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“No habrá igualdad si los hombres no se implican”
'La Marea' conversa con dos de los impulsores del corto 'Relatos de nuevos hombres', Juan Manuel Feito y Rafael Pérez.
MADRID// Parte una. «Querido hombre, somos herederos de una educación en la que priman los valores de la masculinidad. Nuestra cultura nos hace creer que es mejor ser hombre que mujer. Se nos paga y valora mejor nuestro trabajo. Tenemos más tiempo libre. Dominamos el mundo desde hace milenios. Ejercemos estos privilegios en lo público y en lo privado. Aceptamos y perpetuamos los roles”.
Parte dos. «Desmontemos estereotipos, mitos, supersticiones y leyes que perpetúan unas sociedades desiguales y jerárquicas, ejerzamos una paternidad responsable e igualitaria, impulsemos la revolución que nos falta para que nuestras hijas e hijos vivan en una sociedad justa, huyamos de roles inamovibles, eduquemos en igualdad».
Parte tres: «Somos conscientes de tu desigualdad. Te pedimos perdón por pintarte de rosa y llamarte princesa, por manejar tu dinero y robarte tu tiempo, por relegarte en los libros de historia». Son las principales secuencias de Relatos de nuevos hombres, un cortometraje promovido por el Módulo de Asistencia Psico-Social de Deusto-San Ignacio, con la colaboración de la Asociación de hombres por la igualdad Piper Txuriak.
La Marea conversa con dos de sus impulsores, Juan Manuel Feito y Rafael Pérez. ¿Os habéis planteado alguna vez que las mujeres se enfrentan a más dificultades (también) a la hora de viajar? «Por supuesto que nos lo hemos planteado. Yo llevo toda la vida viajando por todos los rincones del mundo en plan mochilero. Antes lo hacía con mi pareja, y ahora lo hago también con mi hija e hijo, que tienen 26 y 28 años. En algunos casos hemos pasado sustos, sufrido. Ella, desde luego evita viajar sola, y si no lo ha hecho con nosotros, lo ha hecho con amigas», responde Rafael. Juan Manuel también se lo ha planteado, y deja esta reflexión: «A medida que me he ido haciendo adulto aumentan las posibilidades de convertirme en el centro de un ataque con violencia física o incluso asesinato. De alguna manera se espera que esté dispuesto a pelear, enfrentándome al riesgo de perder la vida. Si soy hombre y sufro un asalto por parte de hombres, he de saber controlar emocionalmente la situación para evitar que me golpeen». En esta entrevista abordan la participación del hombre en la lucha por la igualdad y su posición ante asuntos como la prostitución tras la presunta implicación de futbolistas como David De Gea en el caso Torbe.
Rafael: Las posturas están bastante divididas sobre el porno. Mantenemos las mismas divergencias que mantiene el feminismo. Es decir, desde quienes lo defienden como medio para obtener placer, sin dar mayor crédito a las esferas de dominación y machismo que se transmiten, hasta quienes entienden que, tal y como está concebido, constituye una dominación patriarcal más y debe rechazarse. En lo que sí que hay consenso es en rechazar de plano toda muestra de abuso sobre menores y toda la industria que implique la explotación de la mujer, en contra de su voluntad, así como imágenes que fomenten el uso de la violencia, las violaciones o cualesquiera actos manifiestamente machistas. El tema de la prostitución no lo hemos debatido tanto, pero sí que parece existir un consenso en su rechazo y en hacer recaer sobre los propios usuarios las sanciones que ello conlleve.
Juan Manuel: La pornografía es una industria cuyo único fin es ganar dinero, y cuanto más mejor, y esto es así porque es una industria surgida en y para el capitalismo. Y como tal, su función es enriquecer económicamente a sus dueños. Van a buscar cualquier manera posible para conseguir que alguien les compre su producto, y si pagan mucho por él, más ganancia tendrán. Y los futbolistas de élite manejan millones. El dinero también te permite matar leones, linces ibéricos… o hacer viajes a la Luna… o tener una mansión en una reserva natural o destruir la costa con los apartamentos que te enriquecerán. No existe tal cosa como un capitalismo ético o sostenible. Si la pornografía es una industria capitalista, habrá todo eso que estamos viendo en la prensa estos días. Y mucho más que no vemos. No es una cuestión de estar en contra de la pornografía, sino de decidir no colaborar con un sistema basado en las leyes del mercado, pues eso siempre va a producir explotación, privilegios y relaciones de dominio. En consecuencia, violencia.
¿Tendría el Betis que haber apartado a Rubén Castro, investigado por violencia machista, mientras se resuelve el caso?
Rafael: Entiendo que lo público debe abanderar la lucha por la igualdad y está claro, en ese sentido, que instituciones tan públicas como los clubes de fútbol deben ser ejemplarizantes en la repulsa. Por otra parte, no podemos omitir que las actividades de masas, y en especial, las tan tradicionalmente machistas y masculinizadas, como ocurre con el fútbol, son quizás los ámbitos más inmovilistas y con menor predisposición a colaborar en cuestiones igualitarias; pero ello no excluye la responsabilidad de las directivas a la hora de mostrar su compromiso con la igualdad. Y aquí, el Betis perdió una excelente oportunidad de deslegitimar la violencia machista.
