a la policía. Durante varios días la prensa francesa informó de que la policía había salvado a una niña al sacarla de un coche en llamas, pero después se supo que quien rescató a la menor fue un manifestante. Tras 14 días de disturbios y protestas, la cobertura mediática de estas manifestaciones nocturnas no tiene la amplitud de los primeros días, pero las grabaciones que muchos manifestantes realizan cada noche con sus teléfonos dan cuenta de la tensión del ambiente y del amplio despliegue policial.

«La sociedad francesa tiene un curioso problema de amnesia colectiva, quizás voluntaria», opina en el diario Libération el politólogo Thomas Guénolé, quien además destaca que pronto se cumplirán 40 años de las primeras revueltas de la periferia que ocurrieron en Vénissieux en los años 80. La última ola de protestas tras un caso de violencia policial tuvo lugar en julio de 2016 a raíz de la muerte de Adama Traoré durante un interrogatorio, aunque aquellos disturbios no tuvieron la gravedad de los que vivió el país en 2005, cuando los jóvenes Zyed y Bouna murieron electrocutados mientras huían de la policía.

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