Internacional
“No tengo oxígeno”, el lema con el que Grecia sigue pidiendo explicaciones por el accidente ferroviario de Tempe
Dos años después de la mayor catástrofe ferroviaria en la historia de Grecia, en la que 57 personas perdieron la vida, una huelga general es secundada de forma masiva por la sociedad griega, que rechaza la opaca gestión del primer ministro, el derechista Kyriakos Mitsotakis.
ATENAS (Grecia) | Poco antes de fallecer, mientras se comunicaba por teléfono con los servicios de emergencia, una de las víctimas de la catástrofe ferroviaria de Tempe reconocía, aturdida, que no podía respirar. «No tengo oxígeno», dijo, antes de que una explosión le arrebatara la vida. Dos años después, cientos de miles de griegos y griegas han recordado su agonía, que ahora es su lema, y se han manifestado en Atenas y otras ciudades del país y el mundo para pedir explicaciones al primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, por la gestión de la mayor catástrofe ferroviaria de la historia de Grecia.
En la noche del 28 de febrero de 2023 dos trenes, uno de mercancías y otro de pasajeros que cubría la línea Atenas-Tesalónica, colisionaron de manera frontal en la localidad de Tempe. 57 personas fallecieron y 180 resultaron heridas. La causa principal del accidente fue un error humano, el de un controlador, que sin embargo puso de manifiesto el lamentable estado del sistema ferroviario heleno: no contaba en todas las líneas con sistemas automáticos de seguridad que habrían evitado la catástrofe, y eso que la Unión Europea había destinado fondos para mejorar la maltrecha red ferroviaria griega.
Entonces, para resolver temporalmente la crisis, el Gobierno tiró de manual: remodeló el ministerio encargado de la gestión y aseguró que esclarecería las causas de la catástrofe, que apuntaban a ser la suma de un descuido humano y, debido a la falta de mantenimiento, de la dejadez de las autoridades. Sin embargo, en estos dos años el Gobierno ha sido opaco, incurriendo en contradicciones, negando evidencias hoy confirmadas, y la mayoría de descubrimientos han sido posibles gracias a los informes privados encargados por familiares de víctimas empeñados en esclarecer lo ocurrido.
Dos años después de la tragedia, el ambiente en Grecia está caldeado, después de un mes de tensas discusiones a raíz del audio filtrado de la joven agonizante antes de fallecer. Por eso, la frase «no tengo oxígeno» se hizo onmipresente en la huelga general más multitudinaria de los últimos años en Grecia: el transporte público funcionó solo para permitir a las personas acudir a la manifestación y muchos negocios bajaron sus persianas; en Atenas, las personas, que andaban con libertad por las calles que conducen al centro, tenían casi imposible acceder a Sintagma, ya que estaban a rebosar incluso las amplias avenidas que desembocan en la icónica plaza ateniense.
La protesta, en la que cientos de miles de personas recordaron las promesas incumplidas y pidieron justicia, estuvo precedida por la presentación un día antes del informe sobre la catástrofe de Tempe del grupo de expertos de la Organización Nacional para la Investigación de Accidentes de Aviación y Ferrocarril (EODASAAM, por sus siglas en griego). En esta investigación, los expertos pusieron de manifiesto la mala gestión de las autoridades, a las que acusaron de falta de coordinación y de arruinar importantes evidencias, y recordaron el estado de desamparo del sistema ferroviario heleno. Además, confirmaron trazos de combustibles no declarado que contribuyeron a la explosión, cuyo efecto podría haber arrebatado la vida de entre cinco y siete personas que no murieron a causa de la colisión frontal de los trenes.
Es precisamente en este último punto en el que se centró la furia de la sociedad: el Gobierno, que al principio aseguró que la explosión se debió a la fuerza del impacto, no ha sido lo suficientemente claro con la sustancia inflamable no declarada en uno de los trenes. Aprovechando el viento a favor, el líder del socialdemócrata Pasok ha anunciado que el próximo miércoles presentará una moción de censura contra Kyriakos Mitsotakis, y la formación izquierdista Syriza la respaldará. Teniendo cuenta la mayoría parlamentaria de Nueva Democracia, todos y todas saben que la apuesta no prosperará. Sin embargo, esta moción y la catástrofe de Tempe simbolizan una unión, encabezada por socialdemócratas y secundada por izquierdistas, que podría repetirse en el futuro político de Grecia.
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