Opinión

2013, año de la aceleración

Será un año de hambre y aristas pero será también el de la articulación de las resistencias al expolio.

No nos pongamos tensos. No perdamos la concentración ni la alegría. Tranquilidad. Ya sé que según todas las previsiones y la intuición más elemental, el año que empieza, el 2013, va a ser durísimo. Quizá el peor de la crisis española si nuestros probos gobernantes no deciden empeorar lo calamitoso. La prospectiva económica y la social nos hablan de un bautismo por inmersión en la pobreza y la exclusión generalizadas.

El país se hunde y otras grandes economías del mundo empiezan a mostrar signos de constipado. Alemania, la rectora de nuestros destinos, tiene año electoral y empezará a hacer cosas raras. China, con un nuevo timonel al mando, acumula problemones: inflación, contaminación, contestación social… Los emergentes sumergen la cabeza bajo el ala y los desarrollados van frenando para no estrellarse.

A pesar de todo ello, no perdamos la concentración ni la alegría porque tengo la sensación de que el año que viene viviremos algo que casi habíamos olvidado: el desmelene que produce la velocidad de un cambio histórico. Desde que Fukuyama dijo que el nirvana del neoliberalismo acabó con la Historia, las sociedades occidentales y en especial la española, han caído en una somnolencia política profunda. El año 2013 va a ser el año del despertar. Abrupto y chungo como cuando te despiertan de una de esas siestas de Tour de Francia y sofá de skay.

Estoy convencido de que el evento más destacable del 2013 va a ser la conversión de población a pueblo. De ser una masa jodida y asustada, a una multitud organizada y autoconsciente. Las señales del 2012 así lo indican. Las resistencias han adquirido madurez, consistencia y sentido y creo que están listas para pasar a un nuevo nivel de conflicto.

Por un lado, tenemos el movimiento contra los desahucios, centrado en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Ha continuado con su labor de calle pero la trágica entrada de los suicidios en el relato del expolio ha creado un irreversible estallido de conciencia. Por primera vez, el Gobierno se ha visto obligado a reaccionar (mal y tarde) a una exigencia de la calle. Tuvieron miedo.

Las imágenes difundidas por el Sindicato Unificado de Policía en las que se explicaba cómo los propios antidisturbios se herían a sí mismos es una buena metáfora de lo que ha de venir. No saben ya ni medir su propia violencia. La policial, por supuesto, pero la económica y la legislativa tampoco. Se les descontrola el imaginario: Gerardo Díaz Ferrán, jefe de esos santos taumaturgos llamados emprendedores, atesora lingotes de oro en casa. Tio Gilito meets Andrés Pajares.

Hay una descomposición rápida, como de sardinas remuertas, en todo su discurso, el andamio conceptual que había mantenido estable el sistema en el primer lustro de la crisis. La verdad es que entre mucha gente, entre ellos buena parte de los observadores internacionales, se mascaba la impaciencia “¿Cómo es que España no estalla?”. “¿Cómo es que esto no es Grecia?”

Pero ahora ya es irremediable. A tres años de las plazas y las mareas, los movimientos se van asentando. Hay fantásticas señales que llegan, por ejemplo, de las elecciones catalanas. Una candidatura claramente anticapitalista se ha infiltrado en un parlamento. Y lo que es aún mejor, el partido racista catalán Plataforma X Catalunya se aleja (15.000 votos menos) de los escaños. Es una gran noticia que se rompa ese falso mantra que asegura que, en crisis, los primeros en crecer son los nazis. No, si se impide con movilización y discurso popular.

El 2013 será un año de hambre y aristas pero será también el de la articulación de las resistencias al expolio. Faltan cosas aún. Por ejemplo, las huelgas. No hemos sido capaces de paralizar la producción y el consumo como para inquietar al sistema. Y todavía hay demasiadas esperanzas en el buñuelesco (de buñuelo) discurso antiausteridad de las fuerzas burguesas de izquierda. Su plan es fundar la gran euromaquila en el sur de Europa y hasta que no lo culminen no pararán.

Si, tal como creo, los mayas iban descontados y nos queda un año más de vida, este será el de la aceleración. De brutalidad y represión. De resistencias y victorias.

 (Artículo publicado en La Marea, núm 1)

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Comentarios
  1. Yo veo mucha gente dormida; pero si Antonio Baños, que, sin duda, tiene conocimiento de la situación opina que vá a ser el año del
    despertar a mí ya me está dando una buena dosis de esperanza que me estaba haciendo mucha falta.

  2. El hecho de que La Marea aparezca y esté teniendo éxito en su venta es un ejemplo más de que la economía social también está acelerándose, como respuesta mediante el consumo responsable y la auto-organización de las personas trabajadoras a la barbarie ultracapitalista.

  3. Cuate, podríamos asegurar, prometer y prometemos, que este va a ser el año del tomate en el que el Pueblo la emprenda a patadas en el culo contra estos facinerosos que se han librado del Gürtell gracias a once millones de Tontos de los Cojones que se creyeron sus cuentos.

    Dicen que el paro ha bajado en 35 mil ciudadanos pero que sin embargo durante el año la cifra de parados ha aumentado. Entonces vamos a dejarnos de eufemismos pedazos de soplapollas porque la realidad es que no solo ha subido gracias al despido fácil sino que según prensa extranjera estamos rozando dos o tres mil parados mas o menos; los seis millones de parias que sin futuro solo les queda el suicidio.
    Vuestros cerebros están embutidos de maldad y en ellos no hay un ápice de inteligencia humana.

    Dimitid masivamente antes de alcanzar con vuestros manejos en esta nación una hecatombe sin retorno.

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