Internacional
En Japón hay más jóvenes aislados que ancianos, según un estudio
"Los japoneses creen que no pueden depender de los demás ni de su ayuda porque eso significaría molestar y, en ese caso, optan por estar solos", dice el sociólogo que ha presentado la encuesta.
Si bien existe la creencia generalizada de que los ancianos son quienes más aislados socialmente se encuentran en Japón, «no tener a nadie con quien hablar» es más común entre jóvenes y adultos (12,27% de media) que entre personas de edad avanzada (7,35 %) en el país, según datos de un estudio divulgado este martes.
El «elevado sentimiento de soledad entre los jóvenes», así como que, junto a muchos adultos, «no tengan a nadie con quien hablar» son dos de los «principales problemas de la sociedad japonesa», según afirmó el investigador en Sociología y profesor de la Universidad de Waseda (Tokio) Mitsunori Ishida durante una rueda de prensa en el Club de Prensa Extranjera de Japón (FPCJ, por sus siglas en inglés).
Ishida, miembro de un panel de expertos creado por el Gobierno para abordar la soledad y el aislamiento, expuso los resultados de una encuesta oficial de 2022 sobre conexiones personales que muestran que el 11,4% de jóvenes de entre 20 y 29 años afirma «no tener a nadie con quien hablar», frente al 7,6% de personas de entre 70 y 79 años y al 7,1% de personas de más de 80 años que afirman sufrir la misma situación.
Para los intervalos de edad de 30 a 39 años y de 40 a 49 años, la cifra alcanza el 12,3% y 12,4%, respectivamente, «a pesar de que se piense que la soledad y el aislamiento afectan más a los mayores», expuso el experto.
Ishida recurrió al «excesivo respecto por los individuos» que reina en la sociedad japonesa para explicar el sentimiento de «falta de apoyo» entre sus miembros.
«Los japoneses creen que no pueden depender de los demás ni de su ayuda porque eso significaría molestar y, en ese caso, optan por estar solos», aseveró. En la misma línea, aseguró que tampoco brindan «ayuda que no ha sido pedida» con tal de «no ser demasiado intrusivos».
Ishida sostiene que el apoyo familiar «tiene un efecto importante» en cómo de acompañadas se sienten las personas, sobre todo el de padres, madres, parejas e hijos, pero «cada vez es más común no estar casado», lo que se traduce en «hijos solteros cuidando de padres ancianos» y «falta de relaciones para los hijos».
El 66% de japoneses de entre 25 y 45 años se decanta por «una sociedad que respete la libertad individual, aunque resulte solitaria», frente al 34% de ciudadanos de la misma edad que prefiere «una sociedad con interacciones más cercanas, aunque estas puedan llegar a resultar molestas».
Otro de los problemas que Ishida considera «principal» en la sociedad nipona es el elevado número de «muertes solitarias» (aquellas que son descubiertas cuatro o más días después de producirse) entre ancianos, siendo Japón uno de los países más envejecidos del mundo.
El investigador citó un informe de la Agencia Nacional de Policía relativo a 2024 que concluye que en los seis primeros meses del año tuvieron lugar 10.887 «muertes solitarias» en el país, que alcanzarían las 21.774 anuales de mantenerse la tendencia con que se han producido hasta ahora.
Sin embargo, «no hay una política específica –del Gobierno central– para lidiar con las ‘muertes solitarias'», lamentó Ishida.
A nivel regional, en Tokio, el distrito de Meguro creó una red de vigilancia formada por voluntarios encargados de supervisar a vecinos de edades avanzadas para controlar si sus necesidades están cubiertas o requieren algún tipo de asistencia.
En Akashi, una localidad del oeste de Japón, la ONG Himawari-kai trabaja por fomentar la interacción entre la comunidad de mayores y evitar que los más ancianos se sientan solos.
Y en España las mujeres víctimas de violencia machista dicen lo mismo, por no molestar: «dónde voy con niños pequeños».
Luego, cuando consiguen salir, la realidad institucional les confirma lo que sospechaban: «como tú hay muchas», cuando van a pedir ayuda.