Opinión

Diez años de Creative Commons: ¿algo que celebrar?

Hasta en RTVE ya se habla con normalidad de temas que eran conocidos casi en exclusiva por hackers y forofos de la cultura libre, como son las licencias Creative Commons - CC: “tal día como ese en 2002 se publicaron las primeras versiones de estas licencias que tienen como objetivo principal dotar a los autores de una herramienta que les permita decidir la manera en la que su obra va a circular por Internet que se aleje de la de «todos los derechos reservados» y que se adapte a la nueva realidad que supone vivir en un mundo en el que la tecnología permite hacer copias digitales de casi cualquier obra”.

Hasta en RTVE ya se habla con normalidad de temas que eran conocidos casi en exclusiva por hackers y forofos de la cultura libre, como son las licencias Creative Commons – CC: “tal día como ese en 2002 se publicaron las primeras versiones de estas licencias que tienen como objetivo principal dotar a los autores de una herramienta que les permita decidir la manera en la que su obra va a circular por Internet que se aleje de la de «todos los derechos reservados» y que se adapte a la nueva realidad que supone vivir en un mundo en el que la tecnología permite hacer copias digitales de casi cualquier obra”.

Las CC son el intento de aplicación de la filosofía del copyleft -permitir la libre distribución de copias y versiones modificadas de una obra u otro trabajo- a los productos culturales. El quid de la cuestión es que está filosofía funciona muy bien en el ámbito donde surge, los programas informáticos, pero no acaba de cuajar a nivel profesional en periodismo, música, literatura… Las CC han abierto debates que, a día de hoy, no se han conseguido resolver: si tiene todo el sentido que un programa informático pueda ser analizado, modificado y distribuido incluso comercialmente por Internet, no está nada claro que eso sea aplicable a fotos, canciones o libros. De un programa informático no se puede hacer una parodia: funciona o no funciona, se instala o no se instala. Pero no sucede lo mismo con los llamados productos culturales: las personas que crean suelen tener muchos -y razonables- reparos en ver sus textos, canciones o fotos fragmentadas y/o descontextualizadas. O bien que simplemente no les paguen por su uso -hablaremos de esto más adelante-, modificándolas o no.

Si analizamos con cierta perspectiva lo que ha supuesto en la práctica el uso de las CC en España, el balance no es demasiado positivo. En los medios de comunicación se comenzó a oir hablar de la filosofía del copyleft y de las licencias CC como herramientas para que asociaciones culturales y/o bares de copas no pagaran a la SGAE (Ladinamo, Birdland, Disco Bar Metrópoli, Buena Vistilla Social Club etc.). Las licencias CC se presentaban como una herramienta para la filosofía de internet de “todo gratis” (menos el ADSL), cuando en realidad se diseñaron para que los creadores pudieran tener más control sobre cómo distribuir su obra, e intentar compensar los habituales excesos de la industria y las entidades de gestión a la hora de cobrar por los derechos de autor.

Y ya en pleno 2012 nos entramos cómo nos explotan en la cara las contradicciones de las CC. En informática el mantra es “regala tus programas y vive del soporte”. Pero… ¿esto cómo es de aplicable en ámbitos como el periodismo? Hoy por hoy, las licencias CC son un factor más en la precarización absoluta que se da en el mundo del periodismo. Un ejemplo concreto: recientemente la periodista de El País María Hervás preguntaba al quincenal Diagonal como citar una foto de su periódico. Un trabajador de ese medio le aclaró como hacerlo, añadiendo “podéis pagársela al fotero”. Lo sangrante del caso es que Diagonal utiliza un tipo de licencia que permite que El País o cualquier otro medio, citando adecuadamente, pueda utilizar todos sus contenidos de manera gratuita, incluso remezclándolos y modificándolos. Imaginamos que los periodistas freelance no deben de estar muy contentos con los medios que utilizan licencias como Diagonal.

El intento de superación del «todos los derechos reservados» está suponiendo en la práctica el facilitar la apropiación del trabajo ajeno sin remunerar, y sin distinguir entre El País, un partido neonazi o un blogger fan de tu trabajo. Después de diez años de CC… ¿hay algo que celebrar?

