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Bienvenidos a Broadway
Una reflexión sobre la situación actual de Cataluña y las escenificaciones políticas de estos días
Si la política es teatro, la política en época electoral, con un conflicto territorial de por medio y el bipartidismo en entredicho, es Broadway un sábado por la noche. Con liderazgos débiles a ambos lados del Ebro y el reloj marcándoles la cuenta atrás, no queda ningún margen para soluciones, pero todo el margen del mundo para sobreactuaciones.
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez mantienen un almuerzo secreto para abordar el asunto catalán. El secreto deja de serlo en los postres, cuando una foto de ambos, unidos por España, se hace pública. Absténganse los nuevos, que el tema territorial y la cosa de la unidad es asunto de mayores, dice el secreto desvelado.
Un día antes, el toma y daca de escenificaciones también copaba el telediario. Rajoy convocaba comparecencia extraordinaria ante los medios, sólo vista antes en abdicaciones reales, para responder sin decir nada al nuevo gesto del Parlament de Catalunya. Seguiré como hasta ahora, es decir, tres pasos por detrás de la realidad, anunciaba solemne el presidente; no tomar decisiones y esperar a ver qué va pasando seguirá siendo mi postura firme y decidida. Al mismo tiempo y para complementar la escena, desde sus redes sociales se publicaba un tuit homologable a comparecencia post atentado terrorista: no lograrán ninguno de sus objetivos, utilizaremos todo el peso de la ley. Se dirigía a quienes deben querer sentirse a gusto en España.
Un mes después Cataluña sigue contando los votos. Y uno de los partidos que salieron derrotados en las elecciones es protagonista en el mercadeo que otros hacen de las interpretaciones del recuento. La lectura proindependencia mete los votos de Cataluña Sí que es Pot en el cajón cerrado de los no válidos por falta de bandera en el sobre; un cajón que sólo se abre para sumarlos al apoyo al referéndum que no se les permitió hacer y que ya no está en el horizonte. Asumiendo que los votos de CSQEP se vayan al limbo y los votos de ruptura sean mayoría, la jugada que pasaba por contar escaños e internacionalizar el conflicto se complica. No parece sencillo salir ahí fuera a vender que el pueblo catalán ha decidido marcharse con un 48% sobre los votos emitidos.
Unas horas antes y quince meses después de saltar el escándalo, la fiscalía mandaba a la policía a registrar por primera vez la casa del expresident Jordi Pujol. Coincidía con la inauguración del mandato del nuevo Parlament independentista. Al expresident le dieron a elegir entre una investigación en serio o la pena de tele y el honorable, jubilado de la política pero no de asuntos familiares que esconder, eligió tele.
ERC ha decidido abandonar la política para centrarse en el proceso de independencia. El asunto de las detenciones tras las presuntas mordidas del clan de CiU es sólo una estrategia española para atacar a Cataluña, dicen, y miran para otro lado ante cada nuevo escándalo de corrupción. La prioridad absoluta es que el escenario creado no se venga abajo. El trabajo que dejó de hacer ERC lo hace la CUP, que no sólo va ocupando espacio en el lado social de la Cataluña independentista, sino que decidirá quién será el actor principal en el lado troiko. Y parece que Artur Mas se cae del cartel.