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Un año de mordiscos a la escuela en valenciano
La Generalitat ha suprimido este último curso alrededor de 70 líneas de enseñanza en valenciano y peligran más de 80. La comunidad educativa se ha unido para defender un modelo que consideran integrador
JORDI BASEVI y PEDRO GONZÁLEZ // En el InformeCAT 2013 de la Plataforma per la Llengua se apuntaba que en el País Valenciano más de 126.000 alumnos de infantil y primaria piden poder estudiar en valenciano y no pueden. Desde entonces la situación ha ido a peor debido a las políticas impulsadas desde el Consell presidido por Alberto Fabra. En febrero de 2014, la Conselleria de Educación, Cultura y Deportes de la Generalitat anunciaba la supresión de 70 líneas de enseñanza en valenciano para el curso 2014-2015. Esta medida afecta a 136 escuelas públicas de la Comunidad Valenciana, seis de las cuales podrían ser cerradas al disponer sólo de una línea lingüística. «El mayor ataque de un Gobierno valenciano a los programas de enseñanza en los últimos 30 años». De esta manera calificó la entidad cívica Escola Valenciana la medida impuesta por la conselleria que dirige María José Català. Este ataque, además, es la base de toda la pirámide de los recortes en la enseñanza en valenciano que está llevando a cabo el Consell de Alberto Fabra.
Hace unas semanas, de hecho, las Cortes valencianas aprobaron la llamada Ley de señas de identidad, en un intento desesperado de recaudar votos entre el sector más rancio de la derecha valenciana. Sin embargo, son multitud las personas y los colectivos que se han sumado a la reivindicación de una escuela pública y en valenciano, desde las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPAS), hasta el profesorado y alumnado y los diferentes colectivos en defensa de la lengua. Pasado poco más de un año, se han suprimido alrededor de 70 líneas de enseñanza en valenciano y aún peligran más de 80 en lo que queda de 2015. La situación no ha afectado de la misma manera a las diversas comarcas del País Valenciano. Las de Castellón son, hoy por hoy, la que más líneas de enseñanza en valenciano ofertan, seguidas de las de Valencia y Alicante.
Durante los casi cuatro meses de encierro en el CEIP Ciutat de Cremona, se ha denunciado también que hace casi siete años que se da clases en barracones. / Todos somos Cremona
En el curso 2014-2015, la demarcación de Castellón ha sufrido una supresión de 32 líneas de enseñanza en valenciano, cinco de las cuales se impartían en escuelas de la capital. Estas formaban parte de los colegios públicos Bisbe Climent, Blasco Ibáñez, Herrero, Mestro Antonio Armelles y Mestro Canós. Esta situación, por tanto, ha supuesto que 125 pupitres hayan quedado vacíos. La eliminación de estas líneas no ha sido, sin embargo, propuesta por las escuelas, sino que es fruto de una decisión unilateral de la consellera Català. En el Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Herrero, esta medida fue tomada en contra de la opinión unánime del Consejo Escolar y de la mayoría del Claustro. Por su parte, en el CEIP Antonio Armelles, la situación aún fue a más cuando, hace unos años, el Consejo Escolar decidió, en el marco de su autonomía pedagógica, implementar un único modelo en valenciano. No obstante, la Conselleria lo rechazó. Ante todos estos ataques a la enseñanza pública en valenciano, desde la plataforma AMPAS por la Pública de Castellón, que reúne a las cinco escuelas afectadas, se afirma que la supresión de las líneas en valenciano tendrá como consecuencia que «habrá 50 maestros menos y 45 aulas vacías. 1.350 pupitres vacíos y 1.350 niñas y niños de Castellón que no podrán elegir una escuela pública y en valenciano».
