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Denuncia ante la situación de la escuela de arte de Cádiz
Una estudiante de la escuela de Arte de Cádiz denuncia la situación del centro y la ausencia de posibilidad de protesta de los más perjudicados: los alumnos
A.F.R // Hace un mes y diez días que se inauguró el llamado puente de la Constitución de 1812 en Cádiz. En ese día de atascos, a 350 metros de dicho puente, en la Escuela de Arte de Cádiz, a los alumnos se le comunicaba que por segunda semana consecutiva no tendrían profesorado para varias asignaturas de los Estudios Superiores de Diseño de Moda. ¿De quién era el problema?¿ Quién no había hecho los deberes a tiempo?
Para entretener al alumnado se justificaban pasándose la patata caliente unos a otros. La dirección les comunicaba que era problema de la Consejería de Educación que no había abierto bolsa específica, la Junta de Andalucía les decía que era problema de la dirección del centro que no “luchaba lo suficiente por sus alumnos”. Lo único cierto es que no hubo profesorado hasta bien entrado octubre. Los afectados no solo fueron los alumnos de los Estudios Superiores de Moda sino también los de los Ciclos Formativos Superiores de la especialidad de estilismo.
Hace un mes y diez días se inauguró el puente nuevo de Cádiz. Acto de alto copete. La presencia del presidente de España y la presidenta de la Junta de Andalucía llenaron las portadas de los periódicos. Puente sí, puente no. Críticas a los altos presupuestos y sobrecostes invertidos en la megacontrucción del puente. Méritos para la antigua alcaldesa de la capital. Y una gran lista de titulares sobre la nueva vía construida, que a 350 metros exactos tiene una escuela de arte, situada en otro edificio más que se vendió como un “pelotazo” y que no esconde más que problemas.
Problemas en su mayoría desarrollados a partir de unos Estudios Superiores de Moda a coste cero promovidos por la Junta de Andalucía, concedidos hace cuatro años. Unos estudios equivalente a un Grado universitario. Unos estudios que son dependientes económicamente de la Junta de Andalucía pero que sobreviven de la dotación que le conceden a estudios de formación profesional del mismo centro. Sin recursos, sin los programas específicos, sin profesorado cualificado, sin biblioteca de la materia. Así sale la primera promoción, que se encuentra en su último año, del malogrado plan de Estudios Superiores y por el que, cada alumno, paga quinientos euros de matricula cada año, de los cuales parece no invertir ni un euro en estos estudios.
Se debate constantemente sobre si estos estudios tienen cabida, si deben seguir en fase experimental, si la culpa la tiene la dirección del centro, la junta o los propios profesores que no se hacen cargo de una envergadura de estudios para los que no han sido debidamente preparados ni informados. Lo cierto es que hay, al menos hasta ahora, cuatro promociones que saldrán al mundo laboral sin una preparación que luego el mundo empresarial te exige.
Y, ¿qué hace el alumnado que no se revela, que no protesta? El alumnado, espera que se le ingrese la beca aun pendiente del curso anterior, cuenta y recuenta el dinero que tiene en su bolsillo para pagar telas, apuntes o para coger el autobús y llegar a la escuela, y por supuesto, además, para ir a Sevilla a manifestarse. El alumnado se mantiene ocupado craqueando programas específicos de diseño, de altos costes, para el día de mañana poder decir a la empresa en la que se le permita trabajar “sé utilizar estos programas”. El alumnado se mantiene pegado al ordenador atento a todas las ofertas de prácticas laborales para poder realizarlas en un futuro, quizás en esa empresa que tanto éxito tiene y tanta ropa produce. O en esa que requiere personal en practicas con experiencia de 5 años y con inglés, alemán y chino en un nivel alto.
Hace un mes y diez días que se inauguró el puente nuevo de Cádiz. A 350 metros unos alumnos sin voz pedían a gritos unos medios para poder seguir desarrollandose y estudiando. Medios que a día de hoy siguen sin tener. El día de mañana estos alumnos seguirán en el mismo escalón, olvidados, sin voz. En la misma situación porque con medios o sin ellos pertenecen a la maltratada escuela pública. Y para colmo, tendrán que aguantar como se le pregunta: ¿Qué haces estudiando moda si eso no es una carrera?