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La tristeza del éxito
"Si Unidad Editorial no reflexiona hagámoslo nosotros y no dejemos a sus trabajadores solos. Ahora es cuando nos necesitan", sostiene la autora.
El 4 de abril se anuncia el cuarto ERE en Unidad Editorial. El 21 de abril se comunica al comité de empresa el número de despidos propuestos, que asciende a 224 trabajadores de las diferentes publicaciones y radio con las indemnizaciones mínimas que prevé la ley. Entre las justificaciones para hacer el ajuste de plantilla está la necesidad de un ahorro de 15 millones de euros. Cuando despidieron a Pedro Jota hace tan solo dos años depositaron en su cuenta corriente 13,5 millones estando el grupo ya en dificultades económicas.
El 4 de mayo El Mundo no se puede comprar en los quioscos. Es fruto del éxito de una huelga con un seguimiento masivo. Pero es profundamente triste porque una huelga nunca es un triunfo, es la última opción. Significa que agotadas todas las vías de negociación sólo queda el enfrentamiento directo, el a ver quién puede más, el asedio mutuo y el desgaste. Ahora mismo todos esos periodistas que el 3 de mayo no fueron a trabajar tienen una sensación agridulce. Lo sé porque yo también he sufrido un ERE, he convocado una huelga en medio de la negociación con un gran seguimiento y el día posterior es lo más parecido a flotar sola en un cenote sin bombona de oxígeno ni cuerda por la que trepar. Y ahora, ¿dónde está la salida?, pensarán mientras sienten el mismo miedo que ayer a perder su puesto de trabajo, su casa y su vida tal y como la conocen. Pero, aunque todavía no sean capaces de verlo, han recuperado su dignidad después de años de bajadas de salario y pérdida de derechos bajo la promesa de evitar despidos y han plantado cara ante tal degradación laboral.
Unidad Editorial ha maltratado tanto a sus trabajadores como para que ya sientan que no tienen nada que perder y si lo tienen es tan inestable que no merece la pena ni la inseguridad ni el sufrimiento. Ahora comienza la lucha de verdad, después de esta demostración de fuerza las negociaciones serán hostiles, se llenarán todas las propuestas patronales de palabras gruesas y amenazas veladas. Es importante que no nos olvidemos de ellos tras el apoyo a su valentía porque el via crucis sólo acaba de empezar. La tensión se palpará en las redacciones durante semanas. Habrá más silencio del habitual y menos risas de las necesarias. Sólo les puede ayudar la presión social y el respaldo de la profesión. No queremos franquicias informativas formadas por un pool de periodistas que cocinen noticias recalentadas sin aporte nutricional.
Ante esas pretensiones se han movilizado Radio Marca, El Mundo y Marca el 3 de mayo y lo seguirán haciendo todos los martes hasta que el 21 de mayo se convierta en una huelga indefinida si no hay ningún cambio por parte de la patronal. Y mucho me temo que los siguientes serán periodistas de otros medios porque una vez abierto el melón es difícil que otras empresas no quieran probarlo.
No soy lectora de El Mundo, no comparto su línea editorial ni muchas de sus publicaciones pero no quiero que desaparezca. Aunque nada me haría más feliz que Mariano se quedara sin la única lectura a la que dedica su deportivo intelecto, no quiero que Marca pierda su identidad, porque la libertad de todos también depende de que se publique lo que no nos interesa, gusta o compartimos. Si Unidad Editorial no reflexiona hagámoslo nosotros y no dejemos a sus trabajadores solos. Ahora es cuando nos necesitan.