Sociedad

Angel Maxine: “Ser trans en Ghana es un reto extremo, tu vida siempre está en riesgo”

El 18 de diciembre el Tribunal Supremo de Ghana determinó que la legislación homófoba de este país es constitucional. Esas normas han hecho que la artista Angel Maxine viva en Berlín. En Alemania no se siente discriminada como persona trans, pero sí, dice, por ser negra.

La artista Angel Maxine en una actuación/CEDIDAS POR ANGEL MAXINE.

Berlín.- Angel Maxine es una artista que no vive en Berlín por elección. Activista por los derechos LGBTQI+, esta cantante se instaló en la capital alemana hace poco más de un año porque su vida y su libertad corrían peligro en Ghana, cuyo Parlamento ha impulsado un proyecto de ley que impone penas de tres años de prisión para quienes se identifiquen como parte de la comunidad y de hasta cinco para quienes promuevan reuniones.

Desde Berlín, esta mujer trans empuja para que el proyecto de ley no se convierta en realidad. En conferencias y actos políticos da a conocer en Europa la situación de su país. Pero Angel Maxine también milita con su música, que es su principal herramienta de resistencia y visibilidad.

Su trabajo es más necesario que nunca. El pasado 18 de diciembre, el Tribunal Supremo de Ghana consideró acorde con la Constitución la ley que endurece la legislación homófoba del país, después de los intentos de los activistas por los derechos humanos de frenar la aplicación de esta ley. Ahora está en manos del presidente del país, Nana Akufo-Addo, firmar esta norma que apoyan los dos grandes partidos ghaneses.

De hecho, el pasado 7 de diciembre, Ghana celebró unas elecciones generales que conllevarán un cambio de Gobierno, aunque no de políticas homófobas. El expresidente ghanés John Dramani Mahama, del opositor Congreso Nacional Democrático, volverá al Gobierno, pero ya antes de las elecciones había prometido su apoyo al Proyecto de Ley de Derechos Sexuales Humanos y Valores Familiares.

Tras la decisión del Supremo, Angel Maxine hace un llamamiento al presidente del país para que no rubrique el texto que, denuncia, está impulsado por organizaciones evangelistas de Estados Unidos.

Angel Maxine, la primera artista abiertamente trans de Ghana, sacó su primer álbum en 2020 con canciones pensadas para visibilizar a las personas gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, intersexuales y queer y combatir la ola extremista. Se hizo famosa, salió mucho en medios de comunicación nacionales e internacionales y al final tuvo que huir.

Echa de menos a su gente, pero está convencida de que su exilio en Berlín es una oportunidad para internacionalizar la situación de la comunidad no heterosexual en su país y en muchos otros de África. Ahora ya no vive con miedo. En Alemania no se siente discriminada como persona trans, pero sí, dice, por ser negra.

Es una artista ghanesa viviendo en una capital europea, pero no está aquí por elección.

No. Dejé Ghana porque, debido a mi activismo y mi visibilidad, mi vida estaba en peligro. Me mudé para poder continuar con mi activismo en un lugar seguro, donde pudiera expresarme libremente y trabajar sin miedo a ser detenida o agredida. Aquí en Berlín sé que estoy protegida. Llegué en junio de 2023 invitada por el Christopher Street Day (la organización del orgullo) para recibir un premio e inicialmente planeaba volver a Ghana, pero la situación empeoró, con el proyecto de ley anti LGTBIQ+ avanzando, y decidí quedarme.

El Gobierno aprobó el proyecto de “Ley de Promoción de los Derechos Sexuales Humanos y los Valores Familiares Ghaneses” en febrero de este año y el Tribunal Supremo lo ha validado, pero, de momento, el presidente Nana Akufo Addo no la ha promulgado.

¿Tiene esperanzas de que esa situación se revierta?

No puedo decir que tenga esperanzas porque el tema se ha convertido en mi país en propaganda política. Los partidos lo usan como distracción cuando hay problemas reales como la falta de luz o el alto costo de vida. El discurso ultracatólico se centra en rechazar a la comunidad queer, desviando la atención de las necesidades de la gente.

Ahora mismo hay presión sobre el presidente para que firme el proyecto y lo convierta en ley. De todos modos, la gente cree que está aprobado, así que se ha tomado la libertad de abusar de las personas queer, tenderles trampas, chantajearlas. Y la Policía también. Tu vecino puede ir y denunciarte porque eres una persona queer o porque él supone que lo eres.

¿Qué se puede hacer contra una intolerancia así?

En Ghana, la religión tiene mucha influencia. A las personas se les enseña desde pequeñas a odiar a las personas queer; se las ve como pecadoras, como un tabú o una maldición. Este odio se transmite de generación en generación. Y para cambiarlo, necesitamos ser visibles. Mostrar que existimos, que somos sus hermanos, hermanas y parte de sus familias. La sociedad es hostil, y eso dificulta la visibilidad, pero debemos seguir educando y practicando el amor y la aceptación.

¿Cuál es la responsabilidad de la comunidad internacional en proteger los Derechos Humanos en Ghana?

Es crucial que todos se pronuncien en contra de los proyectos de ley que están surgiendo, no solo en Ghana, sino también en otros países africanos como Uganda y Kenia. Este tipo de leyes no son de nuestro puño y letra, están siendo impulsadas por el Congreso Mundial de Familias de Estados Unidos, y no representan la voz de los africanos, sino más bien los intereses de grupos conservadores. Antes de todo esto, aunque ser homosexual o queer era peligroso, vivíamos nuestras vidas con cierto nivel de libertad, aunque con algunos riesgos. Con esta influencia ultra, la situación está cambiando.