En la demarcación de Valencia, las escuelas también se encuentran con la incertidumbre de cuántas líneas más se suprimirán el próximo curso. Una de las AMPA que más se ha movilizado en los últimos años ha sido la del CEIP Pare Català. Esta escuela sufrió la supresión de la línea en valenciano para el alumnado de tres años como consecuencia de un recurso contencioso administrativo presentado por una de las familias, que pedía una línea en castellano. El 3 de junio pasado, 40 familias de esta escuela interpusieron ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) otro contencioso en el que solicitaban la anulación del acuerdo de la Conselleria de Educación. Finalmente, el 6 de junio, esta instancia judicial dictaminó que se había actuado «de forma ilegal», al tomar decisiones que «vulneran los derechos lingüísticos de las familias que eligen estudiar en valenciano». Así pues, en este caso se ha mantenido esta línea de enseñanza en valenciano para los tres años, pero se abre una nueva en castellano, a la que actualmente sólo asisten dos alumnos.
Sin embargo, otras escuelas de la provincia de Valencia han sufrido distinta suerte. Es el caso del CEIP Ciutat de Cremona de Alaquàs, que ha perdido la enseñanza en valenciano para alumnos de tres y cuatro años. Como respuesta, padres y madres se han organizado en una plataforma reivindicativa que lleva el nombre de «Todos somos Cremona». En su manifiesto, denuncian que son «víctimas de una política educativa y económica injustas, que está facilitando el cierre de aulas de infantil y el consiguiente cierre de colegios». Este centro es uno de los que sólo dispone de una línea en valenciano, por lo que podría clausurarse. La medida afecta a más de 30 familias que, al suprimir la línea de infantil, deben llevar a sus hijas a diferentes colegios. El mismo día que la Conselleria de Educación anunciaba la medida que afectaría a todo el País Valenciano, Todos somos Cremona inició un cierre en el centro que duró 100 días. Durante estos más de tres meses, llevaron a cabo actividades lúdicas y culturales, asambleas y charlas para denunciar la supresión de la única línea en valenciano de la que disponían y, de paso, que la enseñanza se imparte en barracones desde hace siete años, cuando el Govern ha recibido fondos europeos para construir el centro.
Las cinco escuelas afetcadas por el recorte lingüístico en Castellón se reúnen para cenar un jueves de cada mes. En la imagen, uno de esos encuentros en el CEIP Herrero. / Jordi Basevi
En las comarcas alicantinas el panorama no es mejor. La provincia consta de 55 escuelas públicas, 15 de las cuales tienen líneas de enseñanza en valenciano. Esta medida podría afectar a tres colegios: el CEIP Joaquín Sorolla, el CEIP Mora Puchol y el CEIP Emili Varela. La primera de todas imparte únicamente líneas en valenciano, mientras que las otras dos tienen doble línea. Sin embargo, no son las únicas que sufren recortes: el año 2013, la Conselleria también decidió cerrar la línea infantil en valenciano de la escuela Virrey Poveda de Petrer. La supresión de las pocas líneas de enseñanza en valenciano que se imparten en las comarcas de Alicante supone una carencia grave en un territorio donde el valenciano se utiliza cada vez menos.
El bilingüismo como arma de desmantelamiento
«Hace mucho tiempo que el Gobierno valenciano demuestra despreocupación y desinterés por nuestra lengua propia». Así de categórica se muestra la plataforma AMPAS por la Pública de Castellón cuando le preguntamos sobre el cierre de las líneas en valenciano. La situación de la escuela pública en Valencia es crítica. En todas las escuelas denuncian que, ya desde antes de la aplicación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), el gobierno valenciano se ha dedicado a fomentar la escuela privada y concertada en castellano – y en inglés- en detrimento de la pública en valenciano. «Los ingresos de la escuela pública se vuelven a invertir de nuevo, mientras que los de la privada van a parar a bolsillos de empresarios; lo que hay detrás de este desmantelamiento de la educación pública es un negocio «, afirma Laura Font, directora del CEIP Malvarrosa y coordinadora de Escola Valenciana en la ciudad de Valencia. Font añade que «la enseñanza en valenciano siempre ha estado vinculada a la innovación educativa; y ellos quieren una educación tradicional, educar a personas no críticas».
