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El Centro Delàs denuncia que el Santander financia la fabricación de armas

El centro de estudios pacifista aprovecha la junta de accionistas del banco para exigir la cancelación inmediata de "inversiones" a empresas armamentísticas.

Foto: archivo.

Activistas del Centro Delàs de Estudios por la Paz han intervenido este viernes en la junta general de accionistas del Banco Santander para denunciar que la entidad ha financiado a cinco empresas de armas españolas con créditos por más de 140 millones de euros.

El Centro Delàs critica que Maxam, una de las empresas que han obtenido créditos, es uno de los principales fabricantes y exportadores de explosivos y municiones a todo el mundo. «Es probable que el Banco Santander haya financiado la producción de armamento de Maxam que ha acabado en algunos de los conflictos armados actuales, bien sea Siria o República Centroafricana, es por ello que es importante apelar a su responsabilidad y exigirle la cancelación inmediata de sus inversiones en destinos tan controvertidos», afirma Jordi Calvo, coordinador del Centro Delàs y autor de varios informes sobre las relaciones entre el sector financiero y la industria de la guerra.

Según explica el centro en una nota, la entidad también ha financiado a otras cuatro empresas españolas, cuya actividad incluye la producción de material bélico: Oesia, Sener, Indra y Navantia. Oesia desarrolla tecnología para  el avión de combate europeo Typhoon utilizado por las fuerzas aéreas británicas, alemanas, italianas, españolas y austríacas. «El ejército de Arabia Saudí ha adquirido 76 de estos aviones de guerra, que muy probablemente están siendo utilizados en la ofensiva bélica saudí en territorio yemení», asegura Delàs en la nota.

Sener es una empresa que fabrica sistemas de misiles. Indra es una de las empresas tecnológicas puntales en el mundo, que, entre muchas otras cosas, desarrolla programas y sistemas para usos militares. Los astilleros Navantia, que recibieron préstamos del Santander por 325,8 millones de euros, también fabrican buques de guerra.

La activista del Centro Delàs Audrey Esnault se dirigió a los asistentes de la junta en nombre de los accionistas que representaba: «Miembros del consejo de administración, señoras y señores accionistas, deben ustedes saber que con estas inversiones en armamento el Banco Santander contribuye decididamente al negocio de las armas y de la guerra». Según informan desde la organización pacifista, pidió a la presidenta de la entidad, Ana Botín, que abandone «cualquier financiación a empresas que fabriquen y exporten armas».

Armamento nuclear

El centro de estudios también denuncia que el Santander ha concedido préstamos por 1.441 millones de dólares a empresas como Airbus Group, Boeing, Finmeccanica, Fluor, General Dynamics, Honeywell International, Safran y Thales. «La empresa Boeing, que recibió un préstamo del Banco Santander por valor de 142 millones de dólares, desarrolla el misil intercontinental nuclear estadounidense Minutenam. Los submarinos nucleares estadounidenses van equipados con estos misiles de carga nuclear, están en máxima alerta permanente y pueden lanzar un misil en cualquier momento», advierten Xavier Bohigas y Teresa Fortuny, investigadores del centro.

Del mismo modo, el Centro Delás alerta de la falta de cumplimiento del Santander con el compromiso expuesto en el documento Responsabilidad Social Corporativa del propio banco, que insta que «todas las actividades del grupo resulten beneficiosas a largo plazo en los entornos económicos, sociales u ambientales en los que esté presente».»Parece que el Banco Santander considera la fabricación de armas nucleares una actividad beneficiosa», añaden los investigadores del Delás.

La respuesta de Botín

La presidenta del Santander, Ana Botín, aseguró que el banco se ha dotado de una nueva política de actuación en «sectores sensibles», como es la industria de defensa. Esta política consiste en «no mantener ninguna relación comercial con los que fabriquen, comercialicen o distribuyan armamento controvertido; exigimos que se comprueben y se respeten por parte de nuestros clientes todos los tratados de no proliferación de armas prohibidas; y prestar especial atención a que los proyectos de financiación no estén dirigidos a países que no hayan ratificado la carta de los derechos humanos«, dijo Botín en el turno de respuestas a los accionistas.

Asimismo, la presidenta contó que todos los clientes del banco deben firmar «una declaración de conformidad con esta política que tenemos de defensa». Se ha creado un grupo de trabajo especial para revisar las operaciones. «Les puedo asegurar que, desde que tenemos esta política, hemos rechazado algunas operaciones», concluyó Botín.

*Actualizado el 20 de marzo

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