Economía
El salario mínimo y el IRPF: o cómo arruinar la fiesta
¿Qué debía ocurrir? Festejar la subida del SMI, un 60,91% más desde 2018. ¿Qué ocurrió? Que no hubo fiesta.
Con la aritmética parlamentaria tan en contra del Gobierno, si alguien dice hace unos días que la aprobación de una nueva subida del salario mínimo –momento de alegría en la izquierda– iba a tener a la patronal comiendo palomitas delante de la tele, hubiera sonado a chiste. O no. Porque no es la primera vez, a cuenta de la economía, que los socios del Gobierno, PSOE y Sumar, muestran sus discrepancias. Sí ha sido, no obstante, la primera vez que ese choque se ha producido de una manera tan frontal en directo.
La escena tuvo lugar en la rueda de prensa posterior a la reunión del mismo Consejo de Ministros que acababa de aprobar el incremento del SMI hasta los 1.184 euros. ¿Qué debía ocurrir? Festejar la subida, un 60,91% más desde 2018. ¿Qué ocurrió? Que no hubo fiesta. La portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, comenzaron a mostrar sus posiciones, como en un debate electoral –la primera del PSOE, la segunda de Sumar–, sobre la decisión que se había conocido poco antes: Hacienda no aumentaría el límite exento de tributación al IRPF. Por tanto, los perceptores del salario mínimo deberán tributar a partir de ahora. En otras palabras, la decisión de la ministra María Jesús Montero les acababa de arruinar la fiesta.
«No ha habido ni comunicación ni deliberación«, dijo rotunda Yolanda Díaz, que aseguró haberse enterado por la prensa pese a haberse sentado por la mañana junto a la vicepresidenta segunda y titular de Hacienda, María Jesús Montero. Fuentes de la vicepresidencia segunda indicaron a Efe que ni ella ni ningún otro miembro del Gobierno conocieron la decisión de Montero sobre la tributación del IRPF hasta que fue publicado por los medios. «La justicia fiscal empieza por arriba. Acabamos de hacer un regalo fiscal a los rentistas, que se desgravarán el 100% del IRPF», insistió Díaz.
Pilar Alegría, que tampoco parecía estar pasándolo bien, recalcó que lo que se pueda recaudar tiene como objetivo mejorar los servicios públicos de todos los ciudadanos. Y así siguieron un rato apelando, cada una a su manera, a la necesidad de hacer pedagogía fiscal.
Esta era la segunda semana consecutiva que Yolanda Díaz comparecía en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. El martes pasado lo hizo para anunciar la aprobación del anteproyecto de ley de reducción de la jornada laboral, cuando compartió mesa con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Con él había mantenido serias discrepancias respecto a esa iniciativa e incluso llegó a hablar de «mala persona«.
La semana pasada, no obstante, hubo palabras por parte de Díaz y Cuerpo con las que intentaron quitar hierro a esas diferencias, y aseguraron que trabajarían juntos para que la reducción de jornada se convierta en realidad. Cuando los periodistas preguntaron cómo lograron salvar las diferencias, la vicepresidenta respondió: «Con mucho amor, síntesis y política«.
Pese a las diferencias, este martes Díaz ha garantizado que el Gobierno de coalición «goza de buena salud», ha expresado su respeto a las competencias de Montero y ha presumido de que su ministerio ha hecho lo que tenía que hacer, subir el salario mínimo. «Que es por otro lado lo que hoy se aprueba», apostilló de inmediato Alegría.
Fuentes de los dos socios de Gobierno han restado posteriormente importancia al choque en público y han manifestado que lo sucedido no va a tener ninguna consecuencia política ni supone una crisis. Sin embargo, Sumar ya ha anunciado una proposición de ley para garantizar que quienes perciban el salario mínimo estén exentas de tributar en el IRPF.