Política
Junts celebra su Congreso con una nueva entronización de Puigdemont
Junts per Catalunya celebra su Congreso con la inclusión de Demòcrates y el refuerzo del liderazgo de Puigdemont. El expresidente asumirá ahora también la Presidencia del partido.
Este artículo ha sido publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.
Junts per Catalunya celebra su cuarto Congreso Nacional este fin de semana y lo hará, en palabras de Josep Maria Cruset, director del Congreso, con el objetivo de “construir la alternativa transversal para liderar el país, reforzar el camino hacia la independencia y fijar un modelo de país de futuro frente al Gobierno de base tripartita que gobierna la Generalitat con una mirada sucursalista”.
La alternativa transversal que menciona Cruset hace alusión a la vocación extendida entre todos los partidos (quizás, menos la CUP) de intentar vender sus posiciones particulares como si se tratara de posiciones más o menos universales con el fin de ampliar la base de votantes.
En el caso de este Congreso, esta vocación se materializa en la inclusión de la formación Demòcrates, liderada por Antoni Castellà, dentro de la estructura de Junts per Catalunya, así como en la del propio líder, que se añadirá a la estructura directiva del partido. Anteriormente diputado de Unió Democràtica de Catalunya —el antiguo apoyo cristiano y conservador de Convergència Democràtica— la inclusión de este sector tiene una clara voluntad de recoger parte de aquellos antiguos votantes de CiU que se fueron perdiendo por el camino. Alternativa transversal.
Carles Puigdemont
El Congreso entronizará a Carles Puigdemont (que continúa siendo intocable dentro del partido), haciéndolo presidente del mismo, aunque su reputación pública recibió un golpe fatal en su última visita a Cataluña, el día de la investidura de Salvador Illa.
Hablamos de relato público, porque la anomalía —y la injusticia— que aún rodea a muchas personas que deberían haber sido amnistiadas todavía persiste. Pero el relato pesa porque condiciona las percepciones y, en última instancia, el voto. Y lo que se fue instalando fue más o menos esto: la acción de Puigdemont no benefició ni a Junts per Catalunya ni a Cataluña, sino solo a Puigdemont, quien, como dijo, no quería ir a la cárcel.
Al mismo tiempo, sin embargo, no ha surgido ninguna alternativa que logre eclipsar al todopoderoso líder de Junts. Albert Batet, Laura Borràs, Jordi Turull, Míriam Nogueras, Josep Rius… ninguno de estos nombres, por uno u otro motivo, pueden hacer sombra a la figura de Puigdemont, de la misma manera que posiblemente Oriol Junqueras será capaz de vencer, casi en solitario, a la candidatura alternativa que incorpora a la mayoría de figuras públicas del partido en el histórico Congreso que se celebrará del 31 de octubre al 2 de noviembre. La falta de renovación de liderazgos es también una de las explicaciones del declive del independentismo.
Nadie hace sombra al expresidente
La realidad, en todo caso, es que nadie hace sombra al expresidente dentro del partido, y ese sector liderado por Laura Borràs —donde se pueden incluir Aurora Madaula, Quim Torra y Francesc Dalmases—, que podía cuestionarlo por no ser tan “radical” en su voluntad de unilateralidad, ha acabado finalmente marginado.
La caída de quien fue la referente del partido durante 2020-2022 se debe a dos motivos: el primero y más evidente, la sentencia de 4 años y 3 meses de prisión por delitos de prevaricación y falsedad documental cuando estaba al frente del Institut de les Lletres Catalanes.
El segundo, fruto de los nuevos tiempos que imperan en la política y que han llevado a Junts per Catalunya a ser la garantía de estabilidad del PSOE, dice más de lo obsoleto que ha quedado el discurso de la unilateralidad que encarnaba el “borrasismo” y que, claramente, no ha conseguido los resultados políticos esperados.
SALVADOR ILLA, El actual presidente de la Generalitat reivindica la inspiración en el «humanismo cristiano» de su presidencia.
La laicidad, por desgracia, no es importante para los partidos políticos. (Ximo Estal Lizondo)
Los de la derecha lo tienen claro: proponen un nacional catolicismo, un volver a la España en blanco y negro, al adoctrinamiento religioso, e incluso a anular libertades que van contra los principios individuales.
Europa Laica, las asociaciones laicas, todos aquellos que creemos en la laicidad y en el cumplimiento de los artículos constitucionales creemos que los partidos políticos deben asumir en sus programas y actuaciones políticas, unos puntos mínimos reivindicativos por la libertad de conciencia y la laicidad.
Para evitar que la laicidad sea un tabú, una propuesta sería que los partidos en sus programas electorales llevasen en el aspecto de laicidad, por una parte: Modificar los artículos 16 y 27 de la Constitución, para construir un Estado verdaderamente laico y una enseñanza laica. Las confesiones religiosas se deben regir por el derecho común, como cualquier otra asociación privada, suprimiendo la excepción legal actualmente existente.
Denunciar y derogar los Acuerdos de 1976 y 1979 con la Santa Sede, así como los existentes de 1992 con las confesiones minoritarias. Suprimir la financiación a la Iglesia Católica que recibe a través de la Asignación Tributaria del IRPF. Las confesiones religiosas deben auto financiarse.
Fiscalizar la financiación pública a las confesiones religiosas realizada por cualquiera de las administraciones del Estado, y su control parlamentario. Suprimir los privilegios fiscales de la Iglesia católica; caso particular con la exención del IBI y aquellas incompatibles con el derecho europeo. Promulgar una Ley Orgánica de Libertad de Conciencia, derogando la actual Ley de Libertad Religiosa de 1980, que garantice la libertad de pensamiento y convicciones de todo tipo. Promulgar un Reglamento de Laicidad que regule y haga efectiva la a confesionalidad y neutralidad del Estado en relación con los actos y simbología institucional, la participación de cargos públicos en actos religiosos, la no donación de suelo público para entidades religiosas, así como cualquier aspecto relacionado con esta materia. La escuela y la universidad deben ser públicas y laicas, suprimiendo del ámbito educativo la religión confesional y cualquier tipo de adoctrinamiento, así como suprimir de forma progresiva la financiación pública de los centros con ideario propio. Los servicios de Sanidad y Asistencia Social se ofrecerán de forma prioritaria por el Estado, revirtiendo en aquellos de titularidad o gestión privada que estén mantenidos con recursos públicos. Derogar del Código Penal los delitos de ofensa a los sentimientos religiosos, así como cualquier otra legislación limitativa de la libertad de expresión. Recuperar los bienes in matriculados por la Iglesia Católica, afectando al Patrimonio del Estado los bienes muebles o inmuebles deinterés histórico, artístico o cultural, incluidos los de raíz religiosa. Impulsar una Carta Europea por la Laicidad y la Libertad de Conciencia que garantice estos derechos en un ámbito supranacional europeo, en condiciones de libertad e igualdad, sin privilegios ni discriminación, de acuerdo con la DUDH. En resumen, trece propuestas que harían que la laicidad dejara de ser un tabú.
Los partidos de izquierda deberían poner estos puntos de laicidad en sus programas y sin hipocresía.