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Activismos femeninos y plurales
Las reivindicaciones protagonizadas por mujeres logran cada vez mayor visibilidad
Reportaje publicado en el número de julio / agosto de La Marea, disponible en quioscos y en nuestra tienda online
A mediados del mes de junio de 2015 la Fiscalía anunció la petición de un año de cárcel para la recién nombrada portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre. Los hechos por los que se la acusa tuvieron lugar en 2011, cuando entró en la capilla de la Universidad Complutense junto a otros miembros del colectivo Contrapoder, al que pertenecía, y varios grupos más para protestar contra la presencia de un espacio religioso en una universidad pública de un Estado aconfesional. Maestre y sus acompañantes irrumpieron en la sala durante un oficio gritando consignas como «Menos rosarios y más bolas chinas». Algunas de las manifestantes llevaban el pecho descubierto.
La acción de la concejal y sus compañeras tenía una carga feminista, pero su objetivo era promover el laicismo. La imputación de Maestre se anunció días después de que su partido, Ahora Madrid, llegase a la alcaldía de la capital. Fue el segundo «escándalo» del nuevo equipo municipal en menos de una semana, después de la dimisión de Guillermo Zapata como concejal de Cultura y Deportes, debido a unos tuits publicados en 2011, el mismo año de la acción de Maestre en la capilla. Maestre no dimitió, aunque lo dejó muy claro en su cuenta de Twitter. «Me crié en una familia católica: nunca he querido ofender con mis acciones. Estoy orgullosa en todo caso del nivel de exigencia que asumimos», escribió.
Pese a su disculpa, la edil también se mostró firme en su reivindicación. «Participé hace cuatro años en una protesta pacífica por el laicismo. Que se acostumbren: a las instituciones llega gente con pasado de compromiso», tuiteó. La acción de Maestre tiene conexión directa con las llevadas a cabo por Pussy Riot y Femen. Curiosamente, las dos surgieron meses después de la acción en la Complutense: la portavoz municipal y sus acompañantes podrían considerarse unos pioneros (en la historia más reciente del activismo, claro), aunque su fama haya sido retroactiva.
Acción Pose Nº5, de Yolanda Domínguez, en 2013.
Sin embargo, pese a las conexiones entre las tres actuaciones hay una diferencia: mientras que Pussy Riot y Femen se autodefinen como feministas, la protesta de Maestre y sus compañeras iba más allá, al pedir una laicidad verdadera en la universidad pública. En su acción había una fuerte carga de feminismo (la Iglesia católica no es precisamente un ejemplo de equidad), pero su petición era más global. Grupos de activistas feministas y grupos de mujeres activistas: todas empoderadas y de plena actualidad por la repercusión mediática que están logrando sus propuestas.
Corría el año 2012 cuando la imagen de Nadia Tolokonnikova con el puño en alto y su camiseta azul con el lema de No pasarán se convirtió en un icono mundial. Arrestada junto a otras dos compañeras de Pussy Riot por realizar una performance contra la reelección de Vladimir Putin en la catedral ortodoxa en Moscú, fue una de las protagonistas de la nueva oleada de activistas que empezaron a acaparar la atención mediática. Después de dos años de cárcel, al salir de prisión las tres volvieron a su actividad reivindicativa y Tolokonnikova incluso apareció brevemente junto a una compañera en un episodio de la serie House of Cards, llevando a la ficción su propia realidad.
Un año después, Femen hizo su aparición en España. El 12 de octubre, Día de la Hispanidad, las activistas (españolas y extranjeras) irrumpieron en el Congreso gritando consignas a favor del aborto, ataviadas con su característica corona de flores y con el torso desnudo. El acto dejó estupefactos tanto a los políticos como a la opinión pública, que se había olvidado de las protestas a pecho descubierto de los años 70. El feminismo volvía a las calles con el puño en alto.
Pacifismo y antimilitarismo
Desde hace ya unos cuantos años, se han multiplicado las acciones protagonizadas por mujeres para denunciar temas globales. Es el caso de Codepink (Código Rosa en inglés). Aunque en palabras de una de sus fundadoras, Medea Benjamin, «sí es verdad que podríamos ser definidas como un grupo feminista», sus acciones reclaman el pacifismo y el antimilitarismo. La organización se creó en 2002 para evitar que EEUU declarase la guerra a Irak. Siempre vestidas de rosa, sus performances por sorpresa en Bagdad captaron la atención de las decenas de cámaras extranjeras que seguían las ruedas de prensa previas a la invasión. Posteriormente, Codepink siguió defendiendo otras causas como el fin del apoyo estadounidense a la ocupación israelí de Palestina.
«Utilizamos una variedad de tácticas para educar al público sobre los peligros del militarismo de EEUU; presionamos a nuestros funcionarios electos para usar formas de diplomacia y no la violencia en la resolución de conflictos; exponemos los beneficios obtenidos por los fabricantes de armas y contratistas militares y cómo promueven la guerra sin fin, y vinculamos los temas de militarismo y guerra al racismo en el país y la militarización de nuestras fuerzas policiales. También trabajamos duro para involucrar a las personas más jóvenes en los movimientos sociales”, explica Benjamin. El grupo está liderado por mujeres aunque “animamos a los hombres a unirse y participar”.
Mujeres de Negro, contra los honores a Queipo de Llano en Sevilla.