El motivo que alega el gobierno valenciano para llevar adelante esta medida es que se debe garantizar también la oferta en castellano. Para AMPAS por la Pública de Castellón, estos argumentos no son justificables: «Nosotros pensamos, y los expertos lo confirman, que la enseñanza en valenciano garantiza la enseñanza en castellano. Nadie puede creer que la enseñanza en castellano está en peligro, sólo hay que ir a los patios y plazuelas y sentir en qué lengua habla la mayoría de los niños: en castellano». Pero no ha sido sólo el Govern el que ha agravado esta situación, sino también la prensa, que denuncian que se ha encargado de reducir este ataque a «una ficticia polémica lingüística, cuando no hay ninguna, y la gran mayoría de las familias queremos educar a nuestros hijos en valenciano».
En este sentido, apunta Laura Font, «parecía que, con la llegada de las elecciones, el gobierno paralizaría esta medida». Sin embargo, la Conselleria de Educación tiene pensado suprimir 59 aulas de Infantil, catorce de las cuales son de línea en valenciano, como publicaba el pasado martes 7 de abril en su Catálogo de unidades docentes de Educación Infantil, de 3 a 5 años, para el próximo curso 2015-16.
Modelo lingüístico integrador
A pesar de todos estos ataques a la enseñanza pública en valenciano, alumnos, profesores y madres se han unido para defenderla. Durante este año, se han fundado nuevos colectivos -como Jóvenes por el valenciano, con la campaña «Por el futuro de nuestro pueblo, en la escuela en valenciano: ¡no al cierre de líneas!» -, y han participado en numerosas actividades lúdicas y culturales, cenas, encuentros y manifestaciones. Ejemplos de esta unidad son los Encuentros de Escuela en Valenciano, que recorren los territorios del país, la Fiesta por la Pública, las cenas que organizan las cinco escuelas afectadas de Castellón cada jueves a fin de mes y todas las manifestaciones que han recorrido las calles de cada pueblo. Todas estas actividades sirven para reivindicar que -como afirman las personas y entidades consultadas en este artículo- la única escuela «integradora con las familias recién llegadas e inmigrantes» es la escuela en valenciano.
[Artículo publicado originalmente en La Directa]
Los valencianos de Valencia que no somos catalano-parlantes ni de cultura pro catalana aún nos agarramos a lo nuestro, nuestra cultura y nuestra lengua pero no disponemos de la posibilidad legal de educar a nuestros hijos en nuestra lengua y cultura valenciana (no catalanizada). Este artículo miente, todas las líneas educativas que se imparten en la zona de Valencia son de inmersión lingüística y acaban en la catalanización de nuestros hijos sí o sí. La opción ZC solo está en la zona restringida del interior. Por lo que no son más que las mismas mentiras de los mismos nacionaloides de siempre.
En una de las últimas entrevistas que le hicieron a nuestro añorado Labordeta, manifestaba su profunda preocupación ante la posibilidad de que accediera a la presidencia del gobierno de Aragón «una funcionaria de Madrid» (refiriéndose a la Rudi). Desgraciadamente la cazurrería aragonesa nos sometió otra vez a la dictadura de los que añoran aquellos tiempos de «extraordinaria placidez». Así que en lugar de evolucionar aquí nos obligan a involucionar. Eso sí, hay resistencia. Aquí os presento a un resistente: el profesor Antonio Aramayona y su carta abierta a la consejera de Educación:
http://arainfo.org/2015/04/carta-abierta-de-antonio-aramayona-a-la-consejera-aragonesa-de-educacion-dolores-serrat/
Nosaltres els Valencins no tenim un govern valencià. Tenim una delegació de la metròpoli madrilenya. Ens neguen la llengua, la cultura i la informació veraç objectiva i en llengua pròpia, Els nostres actes culturals i festius estan fortament manipulats, tant que perden el sentit de ser. Ens imposaren un nom de colònia «comunidad valensiana» per tal de fer palès la situació de sotmetiment i, desgraciadament, estan aconseguint que ens comportem com una colònia sotmesa sense drets ni futur. No crec que Cuba, en els seus temps estiguera pitjor.