Juan Manuel: Cuando alguien a quien admiras te dice algo, lo tienes muy en cuenta. Es útil que jugadores y clubes se sumen a la masa crítica de hombres por el cambio, útil para ellos personalmente, para su entorno cercano y para la sociedad. No obstante, hacer un manifiesto público no quiere decir que dentro de ti hayas hecho el cambio y que éste va a reflejarse en todos tus actos. El camino es largo, y en el camino muchos de tus actos no serán coherentes con tus palabras. Es parte del proceso. No sé qué debería haber hecho ese club, pues eso depende de muchos factores que no conozco. Podría haber hecho muchas cosas, pero si no ha actuado es porque no ha sabido o no ha podido hacerlo. Hay muchos obstáculos en el camino, y el principal es la falta de conciencia de quienes dirigen esa empresa o club. Esto es así en todas partes: la mayoría de hombres no han reflexionado sobre estos temas porque la ideología patriarcal tiene tremendos medios para instalarse, difundirse y meterse en la personalidad de todas y todos nosotros.
Rafael: «El betis perdió una excelente oportunidad de deslegitimar la violencia machista»
¿Por qué es importante que los hombres se impliquen en la lucha por la igualdad?
Juan Manuel: Si los hombres no despertamos, nuestros actos seguirán reproduciendo la desigualdad, y el sistema nos da muchos medios para hacer esto. Sin la decisión y participación plena de los hombres es imposible, es irrealizable construir una vida libre de opresiones y violencia. El modelo masculino que portamos genera la opresión de las mujeres y la gente joven, la destrucción de la vida en el planeta, y también la opresión de los hombres por los propios hombres. El sexismo actúa como un cemento para la desigualdad en general, para mantener todas las opresiones. Es por ello que la intervención de los hombres es clave, pues golpea en el centro mismo del sistema opresor.
Rafael: No puede pretenderse un cambio estructural del sistema patriarcal dominante de espaldas al 50% de la población, máxime cuando desde ese sector se ofrecen resistencias. Los hombres tenemos que mantener referencias masculinas en ese ámbito, que hasta ahora ha estado relegado a grupos feministas injustamente criminalizados, o al menos acusados de radicalismo. En este sentido, podemos decir que la igualdad no ha sido «cosa de mujeres», sino sólo de «algunas mujeres», porque parte del colectivo ha sido el principal transmisor de roles, estereotipos o posturas inmobilistas. Por tanto, la solución no pasa sólo por el 50% de la población masculina, sino también por el cambio de mentalidad de muchas mujeres. De cara a afrontar el problema, con los hombres, es muy importante un cambio de planteamiento; no es bueno que sólo se visibilicen las manifestaciones más extremas de violencia (los asesinatos machistas), porque la generalidad de los hombres no se sienten reflejados en esa situación ni, por tanto, ven la necesidad de cambiar nada.
¿Se han sentido alguna vez apartados de esa lucha?
Rafael: Es posible que algunos hombres se hayan sentido así en algún momento, pero como grupo siempre hemos entendido que las manifestaciones de rechazo de algunas mujeres o de algunos grupos han de entenderse como reacciones de desconfianza ante tantos siglos de marginación y patriarcado. De hecho, procuramos colaborar con grupos feministas, y siempre que nos hemos comunicado, la reacción, aunque inicialmente pueda ser de prevención o de desconfianza, ha terminado transformándose en posturas de compañerismo y complicidad. La igualdad nunca puede derivar a una lucha de sexos ni de protagonismos.
Juan Manuel: En determinados momentos y espacios, mujeres feministas han decidido que no estemos presentes y se han apartado de nosotros. Sin embargo, esto no quiere decir que nos hayan apartado, sino que las mujeres activistas han considerado que era más seguro y enriquecedor para ellas y para toda su organización, incluso para todo el movimiento feminista, trabajar separadamente de nosotros, hombres activistas. Esto ha nacido de la necesidad que tienen las mujeres de compartir espacios donde nuestros comportamientos dominantes y opresores, producto de esa construcción de género patriarcal que cargamos, no interfieran en sus iniciativas, trabajo y pensamiento. Es una forma de protegerse y de no añadir más obstáculos a su proyecto de liberación personal y grupal. Nada más que eso, no creemos que sea algo contra nosotros como personas. Lo entendemos y aceptamos.
¿Cómo se puede visibilizar que en esa lucha también hay hombres?
