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Los resultados del 26-J ponen en apuros a En Comú Podem ante el independentismo

“Los resultados nos permiten hacer un llamamiento a la gente que todavía podía creer en el pacto", asegura Sergo Sabrià, de ERC

BARCELONA // Las elecciones del 26-J han otorgado la victoria al PP con un inesperado número de escaños y han tenido especial efecto en Cataluña: los resultados estatales de Podemos, muy por debajo de las expectativas, ponen en entredicho la estrategia de En Comú Podem, su socio en el territorio, que defiende la celebración de un referéndum pactado con el Gobierno central. El líder de ERC, Oriol Junqueras, ya ha advertido que “nadie puede pedir” a los independentistas que esperen hasta “2020” y que renuncien a hacer “lo que tenemos mayoría y política para hacer”, en referencia a acciones unilaterales encaminadas a la independencia.

La presión sobre En Comú Podem y su incomodidad ante los resultados electorales es manifiesta. De hecho, la formación no ha querido hablar con La Marea sobre este tema. Es pronto y aún deben tomar una posición política, arguyen. Sin embargo, el pasado martes, el propio Domènech insistió en una entrevista con el diario Ara en que “Cataluña tiene que hacer un proceso constituyente que le permita construirse en un espacio soberano propio”, pero, en referencia a la invitación de los independentistas a sumarse al procés, ha dejado quero que no participarán en “huidas hacia delante”.

Domènech insiste en la estrategia: “Para mí la salida sería ir hacia unas elecciones constituyentes y abrir un proceso constituyente. Permitiría incluir a gente que dice que definir este país no quiere decir separarse del resto de España. Y a la vez una acumulación de fuerzas para transformar también la situación de España”.

En cualquier caso, los independentistas consideran que los resultados del 26-J reafirman sus tesis y emplazan cada vez con más argumentos a En Comú Podem a unirse a la hoja de ruta. “Lo hemos explicado reiteradamente: el referéndum pactado no era posible. Encontramos valiente y honorable su defensa en otras partes de España pero era imposible”, zanja, contundente, Sergi Sabrià, portavoz de ERC y jefe de campaña en las pasadas elecciones. El dirigente espera que el reparto parlamentario “ayude a abrir los ojos”. “Hemos visto a algunos regidores de En Comú Podem diciendo que hasta hace poco no eran independentistas y ahora sí. Esperamos que la cosa acabe cayendo como fruta madura”, añade.

“Estamos tristes pero también satisfechos por haber acertado en todas las previsiones. Los resultados nos permiten hacer un llamamiento a la gente que todavía podía creer en el pacto, en el derecho a decidir pactado con España, que no ha existido nunca ni existirá”, agrega. Sabrià es de la opinión de que se acabará imponiendo un gobierno de gran coalición, bajo cualquiera de sus fórmulas posibles, con el que se ahorrarán debates como el de Cataluña. Las fuerzas independentistas se encuentran inmersas, entre otros, en el debate sobre si celebrar un referéndum unilateral de independencia, tal y como ha propuesto la CUP. “Todo lo que sean más urnas y más democracia está bien, pero no tiene sentido cambiar la hoja de ruta si no es para sumar, así que cambiarla no tiene sentido a día de hoy”, sostiene.

Con respecto al significado para el independentismo de los resultados del 26-J, un análisis similar hace, en principio, el diputado de la CUP Albert Botran, quien cree estos constatan que la “ruptura democrática” no se puede dar en España a corto ni a medio plazo. “En Cataluña y en menor medida en el resto de los Países Catalanes la consolidación de las alternativas de cambio es más profunda, es donde hay más fuerza para hacerlo”, sostiene. Sin embargo, la CUP no es tan optimista sobre que la caída en votos de Podemos y la victoria del PP supongan un fortalecimiento automático del independentismo. “Hay que tener iniciativa propia. El independentismo baja en las encuestas desde 2014, momentos de máxima movilización, y eso es lo que es necesario recuperar, para volver a tener fuerza”, defiende.

Botran es autocrítico con el movimiento independentista y dibuja varios factores: “Ha habido un reflujo de movilización, la propia ANC ha estado un poco más floja, el modelo de elecciones tal y como se planteó quizá no fue el mejor sistema para maximizar los resultados del independentismo…”, enumera. De este modo, concluye que el “independentismo parlamentario” no ha estado lo suficientemente en sintonía con el de la calle y los movimientos sociales. “El problema será en que en medio de esta falta de unidad, la gente a quien castigue sea al pequeño”, dice en referencia a la CUP, que estaría jugando “un papel complicado”.

Los cuperos han emplazado también a En Comú Podem a sumarse a su propuesta del referéndum de independencia unilateral, pero no ven frutos, de momento. “Lamentablemente las declaraciones que leímos en estos días no van en esa dirección, no se han sentido emplazados, al menos la dirección”, apunta. Pero apunta sobre todo al peligro de un nuevo gobierno del PP: “Por una parte es una fábrica de independentistas pero por otra sabe lo que hace, su guerra de desgaste, de baja intensidad y que acaba acostumbrando a la gente, también da resultados”, alerta.

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