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Frankenstein 04155, el tren monstruo que mató a 81 personas
Un documental plantea nuevas dudas sobre la seguridad del Alvia que descarriló en Santiago
MADRID// El público que este martes abarrotaba la sala del teatro vallisoletano donde se estrenó el documental Frankenstein 04155 aplaudió durante varios minutos, todos los que duraron los títulos de crédito, el trabajo con el que el director Aitor Rei desmonta la versión oficial del descarrilamiento del tren de Santiago sucedido el 23 de julio de 2013 que costó la vida a 81 personas y dejó heridas a 140. En la ovación había bastante más que el reconocimiento artístico a una cinta que se presentaba a una modesta sección de la Semana Internacional de Cine de la ciudad castellana. Había ecos de la indignación por haber visto en la pantalla como prácticamente se construía una catástrofe con la indiferencia por la seguridad de un tren que iba a viajar a más de 200 kilómetros por hora y cómo la rotundidad de las pruebas no parece servir para señalar a los verdaderos responsables.
El Alvia S 730 era un tren híbrido conocido en el argot ferroviario como Frankenstein porque, como relata el director, “estaba construido con trozos, con retales de otro producto, el S 130 al que se incorporan dos furgones generadores llamados CET que llevan el gasoil que alimenta al tren en las zonas en que la vía no estaba electrificada”. En palabras de uno de los expertos que aparecen en el documental, ese modelo de tren era “un aborto que no tenía que haber nacido”.
Aitor Rei utiliza por un lado números y documentos para explicar que estos furgones llevaban en cada eje un peso bastante superior al autorizado en la normativa y por otro las imágenes del accidente para sostener que fue el primer CET junto a la locomotora de cabeza el que descarrila y arrastra al resto de los vagones, y el segundo CET junto a la locomotora de cola el que aplasta a los vagones que habían volcado previamente. Las palabras de un técnico denunciando que el tren al parecer no se había homologado en su conjunto como es preceptivo agravan aun más este hecho.
El mismo día que se estrenaba Frankenstein 04155, el fiscal Antonio Roma solicitó para el maquinista del Alvia, Francisco José Garzón Amo, único imputado en el caso, la pena de cuatro años de cárcel por imprudencia grave profesional. Aunque Garzón rehusó a través de su abogado aparecer en el documental, éste comienza con sus palabras en las que aseguraba que él ya “había dicho a los de seguridad que esto era peligroso, que un día nos íbamos a despistar y nos lo ibamos a tragar … y me ha tocado a mi… pobres viajeros”. Probablemente se refería a que el tren circulaba con el sistema de frenado ERTMS desactivado. Este sistema frena automáticamente el tren si el maquinista no hace caso a las balizas que le señalan la obligación de disminuir la velocidad.
Los documentos que se ven en la pantalla hablan de un sistema de frenado desactivado porque provocaba retrasos en los viajes, de informes técnicos desaconsejando esta desactivación, de la advertencia del jefe de maquinistas de la peligrosidad de ese tramo por el brusco descenso de velocidad, que queda en las únicas manos del maquinista y cobran fuerza aún mayor con uno de los testimonios, que asegura que con una baliza de 800 euros, “que ni siquiera había que comprar”, porque ya se tenía “y que se instala en 15 minutos” se habría evitado el accidente.
El maquinista no fue la única persona que no quiso intervenir. Tampoco el ex ministro de Fomento José Blanco, ni la actual ministra Ana Pastor, ni el maquinista, ni los directivos de Renfe y Adif, tal y como aseguró antes de la proyección el director Aitor Rei, que agradeció por el contrario a las víctimas, técnicos y trabajadores de Renfe, su “valentía” al aparecer en el documental “aun a riesgo de su trabajo”. Rei quiso resaltar también que en ningún momento habían pretendido hacer un documental para una de las partes sino simplemente responder a dos preguntas: “¿cuáles son los hechos? y ¿cuál es la verdad que revelan estos hechos?
Al estreno también acudió Jesús Domínguez, presidente de la plataforma de víctimas, que reclamó “verdad y justicia”, una petición que está muy presente en toda la cinta. Concretándose en la denuncia de la negativa de los partidos políticos a permitir una comisión de investigación parlamentaria donde se esclarezcan las responsabilidades de las decisiones políticas. En el documental las denuncias de algunas de las víctimas se transformaban en indignación, en episodios como la entrega de medallas a las víctimas que realizó el presidente de la Xunta, Nuñez Feijoo. A las personas que rechazaron la medalla la Policía Nacional y los antidisturbios les impidieron el acceso al acto.
“Chapuza” es la palabra que en el documental elige un antiguo directivo de Renfe para resumir todo lo ocurrido, y de hecho a lo largo de toda la cinta se evidencia como las presiones y las prisas por inaugurar la linea de Alta Velocidad Orense-Santiago parecen primar sobre la seguridad. Aitor Rei ha querido contrastar esa palabra rotunda con la grandilocuencia de José Blanco afirmando que “Galicia se hace más luminosa porque se convierte en la primera comunidad del norte de España a la que llega el tren de alta velocidad” o la de Núñez Feijoo calificándola de “guinda del pastel”. Entre los aplausos a su trabajo alguien gritó “este país tiene que reaccionar”.