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La Nuit Debout se reorganiza el 15-M
Aunque la plaza de la República de París parecía un hormiguero este domingo, en las últimas semanas el equivalente a la Puerta del Sol de la Nuit Debout perdió afluencia y su musculosa indignación inicial cayó en picado.
Hacía semanas que République no estaba tan llena. Este domingo miles de franceses salieron a las plazas para celebrar el quinto aniversario del 15M, una fecha que los indignados de la Nuit Debout (Noche en Pie) aprovecharon para lanzar un llamamiento internacional que se tradujo en movilizaciones en 300 ciudades de Europa y una decena de urbes de América Latina, Estados Unidos, Canadá, Australia y Turquía. La Nuit Debout nació para unir luchas en Francia y, con la ayuda clave de activistas del 15M y de otros movimientos sociales, ha logrado movilizar a ciudadanos de todo el mundo un mes y medio después de su nacimiento.
Que nadie se atragante de optimismo. Aunque la plaza de la República de París parecía un hormiguero este domingo, en las últimas semanas el equivalente a la Puerta del Sol de la Nuit Debout perdió afluencia y su musculosa indignación inicial cayó en picado tanto en París como en el resto de ciudades de Francia y las banlieues (las conflictivas y discriminadas periferias galas).
Pero, ¿por qué perdió fuerza la Nuit Debout? ¿Y por qué volvió tanta gente a République este domingo? A pesar de las enormes diferencias a ambos lados de los Pirineos, la Nuit Debout se cocinó y creció con ingredientes similares a los del 15M: los franceses llevaban meses viendo cómo su Gobierno, autodenominado socialista, hacía caso omiso de su programa electoral para aplicar políticas que profundizaban la precariedad laboral y deterioraban su sagrado Estado del bienestar, como la polémica reforma laboral que sirvió de detonante para el nacimiento de la Nuit Debout y que el Gobierno galo acaba de aprobar por decreto.
A la pérdida de legitimidad de la clase política se suman otros ingredientes propios, como la deriva autoritaria del gobierno que preside Manuel Valls, especialmente tras los atentados de noviembre en París -Francia lleva siete meses en estado de emergencia-, y el auge del Frente Nacional, el partido de extrema derecha que hasta hace poco monopolizaba el descontento social gracias a un discurso maquillado y de inspiración nacionalsocialista. Finalmente la indignación estalló en las plazas, los franceses adoptaron los gestos y dinámicas asamblearias del 15M y la primavera alejó la lluvia que hace unos meses habría hecho imposible permanecer en la calle o sentarse en el suelo.
Tras la fiesta democrática y social de las primeras semanas, la Nuit Debout enfrentó su primera resaca. Los ataques de las grandes corporaciones mediáticas contra los indignados franceses no tardaron en aparecer, algo de esperar teniendo en cuenta el peso internacional de Francia y la enorme visibilidad de París, la ciudad más visitada del planeta. Los franceses no están tan acostumbrados a usar Twitter, Facebook y otras redes sociales, tal y como demuestran las primeras estadísticas comparativas, lo que facilitó la difusión del discurso casi homogéneo de las grandes cabeceras y cadenas de televisión.
Desde la primera noche, la Policía francesa se aseguró de que todo el mundo abandonara République antes del alba, impidiendo la creación de un espacio común y estable de convivencia y el desarrollo de sistemas de autogestión en pleno centro, a diferencia de lo que sucedió en Barcelona, Madrid y otras ciudades españolas, donde, además, el alto índice de desempleados apuntaló la presencia de ciudadanos día y noche.
A finales de abril la Nuit Debout hizo frente a una crisis que todavía deja secuelas: la violencia descontrolada, irracional e impulsiva abonó el argumentario de quienes persiguen desprestigiar este movimiento ciudadano. “No queremos someternos a la agenda de los medios”, respondían desde la Nuit Debout cuando los periodistas presionábamos para que adoptaran una postura tajante frente a los altercados, a pesar de que a los pocos días de su nacimiento la asamblea indignada de la plaza de la República ya se posicionó en contra de la violencia que se traduce en escaparates rotos, coches ardiendo y gases lacrimógenos por doquier.
El Gobierno francés no desaprovechó la oportunidad y ordenó a sus agentes antidisturbios que dejaran prender la llama e intervinieran a posteriori en lugar de actuar desde el principio para evitar el caos ocasionado por una minoría -por numerosa que pudiera llegar a ser- en los alrededores de la plaza y otros puntos de París. El miércoles 18 los agentes franceses se manifestarán contra lo que consideran un “uso partidista y político” de las fuerzas de seguridad, pero el daño a la imagen de la Nuit Debout ya está hecho.
Asambleas eternas, reflexiones profundas que no concretan hechos y un reguero de problemas que sigue necesitando soluciones urgentes e implicación ciudadana, desde los desahucios hasta la acogida de refugiados. Aunque ahora está más organizada y las cocinas subterráneas de este movimiento avanzan rápido lejos de las miradas indiscretas, la Nuit Debout pronto cumplirá dos meses y una parte de la ciudadanía empieza a sentir que su esperanza y compromiso se pierde entre las más de ochenta comisiones de este movimiento.
El reto que enfrentan estos días los indignados franceses va más allá y tiene que ver con la aparición de dos corrientes internas que han pasado desapercibidas incluso a ojos de la prensa francesa: la primera corriente, vinculada al colectivo Convergence de Luttes (Convergencia de Luchas), precursor de la Nuit Debout, tiene prisa y ya aspira a saltar a las instituciones de la mano de los sindicatos y otras organizaciones a poco más de un año de las elecciones presidenciales. La otra corriente está integrada por activistas de perfiles diversos y ciudadanos que por primera vez ejercen de forma activa su rol de ciudadanos y que beben directamente de la experiencia emocional del 15M, dando protagonismo al empoderamiento, la ilusión y la participación. Esta segunda corriente piensa a largo plazo y sus pasos son cortos pero firmes.
Entonces, ¿por qué volvió tanta gente a République este domingo? Una posible respuesta es la siguiente: porque la Comisión Internacional de la Nuit Debout, precursora del 15M internacional e integrada por activistas y ciudadanos de distintos países, dio prioridad a los lazos humanos y las emociones para atraer y conectar a más y más ciudadanos de todo el mundo en el aniversario de los indignados españoles. Y lo consiguió.
Este domingo 15 de mayo la orquesta de los indignados franceses (Orchestre Debout) interpretó el Bolero de Ravel, una obra del compositor francés Maurice Ravel inspirada en una danza española que tuvo un éxito inmediato a nivel internacional allá por los años treinta. Más de tres mil jóvenes, ancianos y niños de orígenes diversos acudieron a la plaza para deleitarse con la obra. La plaza de la República, epicentro de la Nuit Debout, se llenó de nuevo. Feliz 15M.