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Arranca la campaña del 26-J: a la caza del 32,4% de indecisos
El otro factor decisivo será la abstención, que para los nuevos partidos políticos representa uno de los mayores enemigos
El país se enfrenta a un escenario inédito: la segunda campaña a unas elecciones generales en medio año. En este contexto, los expertos en comunicación política pueden hacer pocas predicciones, más aún teniendo en cuenta que, según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 32,4% de los electores están en el bando de los indecisos. Será esta bolsa de votantes la que decidirá todas las batallas: la que libran los partidos del espectro de la izquierda por arrebatar el gobierno a la derecha pero también la que se está dando en cada uno de los dos campos, entre PP y Ciudadanos y entre Unidos Podemos y PSOE.
El otro factor decisivo el 26-J será la abstención, que para los nuevos partidos políticos representa uno de los mayores enemigos. El desgaste electoral y las fechas juegan en contra. En este sentido, el factor ilusión tendrá aún más importancia que en el 20-D. Podemos e IU, tras su unión electoral, han sido las dos fuerzas -ahora una sola- que, de momento, mejor han sabido lograr este efecto. “La política es sexy y hay que insistir, para que las ganas no decaigan, en la capacidad de revitalizar e ilusionar”, insistía el secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, al diario El Mundo. De momento, el CIS confirma este despegue exitoso y augura el esperado sorpasso al PSOE.
En cuanto a las diferencias con respecto al 20-D, además de algunos cambios en listas y programas, destaca la experiencia inmediata de los votantes: la manera en la que los diferentes partidos logren comunicar al electorado que no fue suya la culpa de la repetición de elecciones será decisiva. En definitiva, los contendientes tendrán también que inclinar a su favor el relato de lo ocurrido estos últimos seis meses, sobre todo durante el periodo de negociaciones para formar gobierno durante esta cortísima legislatura.
Corazones multicolores, sonrisas y abrazos
Podemos, tras su alianza con IU, ha logrado abarcar al electorado de izquierdas más definido ideológicamente sin renunciar al centro. En esta dirección van, precisamente, las declaraciones del líder del partido morado, Pablo Iglesias, de que es necesaria una “nueva socialdemocracia”. Una posición que, tras conquistar la izquierda, le permite empujar a la derecha a un PSOE en una posición cada vez más delicada y a la defensiva. En esta línea de formas centristas se sitúa también el tono con el que Unidos Podemos está enfrentando la campaña: el uso del corazón como símbolo, apelando a la sonrisa y a la ilusión. Alejar así el fantasma del miedo que agita la derecha a que la situación sociopolítica española pueda acabar pareciéndose a la de Venezuela. Una idea, la de normalidad, en la que incide también el spot electoral de la formación.
Además, con su recolocación en las listas en una posición más ventajosa, Podemos asegura la elección del ex JEMAD Julio Rodríguez, un perfil que atrae a los electores de mayor edad y de la órbita del PSOE, un segmento al que apuntan también los de Iglesias para ganar terreno electoral. Podemos ha llevado a cabo también cambios en su programa, especialmente en el terreno económico: de los 90.000 millones de gasto público que anunciaba entre sus promesas para el 20-D se ha pasado a los 60.000.
Frenar el avance de Podemos
El PSOE, por su parte, trata de buscar su identidad para recuperar la hegemonía de la izquierda. Pedro Sánchez ha llegado a hacer una campaña puerta a puerta, llamando a telefonillos en casas particulares, para grabarse explicando el programa a algunos ciudadanos. El intento de aparentar cercanía es crucial para unos socialistas cada vez más acorralados por Unidos Podemos, contra los que quieren aprovechar la presencia de IU para restar frescura a los de Iglesias. Los barones señalan a Julio Anguita y desentierran el concepto de la pinza. Por otro lado, Sánchez no sólo tiene que medirse por seguir siendo la izquierda en este país sino que sigue sintiendo el aliento de Susana Díaz en al nuca.
En su programa, como novedad este 26-J se ha incluido una tasa específica para sufragar el pago de pensiones, que saldrá de un aumento de algunos impuestos. También hay diferencias en cuanto al tema catalán. El PSOE promete un “pacto político” para plasmar “la singularidad” de la Comunidad Autónoma en la Constitución. Parece ser que de igual modo habrá novedades con respecto a los pactos post electorales, ya que Sánchez ha prometido que será la militancia y no el Comité Federal la que exprese su voluntad.
Venezuela y rebaja en el programa
En el bloque de la derecha, Ciudadanos parece cada día más desgastado y las encuestas reflejan una cierta recuperación del PP con respecto a algunos votantes fugados a la formación naranja. Su spot electoral ha sido uno de sus grandes errores, y las reacciones llevaron al partido a bloquear los comentarios al mismo para esconder las críticas. Además, las encuestas reflejan que la estrategia, fuertemente abrazada por Albert Rivera, de acudir a los problemas venezolanos para hacer oposición a Podemos, está mostrando signos serios de desgaste.
Ciudadanos concurre además con un programa con novedades para el 26-J. Por ejemplo, ha reducido a más de la mitad la partida de 7.800 millones para ayudas a las familias con menos recursos, a causa de, alegan, el desvío del déficit público. El mismo motivo lo esgrimen para anular su promesa del 20-D de reducir todos los tramos del IVA. Pese al viento de las encuestas en contra, en Ciudadanos consideran que pueden dar la sorpresa. Apelan al alto porcentaje de indecisos para dar la batalla.
Moderación y discreción
Y en relativo silencio, con un perfil más bajo de lo que en un principio cabría esperar, se mantiene el PP de Mariano Rajoy, que huye de las acciones efectistas de Ciudadanos sobre Venezuela y se postula como la opción de centro derecha y la de todos aquellos que quieran huir de los extremismos. El presidente del Gobierno en funciones aspira a ampliar su victoria del 20-D recuperando votos de la formación naranja mientras observa casi desde la barrera como el resto de partidos se desgasta. Los conservadores se presentan como la opción seria, capaz de aplicar sin vacilar los “sacrificios” que impone “la realidad” en forma de instituciones europeas. Todo aderezado con una desconcertante versión caribeña de la sintonía del PP.
En cuanto al programa, el partido que dirige Rajoy no ha hecho modificaciones sustanciales de su programa con respecto al 20-D. Entre los pocos cambios se incluye la propuesta de fijar el fin de la jornada laboral a las 18.00 horas y cambiar el uso horario, retrasándolo una hora.