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La Galicia que vuelve a las urnas (III): un sistema sanitario público-privado
Los gobiernos del PP han apostado por la creación de fundaciones con personal laboral y gestión privada, y por contratos de colaboración "público-privada" en los hospitales públicos.
SANTIAGO // Un sistema sanitario público inclusivo es fundamental para atender las necesidades de una población dispersa y envejecida. Y aquí está el ejemplo perfecto de cómo ha gobernado el PP en Galicia. Cuando la región empezó en 1991 a gestionar la sanidad a través del SERGAS con un número de hospitales insuficiente y un servicio de Atención Primaria sin desarrollar, rápidamente se puso de manifiesto la tensión entre lo público y lo privado.
José Manuel Romay Beccaría, entonces conselleiro de Sanidade y posterior ministro, con un joven Núñez Feijóo en su equipo, decidió construir hospitales comarcales creando fundaciones fuera del control público, con personal laboral y gestión privada. También impulsó la constitución de otras fundaciones como MEDTEC (hoy GALARIA), constituida como una sociedad anónima de capital público que pretendía gestionar con criterios mercantiles la alta tecnología. La apuesta del Partido Popular fue contestada desde su inicio por plataformas en defensa de la sanidad pública como la de Vigo, cuya actividad se mantiene hoy, integrada en SOS Sanidade Pública.
Durante el gobierno bipartito PSdeG-BNG (2005-2009) se dieron pasos para revertir las privatizaciones pero no se consiguió frenar la gestión privada de GALARIA. Con la llegada de Feijóo a la Xunta, el PP retomó la hoja de ruta de la privatización. Y lo hizo con un proyecto emblemático, el del Nuevo Hospital de Vigo (NHV). Manuel González Moreira, médico de familia y portavoz de SOS Sanidade Pública en la capital viguesa, recuerda que «el proyecto del NHV nació de una necesidad evidente; el área sanitaria de Vigo contaba con recursos insuficientes, como demostraban las intolerables listas de espera, tanto diagnósticas como quirúrgicas, y el singular concierto con el hospital privado Povisa, que atendía a 140.000 personas con la justificación de que la sanidad pública no tenía recursos para hacerlo».
Este hospital tendría 1.465 camas y dotaría al área sanitaria de Vigo de 2.004 en conjunto. El bipartito aprobó la licitación de las obras por 300 millones de euros pero el plan quedó paralizado por el cambio de Gobierno en la Xunta. El Ejecutivo de Feijóo retomó el proyecto pero modificó el modelo convirtiéndolo en un contrato de colaboración «público-privada» que le otorga la propiedad del hospital a la empresa privada durante 20 años por 1.300 millones de euros (una cantidad que incluye la construcción más gestión de servicios, hasta entonces dependiente del SERGAS). Moreira denuncia que «el proyecto definitivo no dispone del gran área de investigación prevista y no tiene capacidad para atender al conjunto de la ciudadanía, por lo que permanece el concierto con el hospital privado Povisa; el NHV no está preparado para resolver los problemas de listas de espera actuales ni mucho menos futuros».
«SOS Sanidade Pública fue el instrumento que permitió la toma de conciencia de una parte importante de la ciudadanía para movilizarse en la defensa de la Sanidad Pública», sostiene el portavoz de la plataforma, que convocó numerosas movilizaciones desde 2009. La más numerosa reunió en Vigo a más de 200.000 personas (de un área sanitaria de 600.000) el 3 de septiembre de 2015 para reclamar un hospital 100% público.