En este sentido, unas auténticas pioneras en su denuncia pacífica de la dictadura militar en Argentina fueron las Madres de Plaza de Mayo. Este movimiento inspiró en 1988 la creación en Israel de Mujeres de Negro, una red que desde entonces ha crecido por todo el mundo con el objetivo de dar voz a las mujeres en zonas de conflicto, así como trabajar por la paz y el desarme. En España una de las acciones más conocidas del colectivo se llevó a cabo en Sevilla en 2013, en contra de la representación que el general Queipo de Llano aún tiene en la ciudad. Instigador del levantamiento de 1936, el militar es recordado por sus alegatos a favor de los abusos sexuales hacia las mujeres republicanas, «para que conozcan lo que es un hombre de verdad y no esos milicianos maricones». Las activistas entraron, vestidas de negro de pies a cabeza, en la basílica de la Macarena, en donde se encuentra su tumba para depositar una corona de flores en la que podía leerse: «Las mujeres no olvidamos. Sevilla 1936-2013». A la salida, encima de una tumba que imitaba a la del militar, zapatearon en un acto cargado de simbolismo y con un mensaje muy claro: «Llevamos hartas mucho tiempo».
Actualizando a las clásicas
Aunque el movimiento feminista no ha dejado de actuar en ningún momento, desde hace unos años ha vuelto a las portadas de los medios, aunque sea para rescatar a los grupos de más renombre. Es el caso de las Guerrilla Girls, el colectivo de artistas feministas creado a mediados de los años 80 en Nueva York que revolucionó la escena artística del momento con sus tácticas para reivindicar el papel de la mujer en el sector. Sus máscaras de gorila así como el carácter divertido de sus acciones tuvieron un papel importante en la expansión de su popularidad. El pasado enero, el Matadero de Madrid acogió la retrospectiva Guerrilla Girls 1985-2015, que recogía los 30 años de actividad de este grupo cuyos principios se resumen en «vergüenza, ridículo, humillación y risa».
La editorial Capitán Swing acaba de publicar el libro In The Body Of The World: A Memoir (De pronto mi cuerpo. Una memoria) de Eve Ensler, uno de los últimos títulos de esta autora dedicada a la lucha en contra de la violencia contra las mujeres. Es la escritora de Los Monólogos de la Vagina, un texto de fama internacional y que constituye el manifiesto fundacional de un movimiento mundial en contra de la violencia de las mujeres que el 14 de febrero celebra el V-Day (Valentín, victoria y vagina). Entre el 1 de febrero y el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, personas voluntarias (conocidas como vagina warriors –guerreras de la vagina–) representan la obra de Ensler por todo el mundo para recaudar fondos destinados a programas que luchan contra la violencia de género. El evento se celebra desde 1998 y con el paso de los años no sólo ha crecido en participantes y acciones, sino que la organización también se ha implicado en otros movimientos similares. En 2001 V-Day participó en la Cumbre de las Mujeres Afganas; ha llevado a cabo sesiones informativas sobre las desapariciones y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez (México), y ha organizado proyectos como el concurso Stop Rape (Detén la violación). Asimismo, en 2010 puso en marcha el taller V-Men para crear conciencia y recaudar fondos para grupos antiviolencia en sus propias comunidades. El lanzamiento de la nueva obra de Ensler vuelve a recordar su figura e importancia en nuestro país.
Para Patrícia Soley-Beltran, ganadora del 43º Premio de Ensayo Anagrama con su libro ¡Divinas! Modelos, poder y mentiras, este aumento de la atención de la sociedad hacia el activismo feminista viene dado por la aparición de Internet. «Estas cosas llevan haciéndose desde hace muchos años, lo que pasa que en las últimas décadas han ganado peso gracias a la televisión y sobre todo al mundo online», asegura. Investigadora sobre la representación visual de hombres y mujeres en publicidad y en moda, ha participado en numerosas performances. «Lo hago como hobby, por decirlo de alguna manera, pero también como una manera de divulgar, para llegar al gran público», explica.
Yolanda Domínguez, que ha colaborado con Soley-Beltran en algunas acciones, acaba de ganar una batalla contra Multiópticas. Todo empezó con un anuncio de la empresa de oftalmología en el que se mostraba a un hombre rodeado de mujeres en ropa interior con el lema Ten la increíble sensación de estrenar las veces que quieras. Como respuesta, Domínguez llevó a cabo la acción Accesibles y accesorias, a la que invitó a través de sus redes sociales a todas las mujeres que quisieran participar. El acto consistía en entrar en las tiendas de la marca vestidas como las modelos del anuncio y actuar como ellas. El impacto de la performance en Internet fue tan arrollador (más de 70.000 «me gusta» y 40.000 compartidos en unas horas, según la organizadora) que finalmente la plataforma de Autocontrol en Publicidad sentenció que el anuncio era vejatorio y fue retirado.
«Me parece irritante. Parece mentira que los publicistas no se den cuenta de que necesitan asesores, sociólogos y antropólogos. Ya que ellos mismos no están conectando con la realidad cambiante de nuestra sociedad, deberían tener asesores», apunta Soley-Beltran sobre el tema. Una opinión que coincide con la de Domínguez: «Es un tema que hoy nos atañe a todos, y que afectará a nuestros hijos e hijas en el futuro. Cada vez hay más personas involucradas desde todos los ámbitos”, sostiene esta activista.