Es hora de que la comunidad internacional se pronuncie contra este proyecto, apoye a las personas LGBTQI+ vulnerables y predique amor y aceptación. Y, a la sociedad ghanesa, quiero decirles que ser queer no es el problema; el problema está en los políticos que están impulsando estas leyes. Los queer simplemente queremos vivir nuestras vidas libremente, como cualquier otra persona heterosexual, y eso no debería ser algo tan difícil de entender.

Imagino que el suyo ha sido un camino lleno de incomprensión y dificultades. Pero también me gustaría preguntarle qué luces ha encontrado.

Mi madre ha estado a mi lado desde el principio. Aunque le resultó difícil comprenderlo todo, con el tiempo se convirtió en mi mayor aliada. No solo me brindó su apoyo emocional, sino que me defendió abiertamente. Participó en entrevistas en radio y televisión conmigo, donde educaba a la gente sobre mi identidad y sobre la comunidad queer en general. No dudó en presentarse como una madre apoyando a su hija queer. Se convirtió en mi fan número uno.

Por supuesto que también recibí apoyo de algunos artistas como Kubolo y su hermana Deborah, que siempre han apoyado y hablado abiertamente sobre los problemas de la comunidad queer en Ghana. Sin ellos no habría llegado hasta aquí.

¿Y cuál es la peor parte de ser una persona trans en Ghana?

Vivir con constante ansiedad, siempre en alerta, porque nunca sabes si te van a atacar. En Ghana, ser trans puede poner tu vida en peligro, y no hay consecuencias para quienes te agreden porque la sociedad les presta apoyo. Me ha ocurrido muchas veces. He ido a coger un taxi y me han echado cuando se han dado cuenta de que era Angel Maxine.

En Ghana, muchos artistas tampoco querían colaborar conmigo debido a mi identidad. Ser trans en Ghana es un reto extremo, porque tu vida siempre está en riesgo. Nunca podía caminar por la calle sin temor a ser atacada, tenía que quedarme en casa por seguridad. Desde que salí del armario, no tuve la libertad de vivir una vida común, como caminar por la ciudad, conocer gente… Vivía aislada y con miedo.

¿Cómo fue el camino hasta elegir la visibilidad?

En un principio, simplemente era una persona queer que hacía música. Cuando decidí salir abiertamente del armario, me reconocieron como la primera artista transgénero en Ghana. Fue un proceso de visibilidad y aceptación personal. Todo cambió: ya no era solo una persona queer en la escena musical, sino una artista transgénero que se sentía empoderada para hablar en nombre de las personas trans y queer.

¿Qué está haciendo actualmente para compartir su mensaje y mantener el activismo desde Berlín?

Hablo en público en los actos a los que me invitan organizaciones sociales y políticas, y a través de las redes sociales mis mensajes tienen mucho impacto en Ghana. He notado que, por el simple hecho de estar en Berlín, en un lugar donde puedo ser más libre, soy también más expresiva. Puedo decir lo que quiero decir y como quiero. Mis mensajes suelen volverse tendencia en Ghana, lo que es una gran herramienta para mantener la visibilidad de la causa y mi música.

¿Y cómo es el proceso de involucrarse en otra comunidad LGTBIQ+ en un contexto distinto al ghanés?

He conectado con una comunidad mucho más grande que la que conocía en Ghana, y eso ha sido muy enriquecedor. De hecho, he tenido la oportunidad de organizar talleres y eventos con mujeres trans en Berlín, he aprendido y compartido experiencias.

Mi objetivo para el futuro es poder establecer una vida más estable aquí, seguir siendo visible y activa, y encontrar formas de apoyar a las personas trans y a la comunidad LGBTQ+ de Ghana. Además, quiero trabajar en proyectos que puedan ayudar a reubicar a personas queer vulnerables en Ghana, quienes se enfrentan a riesgos muy serios que podrían costarles la vida. Estoy segura de que mi música puede tener un impacto aún mayor en el futuro, especialmente porque quiero ser una de las artistas queer africanas más reconocidas, no solo en Ghana, sino a nivel global.

Imagino que en un contexto como el actual es impensable que vuelvas a Ghana, en parte también porque las leyes alemanas impiden el regreso a las personas asiladas. ¿Cómo se renuncia a volver?

Estar aquí en Alemania es un sacrificio, porque al mudarme tuve que alejarme de muchas personas y de un entorno que me había brindado tanto. Sin embargo, aquí puedo ser auténtica. Me da mucha paz vivir sin miedo y siendo fiel a mí misma. Esta libertad es invaluable. A pesar de las dificultades, estar aquí me da la esperanza de seguir luchando por lo que creo. Cualquier madre quiere que su hija esté cerca de ella, pero la mía está muy contenta de que yo haya tomado la decisión de mudarme a un lugar más seguro. Tampoco ella tiene que vivir ya con ese miedo constante.

¿Ya no enfrentas discriminación en tu día a día en Alemania?

Creo que la discriminación que siento es más por ser negra. A veces voy a lugares y la gente ni siquiera conoce o me percibe como trans. Lo descubre si ha de ver mi carné de identidad, porque mi género sigue siendo masculino en mis documentos, aunque eso lo voy a cambiar pronto. Esto causa confusión. Cuando esto sucede, trato de ser educada y explicar mi situación. Aparte de eso, he tenido un ambiente bastante acogedor, pero siento que el racismo hacia mi identidad como mujer negra trans sigue siendo un desafío.

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