Sociedad
El Ayuntamiento de Barcelona compra la Casa Orsola
El anuncio se produce tras la última movilización para evitar el desahucio a Josep Torrent, un profesor de 49 años que lleva 22 viviendo allí.
El Ayuntamiento de Barcelona comprará finalmente la Casa Orsola por 9,2 millones de euros. Según el consistorio, la operación se realizará con una fórmula colaborativa con la entidad Hàbitat3. El anuncio llega cuando estaba pendiente el desahucio previsto de uno de los inquilinos, que había quedado aplazado al próximo 18 de febrero.
«Convertiremos todo el edificio en pisos de alquiler asequible», «ningún inquilino tendrá que marcharse de Casa Orsola y todos los pisos pasarán a ser gestionados por Hàbitat3», ha explicado el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni.
Casa Orsola (el número 137 de la calle Calàbria y el 122 de la calle Consell de Cent) se ha convertido en referente de la lucha vecinal en defensa del derecho a la vivienda desde que, en octubre de 2021, el fondo Lioness Inversiones la adquirió y notificó a los inquilinos de sus 26 viviendas que debían abandonar los pisos una vez finalizaran sus contratos.
Josep Torrent, un profesor de 49 años que lleva 22 viviendo en una de las dos fincas, fue el primer vecino que iba a ser desahuciado, pero una concentración de cientos de personas convocada por el Sindicat de Llogateres impidió que la comisión judicial ejecutara la orden judicial. Delante de la casa llegaron a reunirse 800 personas, según la Guàrdia Urbana. La masiva respuesta obligó a cortar el tráfico rodado en la calle Consell de Cent. Alegando razones de seguridad, el juzgado aplazó el desahucio.
«Es evidente que el aplazamiento se ha producido por la movilización sin precedentes del jueves y el viernes y ante el convencimiento de que se repetiría tantas veces como intentaran echar a Josep», dijo entonces el portavoz del sindicato, Enric Aragonès.
«Han sido tres años de lucha, de incertidumbre, de dolor y sufrimiento«, ha explicado a los medios, tras el anuncio del consistorio , Josep Torrent. Pese a la visible emoción que mostraban sus lágrimas en la rueda de prensa, Torrent ha reprochado a las autoridades locales que no se hayan puesto en contacto con los vecinos por ahora.
«Sería un detalle que nos tomaran como interlocutor», ha señalado el docente, que ha recordado que en pocos días se ha enfrentado a tres fechas de desahucio. El vecino también ha mostrado la «preocupación» de los vecinos por las cifras dadas sobre el número de inquilinos en las distintas casuísticas que viven en las fincas de Casa Orsola y que ha dicho no le «cuadran».
Por otro lado, Torrent ha agradecido al Sindicat de Llogateres el acompañamiento y la organización de movilizaciones. «Sin ellos esto no hubiera ocurrido», ha dejado claro el vecino, quien también ha hecho extensivo el agradecimiento al movimiento por la vivienda y los vecinos de la ciudad.
La fórmula de compra
El alcalde de Barcelona y la presidenta de la Fundació Privada Hàbitat3, Carme Trilla, han explicado en una rueda de prensa el acuerdo con la propiedad para comprar conjuntamente la finca de Casa Orsola: el Ayuntamiento aporta 4,87 millones y Hàbitat3 4,33 millones.
Collboni ha subrayado que la operación se ha realizado con una formula nueva, la compra social colaborativa, que propuso la Fundació, y gracias a que, con la mediación del Síndic de Greuges de Barcelona, «el propietario ha aceptado vender» por un precio que está un 30% por debajo del de mercado en el Eixample.
«Hoy sacamos adelante una operación de compra social-colaborativa, yendo de la mano de una entidad social, pero hay que seguir cambiando las reglas del juego con más medidas estructurales para generar un verdadero escudo contra la escalada de los precios de la vivienda, tal y como estamos haciendo con la aplicación del tope a los alquileres o con la decisión de eliminar los pisos turísticos en la ciudad”, ha añadido el alcalde.
«Es el embrión de una manera de hacer que tenemos que replicar», ha señalado la presidenta de Hàbitat3. Además, para Trilla, la fórmula de Casa Orsola, mantener a los inquilinos que viven en la finca, es buena para integrar a las personas que llegaron con un alquiler social y es una apuesta por el arraigo y contra los guetos y la gentrificación.