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¿Y si Zerolo hubiese muerto por VIH?

La muerte de Pedro Zerolo, activista por los derechos LGTB, ha puesto de manifiesto la homofobia interiorizada y la hipocresía de políticos y periodistas, según la autora

MADRID // La noticia de la muerte a causa de un cáncer de Pedro Zerolo, el carismático activista por los derechos LGTB y dirigente del Partido Socialista, ha provocado una avalancha de muestras públicas de cariño y respeto. Muchas de ellas han sido realizadas por miembros del Partido Popular, como Cristina Cifuentes o Rafael Hernando, quien ha destacado su faceta de “luchador”. Incluso el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, ha expresado a través de las redes sociales sus condolencias.

No hay que olvidar que el PP puso toda su artillería en marcha para impedir la aprobación del matrimonio homosexual, una de las grandes luchas de Zerolo. Rajoy no cejó en su empeño de prohibirlo hasta el revés que supuso para su partido la sentencia del Tribunal Constitucional, hace menos de tres años. La extensión de este derecho a toda la población, sin discriminación por orientación sexual, ha permitido que Jesús Santos, esposo de Zerolo, haya podido acompañarle en el hospital y, llegado el caso, dar su consentimiento sobre los tratamientos para el que fue su pareja durante varias décadas.

Pero la polémica la ha protagonizado el tuit de Enric Sopena, “director del diario progresista Elplural.com”, en el que se declaraba amigo de Pedro Zerolo y lo definía como “un socialista y un homosexual ejemplar”.

¿Cómo es posible que tu orientación sexual sea “ejemplar”? ¿Significa eso que hay homosexuales que tienen un comportamiento censurable? ¿Se refiere a quienes no están fuera del armario luchando activamente por la igualdad y la ampliación de derechos? ¿O más bien a quienes no se ajustan a un modelo de comportamiento sexual y afectivo normativo? Al poco, Sopena aclaraba en su cuenta que «siempre fue y será un ciudadano ejemplar, un gran político y gran amigo» y afirmaba que se le había malinterpretado.

Es muy probable que este periodista progresista quisiese, de corazón, hacer un elogio al activista gai Pedro Zerolo. Pero también lo es que le haya traicionado su homofobia interiorizada, tan propia de los progres de los 70 y que, por desgracia, llega hasta nuestros días. Esos para quienes la norma sigue siendo su realidad de varón, blanco, burgués y heterosexual que va a la asamblea mientras su mujer se queda en casa con los niños.

Dentro del amplio movimiento por el reconocimiento de la diversidad sexual y de género existen posturas divergentes sobre cuál es el camino de la reivindicación. Pedro Zerolo y las personas más visibles del colectivo LGTB buscan la asimilación, es decir, la inclusión de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales dentro de los esquemas tradicionales: matrimonio monógamo, sexualidad privada, hipoteca y descendencia. El sueño del varón, blanco, burgués pero, en este caso, homosexual.

Existen otros planteamientos que critican la estructura existente y buscan dinamitar sus límites y definiciones. Sus activistas se inscriben en la tradición del movimiento queer y reivindican que maricas, bolleras, bi, trans, intersex y demás géneros y orientaciones creen sus propios marcos de referencia, lejos de los valores heteropatriarcales y capitalistas.

El debate es complejo y no está resuelto. Gracias a las políticas de corte asimilacionista se ha logrado extender derechos, como el matrimonio y la adopción, a quienes antes estaban excluidos de ellos. Pero esas misma políticas, en el intento de ganarse el favor de la sociedad en general, incurren en “plumofobia” e invisibilizan cualquier otro eje de desigualdad, como puede ser la clase, la raza, el estatus migratorio o las capacidades funcionales. Por no hablar de su ceguera frente a las diferencias de género. ¿Cuántas políticas abiertamente lesbianas eres capaz de nombrar?

Si Pedro Zerolo hubiese muerto por una enfermedad derivada del VIH, contraído éste por una actividad sexual promiscua, ¿hubiesen sido su lucha y su vida menos ejemplares?

La Marea, Suscripción, Revista

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