Política
Pedro Sánchez encabeza la carrera hacia la Moncloa
El líder del PSOE supera las presiones de los barones y ahora se encuentra en una posición de ventaja para conseguir los apoyos necesarios para su investidura. Rajoy asegura en una broma telefónica que tiene la agenda muy libre
MADRID// La nueva etapa política surgida tras las elecciones del 20 de diciembre sigue siendo tan voluble como lo fue la época preelectoral y la propia campaña. Las situaciones cambian en cuestión de días y lo que parecía imposible se torna factible con apenas un movimiento político que da un vuelco al resto de actores como si de una cascada de fichas de dominó se tratase.
En esta tesitura tan inestable son ahora Pedro Sanchez y el PSOE los que parecen más cerca de formar gobierno. La inacción de Rajoy ha dejado en cabeza al líder del partido socialista. En una broma telefónica, el líder del PP ha asegurado al supuesto presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que tiene la agenda muy libre: «Como esta semana está el Rey en las consultas, según como dé el asunto, lo puedo llamar el lunes 25 y según como estemos fijamos una fecha. Tengo la agenda muy libre y lo podríamos dejar para 24 o 48 horas después».
El presidente en funciones es consciente de que las presiones de los grandes medios de comunicación y de los empresarios, con Ciudadanos ejerciendo de Celestina, para la gran coalición no han hecho mella en el no rotundo del PSOE a su investidura y ha optado por ni siquiera iniciar una ronda de contactos para negociar más allá de las primeras reuniones en Moncloa que se produjeron tras las elecciones y donde recibió la negativa de todas las formaciones políticas. No obstante, el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha asegurado en una entrevista en Antena 3 que Rajoy tiene un plan b para la gobernabilidad y que no tira la toalla.
De momento, Pedro Sánchez, que ha sugerido a Rajoy que se marche a su casa si no va a presentarse a la investidura, parece haber superado las presiones que desde dentro de su partido le pedían que se le quitara de la cabeza la posibilidad de formar gobierno con el apoyo de Podemos y los independentistas. Los líderes territoriales, encabezados por la baronesa Susana Díaz, no han conseguido limar la posición del secretario general del PSOE, que ahora se encuentra en una posición de ventaja para conseguir los apoyos necesarios para su investidura.
La negociación con Podemos
Los continuos tiras y aflojas que se están dando en la relación con Podemos se producen por la necesidad de nadar y guardar la ropa que tiene la formación de Pablo Iglesias. El partido morado posee como línea fundamental de su ideario echar del gobierno a la derecha de Rajoy, pero no puede para ello hacer parecer a la opinión pública que está dispuesto a cualquier cosa uniéndose desde el principio al PSOE para lograrlo. Necesitan marcar una distancia prudencial por si al final se ven abocados a la repetición de elecciones y así conservar su pureza inmaculada.
La mayor evidencia de este distanciamiento, más simbólico que real, es su enfrentamiento por los grupos parlamentarios. Podemos ha escenificado, sobre todo en palabras de Pablo Iglesias, su enfado con el PSOE por no haber logrado los cuatro grupos que prometió a sus coaliciones territoriales de Cataluña, Galicia y Valencia. La sobreactuación realizada desde Podemos, que tenían conocimiento desde antes de las elecciones que el reglamento impedía que se pudieran tener los grupos diferenciados, tenía como objetivo presentar a la opinión pública los esfuerzos de Podemos por cumplir su compromiso con las confluencias y culpar a “la vieja política” de que finalmente no se haya logrado.
Las negociaciones que hubo entre PSOE y Podemos para encontrar una solución intermedia a los cuatro grupos y el hecho de que los socialistas apoyen que, en el Senado, Podemos y las confluencias tengan grupos separados acabaron con la polémica, más de cara al electorado que real, y así se comiencen a acercar posturas de cara a la posible investidura de Sánchez.
De hecho, tras la conformación del grupo parlamentario de Podemos con las dos agrupaciones autonómicas, ya se han empezado a oír las primeras voces que abogan por el entendimiento entre el PSOE y Podemos desde la formación de Pablo Iglesias. Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos en Andalucía, se ha posicionado a favor de un acuerdo entre ambos partidos para formar un gobierno que impulse la agenda social en detrimento de las cuestiones que tengan que ver con la organización territorial. Es ahí donde se produce el principal problema de la negociación.
El escollo del referéndum en Cataluña
Pablo Iglesias elevó el derecho a decidir en Cataluña a eje principal de su campaña. Fue una de las 5 garantías irrenunciables con las que concurrió a las elecciones. Además, tras las elecciones generales, el líder de Podemos se apresuró en marcar el referéndum de Cataluña como una de las líneas rojas sobre las que no podrían negociar con ninguna formación. Este es el verdadero hándicap para que Podemos y PSOE alcanzaran un acuerdo, ya que en materia social, tras un periplo socialista por la oposición, están de acuerdo en la mayoría de líneas programáticas principales. El PSOE no está dispuesto a aceptar el referéndum en Cataluña, a pesar de que el PSC lo tenía en su programa hasta 2012, y Podemos tiene casi imposible renunciar a esta exigencia. Más que por una cuestión de compromiso electoral porque Ada Colau y Bcn en Comú rechazarían de plano cualquier acuerdo que no lo incluyera. Lo cierto es que dentro de las confluencias y del propio Podemos hay voces que llaman a matizar la posición inflexible de Pablo Iglesias con el referéndum en Cataluña para lograr un acuerdo que desbanque al PP del gobierno.
El PNV como actor necesario
Aparte del apoyo de Podemos, y el ya anunciado de Compromís y de Unidad Popular para que Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno, el líder del PSOE necesitaría al menos el apoyo de otra formación. Es ahí donde aparece en escena el Partido Nacionalista Vasco. Los jaltzales, conscientes de que la situación en Cataluña los presenta como moderados ante la opinión pública, han movido ficha para presentarse como la opción más tolerable en el seno del PSOE. En Ferraz sería muy complicado vender un acuerdo ante la ejecutiva federal en el que formaran parte ERC o Democracia y Llibertat tras la deriva soberanista del Procés. Pero sí sería mucho más factible para Pedro Sánchez presentar el apoyo del PNV como alternativa a cambio de mantener el concierto vasco en un momento en el que la reforma constitucional que se divisa en lontananza puede ponerlo en cuestión.