Internacional | OTRAS NOTICIAS
Ucrania amplía la lista de películas rusas censuradas
El Gobierno ucraniano ha extendido el veto a 21 películas y series rusas. En total, ya se han prohibido 423. En enero de este año la Rada aprobó una ley para prohibir la exhibición de películas “donde haya actividades de propaganda de los cuerpos y fuerzas de seguridad rusas”.
MOSCÚ // Filip Ilyenko no es una de las primeras espadas del Gobierno ucraniano, pero su influencia no es poca. Como presidente de la agencia del cine (Derzhkino) de la nueva Ucrania, Ilyenko tiene la capacidad de decidir lo que los ucranianos pueden ver y lo que no. Y la lista de lo que no pueden ver es cada vez más larga. Ilyenko comunicó el pasado 17 de febrero en su página de Facebook que el gobierno había decidido ampliar el veto que Kiev mantiene sobre determinadas películas y series de televisión rusas en otros 21 títulos. “En total, hasta la fecha Derzhkino ha prohibido 423 películas y series de televisión en el marco de la protección informativa de Ucrania. Este trabajo continuará en el futuro próximo”, escribió Ilyenko, que también es diputado en la Rada Suprema por el partido de ultraderecha Svoboda.
Entre las películas afectadas se encuentran Estalingrado (Fédor Bondarchuk, 2013) y la adaptación de El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov, que hizo para televisión Vladímir Bortko en 2005. También la película de animación infantil El cuento del ‘strelets’ Fedot, cuyo delito es, aparentemente, estar basada en narraciones populares rusas.
La lista redactada hasta la fecha por los expertos de Derzhkino es cuanto menos de dudosa fiabilidad, ya que en ella se han incluido las adaptaciones para televisión de La guardia blanca de Bulgákov –ambientada en Kiev durante la guerra civil rusa– y de Tarás Bulba de Nikolái Gógol –sobre los cosacos de Zaporozhia– para el cine. “De acuerdo con los expertos que han revisado estas películas, las mismas muestran desprecio por la lengua, el pueblo y el Estado de Ucrania, y algunos hechos están distorsionados para beneficiar a Rusia”, alegó el Ministerio de Cultura ucraniano.
Más en concreto, a los expertos bajo la supervisión de Ilyenko les disgustó el retrato de los nacionalistas ucranianos de Simón Petliura en La guardia blanca y las menciones “a la tierra rusa” y “el alma rusa” en la arenga de Taras Bulba a sus soldados en la adaptación homónima. Dos cosas que, no obstante, ya se encontraban en los libros de Bulgákov (nacido en Kiev) y Gógol (nacido en Veliki Soróchintsi, cerca de Poltava), lo que motivó la respuesta irónica del ministro de cultura ruso, Vladímir Medinski. “Lo lógico sería prohibir ahora las obras del ucrainófobo Mijaíl Bulgákov, nacido en Kiev, y de Nikolái Gogol, que no podía escribir en su lengua nativa, así como del criptorrusófilo Tarás Shevchenko, que escribió sus diarios personales exclusivamente en lengua rusa”, escribió Medinski en su cuenta de Twitter.
Clasificación arbitraria
No se trata de la única medida que Ucrania ha tomado contra la industria audiovisual rusa. Desde 2014 los activistas de Maidán piden boicotear las películas y series de televisión del país vecino junto a otros productos en protesta por lo que consideran agresión rusa en el este de Ucrania. En enero de este año la Rada aprobó una ley para prohibir la exhibición de películas “donde haya actividades de propaganda de los cuerpos y fuerzas de seguridad rusas”. Según Ilyenko, “sería inhumano mostrar en la televisión ucraniana películas rusas, que no son más que propaganda, como la glorificación de las estructuras de poder en sí y por sí mismas”. La definición de lo que es propaganda y lo que no queda, por supuesto, a discreción de los expertos de Derzhkino.
Esta decisión de las autoridades, ya de por sí polémica, se ha encontrado con las quejas de los productores locales ya que el vacío dejado por las producciones rusas no se llena con películas ucranianas. En diciembre de 2014, el cineasta ucraniano Igor Savichenko reclamaba desde las páginas de Telekritika que el dinero que se destinaba a la compra de series de televisión rusas –calculado aquel año en unos 65 millones de dólares– fuese a respaldar a la industria nacional. “Hasta 2012 vivíamos de filmar películas y series de televisión para Rusia. Cuando se fundó Derzhkino en 2013 comenzamos a filmar nuestras propias películas y series para televisión. Ahora ese equilibrio ha quedado roto”, explicaba Savichenko.
“Que den el dinero a la industria del cine para que no tengamos que abandonar el país y podamos seguir con nuestro trabajo”. Savichenko denunciaba que las subvenciones a la producción incluso se habían reducido con el nuevo gobierno. Ilyenko le contestó afirmando que el Estado carecía de dinero para cultura y emplazó a las cadenas de televisión privadas a cubrir la financiación: “El gobierno apenas tiene medios. No es una cuestión de subfinanciación de la industria. Todo el mundo puede ver lo que ocurre ahora con la economía y con las finanzas».