(David García Aristegui – Cultura libre)

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Comentarios
  1. Bueno, me gustaría aportar mi opinión sobre el artículo y también los comentarios.
    Lo primero es que aunque no comparto la opinión del autor, me parece desproporcionada la reacción de algunos de vosotros, sencillamente da una opinión sobre un tema que precisamente por publicarse en este medio se supone que puede interesar a sus lectores, o a una parte de éstos.
    Pero entiendo que el autor está equivocado totalmente en sus planteamientos, aunque esté mucho más documentado que yo. No sólo es una buena noticia esta década de CC, es que además es imposible pensar en la difusión de la cultura sin iniciativas como ésta. Lo que está siendo pulverizado es el concepto de propiedad intelectual, como algo con que lucrarse, y sobre todo como algo inviolable. Cualquier producto cultural tiene algo de plagio, en el mejor de los sentidos. Todas aprendemos de nuestros antecesores, y no pagamos por ello. Pero desde la aparición e implantación de las tecnologías digitales, este proceso de remezcla creadora se multiplica, de modo que es imposible establecer la frontera entre lo que aporta de original un autor y lo que ha tomado de otras. Y si tenemos además la opción de difundir masivamente un documento, llegando donde antes era impensable, pues mucho mejor. Espero que asistamos cuanto ántes al fin inevitable de la cultura del Copyright. Salud y libertad.

  2. Me parece que el autor de este texto es un demagogo y además utiliza el sesgo para escrbir. Conozco de cerca el proyecto comunicativo de DIAGONAL y su trabajo con licencias libres, así como su defensa constante de la cultura y conocimiento libres. Algo que no solo oculta, si no que contradice aquí el señor Arístegui, por cierto, uno de los asesores en materia de derechos de autoría de Diagonal (no sé si en la actualidad), y por tanto conocedor del gran trabajo que este periódico hace desde hace ocho años, en esta y otras materias. La hipocresía es peligrosa, y a través de artículos como este, más que despreciable.

    Un saludo y mis deseos de que lamarea.com tenga un buen comienzo! Medios así son necesarios en este país, ahora bien, sin tantas plumillas que meen fuera de tiesto.

    • A ver, releamos el texto: «Lo sangrante del caso es que Diagonal utiliza un tipo de licencia que permite que El País o cualquier otro medio, citando adecuadamente, pueda utilizar todos sus contenidos de manera gratuita, incluso remezclándolos y modificándolos. Imaginamos que los periodistas freelance no deben de estar muy contentos con los medios que utilizan licencias como Diagonal».

      ¿Es esto falso? no, el propio Diagonal lo reconoce, por varias vías (listas de correo, Twitter…). Tu comentario Sara resulta incomprensible, ¿puedes argumentar de que te quejas exactamente?

      Gracias.

  3. Muy demagógica, poco compleja y falta de profundidad la comparación del fontanero trabajando gratis con el trabajo de la cultura y el CC.
    Veo,que no se comenta nada en el artículo sobre lo que supone el CC para el procomún, la generación de conocimiento etc.
    Obviamante entiendo que esto no se le ha pasado por alto al autor, sino que por ser un provocador nato, prefiere tocar las narices metiéndose con el copyleft, ya que debe pensar que mola mucho meterse con aquello que ya está empezando a ser un poco «mainsteaming» (y que grande que sea así, una victoria ganada gracias a muchos hackers,trabajadoras de la cultura, activistas etc.)
    De paso, aprovecha para «casualmente» poner un ejemplo sobre el Diagonal, para meterse con el proyecto gratuitamente y por la cara. Menos mal que en esta cuestion de las licencias y los ataques, el Diagonal tiene las cosas mucho más claras.

    • Estimado Basilio:
      Como ya hemos explicado en reiteradas ocasiones, nuestras páginas son Creative Commons. Si figura el símbolo del Copyright en este sitio, es porque en este tipo de blog aparece por defecto y nos resulta imposible borrarlo. En nuestra web definitiva, precisaremos nuestra licencia concreta de Creative Commons.
      De cualquier manera, te agradecemos el interés que nos demuestras.
      Cordialmente
      La Redacción de La Marea

      • En realidad, todo blog es modificable por defecto, por lo tanto no es una escusa válida, si quereis podeis!

        De todas formas el compa se refiere al contenido del artículo que es un pelín ofensivo…

        Yo pienso que si quereis diferenciaros, teneis que empezar a contar la cara y la cruz de la noticia, lo que no hace precisamente esta, es lo que todas necesitamos.