Rafael: Los hombres no podemos pretender ningún protagonismo en una lucha y una reivindicación que los grupos feministas llevan años peleándose, ni menos aún podemos pretender apoderarnos de sus enseñas, fiestas de reivindicación o de sus pancartas. De hecho, cuando con motivo de la celebración del 8 de marzo hemos salido con una pancarta propia, hemos terminado siendo los protagonistas de los medios de comunicación. Esto hay que evitarlo porque terminamos patriarcalizando una reivindicación que pretende manifestar todo lo contrario. No obstante, en las manifestaciones cada vez se observan más hombres, y también en las charlas y actividades. Y en las comunidades en las que se promueven estos ámbitos de participación por la igualdad, la imagen es más igualitaria, el rechazo a las manifestaciones de desigualdad es más patente y el nivel de sus habitantes, hombres incluidos, es más igualitario. Hace varios meses intervine para divorciar a una pareja con situaciones de maltrato, llegada desde una capital de Castilla. En este contexto, el marido se quejaba amargamente de su situación en el País Vasco, ya que consideraba (y lo decía con reproche), «que aquí todo el mundo es feminista». Algo bueno debemos de estar haciendo, cuando desde fuera se nos ve de esta forma, pensaba yo mientras lo oía.
Juan Manuel: La no participación e implicación masculina es un reflejo de que hay pocos hombres que hayan entendido no sólo la importancia, sino también el significado y dimensión de terminar con la desigualdad entre hombres y mujeres. El pensamiento feminista y la perspectiva de género dan luz sobre cuestiones clave para la liberación humana y la vida en el planeta. Es una perspectiva imprescindible en todo lo que hagamos. Habla de nuestra naturaleza humana y nuestro origen, antes de que el patriarcado se instalara. Nos da luz para entender cómo nos comportamos y cuáles son los caminos que nos sacarán de la violencia y las opresiones. Esto abarca todo, y a todos los seres humanos. Todo el entendimiento que el movimiento de mujeres ha logrado tras una larga historia de reflexión y trabajo es un regalo para los hombres. Y creemos que, en parte, la existencia de hombres que se manifiestan públicamente ha sido clave en esta evolución.
¿Sois partidarios de las cuotas?
Rafael: Las cuotas nunca son deseables, pero la existencia de situaciones patentes de desigualdad exigen políticas de discriminación positiva, que no pueden mantenerse indefinidamente. Afortunadamente, en la actualidad, lo políticamente correcto impera, y en ámbitos dependientes de su imagen (como por ejemplo, los partidos políticos), la composición paritaria se impone sin necesidad de exigencia de cuotas. Algo es algo. Esperemos que las cuotas por imperativo legal pasen a la historia porque dejen de ser necesarias. Además, existen ámbitos (todos los privados y, en particular, estoy pensando en los consejos de administración de las grandes empresas) en los que las cuotas son imposibles de imponer, por lo que se va manteniendo una composición paralela entre lo privado y lo público.
Juan Manuel: Con las cuotas nos encontramos con una situación parecida: hacemos cambios buscando la igualdad y la justicia, pero los hacemos dentro de organizaciones cuya razón de existir y función es sostener el sistema que genera la desigualdad e injusticia. El capitalismo nunca va a estar al servicio de la solidaridad, fraternidad e igualdad… aunque lo escriba en sus banderas. Como decíamos, todo suma y aporta. Sin embargo, no creo que los avances sociales existan debido a las cuotas o las leyes, sino que las cuotas y leyes son un reflejo de cuánto hemos avanzado como sociedad y cuánto han avanzado las personas que han propuesto esas medidas. ¿Qué hay detrás de esas cuotas, cuál es la intención de quienes tomaron tal decisión, cuánto trabajo personal han hecho desde una perspectiva de igualdad y género? Si hay un proceso de reflexión y trabajo personal, el efecto será profundo y de largo alcance. Si no lo hay, su efecto será pequeño y con continuas contradicciones. No necesitamos estas instituciones y organizaciones capitalistas-patriarcales. No necesitamos su ideología, pues son parte del problema ya que defienden la división en clases sociales; y, por lo tanto, la explotación, los privilegios y la discriminación. Si instauramos cuotas y mantenemos jerarquía, estatus y dominio, al final éstas se convertirán en una herramienta en contra de la igualdad.
¿Habría que empezar por equiparar los permisos de maternidad y paternidad?
Rafael: Por supuesto. Cualquier medida que camine hacia la igualdad es necesaria, pero creo también imprescindible el desarrollo de leyes que eviten el trato discriminatorio en la contratación o que se pregunte a las mujeres, como se está haciendo, acerca de sus planes de maternidad.
Juan Manuel: Sí lo creo pues ofrece oportunidades que la actual legislación no permite, a hombres y a mujeres. La mujer madre cuenta con más oportunidades para elegir qué quiere hacer con su tiempo y vida, aparte de dedicarlo a la crianza. Los hombres padres podrían elegir dedicar su tiempo y su atención a cuidar a la criatura, y esto puede ser una experiencia vital de la que aprender muchísimo. Aprenderían cosas en las que los hombres necesitamos empoderarnos: las relaciones de intimidad y confianza, crear un vínculo con alguien, pensar en las necesidades de otra persona, la conexión, la empatía y la escucha, la expresión de afecto, atender y cuidar, disfrutar del momento sin producir nada, incluir el juego en la vida, bajar el ritmo, la comunicación. En esto, y otras cosas, reside el poder de las personas. Éstas son las cosas que el sistema de sexo-género asigna y exige a las mujeres, y niega a los hombres. Cosas que no sirven para demostrar nuestra hombría, al contrario, pero que nos humanizan.