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San Leonardo de Yagüe y democracia: radicalmente incompatibles
"Mantener el apellido del militar soriano conlleva la legitimación inherente de que, bajo ese mismo razonamiento, se pueda volver a producir el horror nuevamente en el futuro", escribe Iván Aparicio.
Iván Aparicio* // Aportar una sola excusa, por insignificante que sea, para que la localidad de San Leonardo mantenga el añadido «de Yagüe» en su nombre supone otorgar un sí al golpe de Estado de 1936, al exterminio de ese estado de derecho, de sus instituciones democráticas y de sus representantes libremente elegidos por el pueblo español. Y lo que es todavía peor, conlleva la legitimación inherente de que, bajo ese mismo razonamiento, se pueda volver a producir el horror nuevamente en el futuro.
Cualquier excusa -que no argumento- para mantener el añadido se basa en el poder y la influencia que tuvo Juan Yagüe por formar parte del grupo de militares que traicionaron su juramento al gobierno democrático de la República con el apoyo de los nazis de Hitler y de los fascistas de Mussolini.
Cualquier excusa -que no argumento- supone la aceptación de los crímenes cometidos bajo el mando de Yagüe o siguiendo sus órdenes.
Cualquier excusa -que no argumento- constituye una auténtica apología de los crímenes contra la humanidad de los que el general soriano debería haber dado cuenta como imputado en el auto de 16 de octubre de 2008 del Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional en caso de continuar con vida en esa fecha. «Derechos Humanos» y «de Yagüe» son conceptos radicalmente incompatibles.
¿Alguien cree seriamente que el añadido «de Yagüe» en el nombre de San Leonardo no viola la ley? El alcalde y los concejales de San Leonardo «de Yagüe» -incluidos los socialistas que tantos compañeros de siglas tienen desaparecidos aún hoy en día- decidieron mantener «tan ilustre apellido» violando expresamente la Ley de Memoria Histórica, lo cual, en cualquier democracia occidental les incapacitaría para el ejercicio de la política. Cada día que pasa San Leonardo siendo «de Yagüe» se desprecia a las miles de víctimas civiles que el militar soriano dejó a su paso. Cada día que San Leonardo mantiene los honores en plazas, el teatro, calles, insignias, etc… al «Carnicero de Badajoz«, no solo se viola la Ley, sino, también, la memoria de las personas que, en régimen de semiesclavitud, malnutridas y en condiciones miserables construyeron parte de esas infraestructuras en el pueblo. «Democracia» y «de Yagüe» son conceptos radicalmente incompatibles.
Es una pena que todavía se ceda tanto espacio en los medios a los defensores de la dictadura militar de Franco. A ningún medio se le pasaría por la cabeza hacerlo si se tratara de Alemania nazi o el fascismo italiano. Pero recuerden que la dictadura que padeció España 40 años, impuesta por un golpe militar que derivó en una guerra, tiene bastante que ver con los dos regímenes anteriores. La ONU lo dejó claro en 1946 al denominar al franquismo como «un régimen de carácter fascista establecido en gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemania nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini».
Cada vez que se defiende el franquismo se defiende también la Alemania nazi y la Italia fascista que posibilitaron que Franco tomara el poder. ¿Se imaginan que en Alemania se permitiera que las localidades natales de Goebbels y Hering, por ejemplo, llevaran sus respectivos nombres? Pues lo de San Leonardo es lo mismo. Aquí, como en Alemania, no hay dos versiones de los hechos: hubo crímenes contra la humanidad y hay estado de derecho y democracia, ¿o no?
Pretender ser equidistante es jugar a favor de la injusticia. En el caso «de Yagüe», la solución es muy sencilla: que se cumpla de una vez la Ley, que se atiendan las recomendaciones del Grupo de Desapariciones Forzosas de la ONU y que las instituciones de San Leonardo dejen de avergonzar a los demócratas y a los defensores de los derechos humanos con ese doloroso anacronismo.
* Iván Aparicio García es presidente de Recuerdo y Dignidad. Asociación Memorialista de Soria