Internacional

“El ser humano debe estar siempre por encima del capital”

El canciller ecuatoriano atribuye a los vasos comunicantes entre el poder político y el financiero el hecho de que las crisis las paguen las personas y no los bancos // Recomienda a los países que no se plieguen a los dictados del FMI y del Banco Mundial

MADRID // Al canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño (Guayaquil, 1954) le gusta subrayar que, antes de ser titular de Exteriores, él fue el primer ministro de Economía de su país que no había sido antes banquero. Patiño llega a la entrevista después de bajarse del escenario del Palacio de Convenciones de la Casa de Campo de Madrid, donde este domingo dio un improvisado concierto ante sus compatriotas. Los inmigrantes habían acudido a escuchar la «rendición de cuentas» del presidente Rafael Correa, que viajó a España para asistir a la Cumbre Iberoamericana. Tras el discurso del presidente, Patiño subió al escenario y, a dúo con Correa, interpretó siete canciones, acompañados de un grupo de música ecuatoriana.

El presidente Correa ha sido muy crítico con las políticas de austeridad en la Cumbre Iberoamericana: ¿la actual crisis económica demuestra el fracaso del neoliberalismo?

La demostración del fracaso de la política neoliberal se produjo ya hace dos décadas en America Latina. Este modelo había condicionado las políticas y también las normativas, lo que conllevó la reducción del Estado y la disminución de las políticas sociales. Pero este rotundo fracaso provocó el despertar de nuestro continente; un despertar que tuvo su origen en el enorme daño que hizo ese modelo y sus agencieros: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ustedes están aplicando otro modelo que parece estar dando resultado en Ecuador, que el año pasado experimentó un crecimiento del PIB de casi el 8%.

El fracaso del neoliberalismo en Ecuador dio lugar a que encontráramos otro camino, que se basa en la redefinición del papel del Estado y en la supremacía del ser humano sobre el capital. El mercado no puede ser el amo, sino un siervo. Nosotros no negamos el mercado, cuyo rol es importante, pero éste tiene que estar regulado. La lógica del mercado es generar la concentración de la riqueza y el rol del Estado es redistribuir la riqueza que genera el mercado. Una de las decisiones más importantes que tomamos fue desprendernos de la influencia desastrosa del Banco Mundial y del FMI.

¿Cómo lo hicieron?
Yo era ministro de Economía durante el primer mandato de Correa. Me vinieron a buscar y les dije “váyanse y no vuelvan”. Les debíamos [al FMI] 15 millones de dólares y se los prepagamos para no  verlos más. El presidente [Correa] expulsó al representante del Banco Mundial y no se imagina qué bien nos ha hecho que estas dos organizaciones dejaran de interferir: hemos recuperado el control de nuestros recursos naturales, renegociado una parte importante de nuestra deuda y optimizado los recursos del ahorro interno, que existía, pese a lo que nos decían ellos, que querían convencernos de que no teníamos ahorro interno para forzarnos al endeudamiento externo. Todo eso nos ha permitido tener la inversión pública sobre el PIB más alta de América Latina e invertir en infraestructuras y políticas de inclusión. Estas políticas han reactivado la inversión privada; nuestra economía es aún frágil, pero está en el rumbo del crecimiento, de un 7,8% el año pasado, y, sobre todo, hemos reducido los pésimos indicadores sociales que teníamos.

Ecuador se enfrentó hace años a un problema de excesivo peso de la deuda externa que se puede comparar con el que ahora padece la economía española: ¿cree que su experiencia puede servir de ejemplo a España?
No nos corresponde dar consejos pues respetamos la soberanía de los estados. Hace dos años, en una cumbre Unión Europea-América Latina, el primer ministro griego Papandreu se acercó a Correa y le preguntó: “¿Cómo hicisteis lo de la deuda?”. El presidente le contestó que no le podía decir lo que debía hacer pero le recomendó “No le hagas caso al FMI; si le haces caso, te va a ir muy mal”. Desgraciadamente, tenía razón.

¿Cómo solucionaron ustedes el problema de la deuda?
Lo que hicimos fue hacer auditorías de la duda externa. Se trataba de una deuda ilegítima y esa ilegitimidad no era visible porque los contratos eran secretos. Fuimos el primer país que tuvo el coraje de hacer una auditoría integral de su deuda externa. Nosotros teníamos muchas sospechas sobre la deuda y toditas se confirmaron. Incluso tuvimos que amenazar a los empleados ecuatorianos del Banco Mundial para que nos entregaran la información: cuando la tuvimos, vimos que había auténticas barbaridades siempre en beneficio de los bancos. La razón era que hasta entonces los ministros de Finanzas habían sido siempre grandes banqueros.

¿Qué hicieron después?
El presidente declaró que no seguiría pagando. Correa dijo que estaba dispuesto a pagar incluso los papeles [títulos] ilegítimos al 35% [de su supuesto valor]. Eso para reconocer nuestra parte de responsabilidad. Algunos de los acreedores ni los vimos, les daba vergüenza presentarse. Con esto conseguimos una reducción importante tanto del stock como del servicio [los intereses] de la deuda. Ahora ésta se eleva al 14% del PIB, lo que es manejable.