        Saludos y que el proyecto os salga redondo y productivo.

  4. Yo también creo que hay mucho que celebrar. Más allá de las dificultades que se puedan encontrar con las licencias CC, creo que es una «nueva» y buena forma de hacer frente a un sistema dónde todo se compra y se vende, y donde la única moneda válida es el dinero. Quizás en el ámbito cultural-artístico las CC no tengan mucho éxito, pero sin duda son una gran oportunidad para artistas emergentes. Exponer tu obra, bajo una mínimas garantías de que se reconozca a su autor original, además de las trabas que evitas al permitir que la circulación de dicha obra sea gratuita siempre será ventajoso. Quizás cuando ya tienes cierto renombre, o cuando el arte es tu modo de vida esto no sea nada rentable. Pero para las personas que vivimos el arte como una forma de expresión es de gran ayuda, así podrás exponer tu obra en este feroz mundo que es la red sin miedo a que te plagien, te roben tus ideas y ni siquiera mencionen tu nombre.

  5. Yo creo que sí, que hay mucho que celebrar. Diagonal, el ejemplo citado, lleva 7 años en marcha, y la licencia no le ha hecho cerrar. La mitad de este tiempo España ha estado en crisis, otros medios hacen EREs tremebundos o incluso cierran y en cambio Diagonal sigue ahí.

    Seguramente el periodismo tiene caminos por explotar dentro del CC. Se pueden vender suscripciones a gente que cree en un proyecto y en la necesidad de tener un periodismo profesional, se puede vender la posibilidad de que tus comentarios tengan más visibilidad que los demás, se puede vender publicidad a colectivos, cooperativas o empresas que sean afines. Y los periodistas pueden dejar de ser freelance y entrar en una cooperativa donde cuidar los unos de los otros y establecer una relación significativa con su público.

    De una forma o de otra, el periodismo está reinventándose, y yo espero que La Marea nos ayude a explorar este nuevo mundo.

  6. Una pregunta para el grupo editor de Más Público: la crítica al uso de CC en los medios de comunicación expuesta aquí por David García Aristegui, ¿es compartida por Más Público? Pregunto porque veo que este medio utiliza copyright. Gracias.

  7. Confieso que no entiendo el argumento; el objetivo de las licencias CC es dar cobertura legal a formas alternativas a la protección de la propiedad intelectual. En ese sentido cumplen, pero si la violación de derechos se da, la solución es la misma: los tribunales. Lessig (http://es.wikipedia.org/wiki/Lessig), por ejemplo, es jurista, no informático, artista o periodista.

  8. No sé bien cómo estuvo el caso de Diagonal, pero en principio, para que El País pudiera usar una foto de un medio CC SIN PAGAR…El País debería ser CC también (y no es el caso). (De ahí el «compartir bajo la misma licencia»).

    • «No sé bien cómo estuvo el caso de Diagonal, pero en principio, para que El País pudiera usar una foto de un medio CC SIN PAGAR…El País debería ser CC también (y no es el caso). (De ahí el “compartir bajo la misma licencia”)».

      Ese es un error muy extendido en los medios de contrainformación que utilizan las licencias más laxas del abanico de las CC, es decir, las que son «libres» en el sentido del sofware libre, es decir, que no permiten uso comercial.

      El País si usa una foto BY-SA que citar correctamente la foto (especificar autor y licencia), pero no el SA no significa que todo esa edición del El País tenga que llevar esa licencia.

      Habla con algún abogado que sepa de propiedad intelectual, te lo aclarará.

  9. Imagina que cada vez que fueras al lavabo tuvieras que pagar al fontanero que te hizo la instalación. ¿No tiene sentido, no? Cobrar por una obra Mas de una vez creo que tampoco.

    Saludos

    • Dile al fontanero que no le pagas por la obra, porque lo importante es crear comunidad, que se le conozca, que se hable de él… y que el crowfunding abre un maravilloso mundo de posibilidades.

      Nuevos modelos de fontanería freemium, ya tu sabes 😉

      • No es el mismo caso, en la fontanería cada obra nueva supone un coste en lo digital no, pero hay muchos videos de como hacer una ñapa en youtube, asi que tan en contra no estarán.

        Saludos

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