Opinión
El rape abisal, los monstruos y tú
"¿Y si ese bicho que sube, que huye de su zona de confort, es uno de nosotros? ¿Y si ese bicho no es otra cosa que una metáfora del ser humano huyendo de otros depredadores, de los mundos oscuros en los que nadamos, buscando un poco de luz?", reflexiona Olivia Carballar.
Lo que pasa es que el vídeo dura muy poco. Pero podrías pasarte horas, delante de la pantalla, viendo cómo ese bicho negro, con dientes afilados y cara de no muy buenos amigos, sube hacia la superficie del mar. Es el rape abisal avistado la semana pasada, por casualidad, durante la expedición de la ONG Condrik-Tenerife, en las costas canarias, y que ha dado la vuelta por redes y medios. La ciencia aún no sabe por qué subió, por qué aquel animal salió de las profundidades del océano donde vive, entre los 200 y 2.000 metros de profundidad, en la zona oscura, donde no llega la luz del sol.
El pez, solo, absolutamente indefenso, sube y sube y sube. Fascina ver su ascensión en aguas tan claras, alejado de su hábitat natural. ¿Lo recuerdan en Buscando a Nemo? El malvado monstruo que ataca a Marlin y Dory. Siendo ficción, parece más real en la película de Disney que en el vídeo de estos días.
¿Qué pudo entonces llevar a esta especie marina a salir de su oscuridad? Pudo deberse, dicen quienes lo encontraron, a una corriente ascendente, o a una enfermedad, o a la huida de un depredador.
Y en ese momento, quienes no sabemos de ciencia, nos aferramos a la poesía. ¿Y si ese bicho que sube, que huye despavorido de su zona de confort, es uno de nosotros? ¿Y si ese bicho no es otra cosa que una metáfora del ser humano huyendo de otros depredadores, de los mundos oscuros en los que nadamos? ¿Y si ese bicho es una señal, la enésima ya, de que hasta los seres que viven de la penumbra empiezan a ahogarse sin un poco de luz?
Entonces el monstruo ya no es el pobre pez, como contó después Disney en Luca. Porque los monstruos, ya saben, los de verdad, están aquí arriba.