Su gobierno se ha mostrado muy crítico con los desahucios en España y también con el último decreto del gobierno que sólo los limita en algunos casos extremos.
El paso que se ha dado es positivo pero no es suficiente. Esta gente a la que se bota de su casa, queda endeudada y además no tiene trabajo. Lo que tenemos claro es que el ser humano tiene que estar por encima del capital. Una crisis no debe afectar sobre todo a las personas, que no son responsables de ella, en lugar de al capital. En Ecuador sucedía lo mismo y nosotros cambiamos la ley hipotecaria. La abogada del Tribunal Europeo de Derechos Humanos dijo- no lo digo yo- que algunas cláusulas de ciertos contratos hipotecarios eran abusivas, y no ha habido una normativa para impedir que esas cláusulas fuesen aplicadas. La gente debería poder seguir viviendo en sus casas; se les podría ofrecer pagar un arriendo pequeño y, cuando consigan trabajo, volver a pagar las cuotas regulares.

Ecuador está inmerso en un conflicto con Reino Unido a causa de la protección que ha ofrecido a Julian Assange en su embajada de Londres: ¿siguen negociando?
Reino Unido denegó el salvoconducto que hubiera permitido al señor Assange abandonar nuestra embajada. Tuvimos una reunión en Nueva York con el canciller británico pero su respuesta, negativa, a nuestra solicitud de salvoconducto no nos satisfizo. Nosotros respondimos con argumentos jurídicos, planteando al gobierno británico razones que se basan no sólo en las convenciones internacionales, sino en el derecho humanitario y en la declaración universal de derechos humanos. Assange lleva cinco meses viviendo en condiciones infrahumanas. Nosotros hemos vuelto a pedir una reunión con el ministro británico de Exteriores para insistir cordialmente.

¿En qué punto están los litigios de Ecuador con multinacionales petroleras como Oxy y Chevron?
Chevron está intentando implicar al gobierno ecuatoriano cuando nosotros no tenemos nada que ver en sus problemas. Fueron las comunidades indígenas quienes la demandaron, y además lo hicieron en EEUU. Ellos dijeron que preferían que se les demandara en Ecuador, pero la corte norteamericana les puso como condición que acataran la decisión de la Justicia ecuatoriana:  pensaban que iban a ganar y perdieron, y ahora tienen que pagar 18.000 millones de dólares. Con Oxy la situación es peor. Esta compañía violó la ley: incumplió un contrato, traspasó parte de sus acciones sin informar de ello, algo a lo que estaba obligada, y el Estado impuso la caducidad de su contrato. Oxy acudió luego al arbitraje, cuando en su contrato había firmado que, en caso de caducidad, no podía hacerlo. Pese a ello, la CIADI [Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial] nos han condenado a pagar 1.700 millones de dólares, 2.300 con los intereses, en un claro abuso de Derecho.

Ecuador está muy comprometido con el proceso de integración de UNASUR.
La integración latinoamericana es un buen camino pero no está siendo fácil. Hay aún mucho colonialismo ideológico y vasallaje intelectual. Por ejemplo, cuando hicimos el Banco del Sur, había mucha gente que quería repetir los procedimientos del Banco Mundial, y entonces les dijimos que no íbamos a hacer un Banco Mundial chiquito. No es lo mismo el gobierno de Santos en Colombia que el de Correa en Ecuador, pero hemos entendido que la integración debe estar por encima de las diferencias políticas. En América Latina, hay muchos gobiernos de izquierdas y eso favorece la integración, pues estos gobiernos tiene una mayor voluntad en ese sentido. Nosotros tenemos elecciones en febrero y veremos si los ecuatorianos deciden seguir con el proceso de transformación revolucionaria. Si deciden votar por Correa, vamos a radicalizar el proceso y construir una sociedad de justicia y de progreso al mismo tiempo que favorecemos la integración latinoamericana.

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Comentarios
  1. Muy buena entrevista. Lo que cada vez tengo más claro es que si queremos arreglar las cosas en Europa, vamos a tener que fijarnos en lo que están haciendo en Latinoamérica y aprender de sus luchas, porque lo que nos están haciendo ahora a nosotros se lo hicieron a ellos hace tiempo. Así que es hora de fijar nuestros ojos allí para poder acabar con lo que nos están haciendo.

  2. Tiene que existir alguna manera de sacar a Julian, tal vez disfrazándolo de embajadora (¿?), y meterlo en un avión rumbo a Ecuador.
    Por lo demás, bravo por vosotros suramericanos, vuestras revoluciones son el mejor alimento para el fermento revolucionario aquí, en Portugal y la Europa latina.
    Modestamente os sugeriría dedicar mayores recursos a la GUERRA MEDIATICA, tal como hace el PSUV.

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