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Un abogado de la industria asesorará a la Comisión Europea en el TTIP
El Corporate Europe Observatory denuncia que Jan Eric Frydman es un firme defensor del Arbitraje de Controversias entre Inversor-Estado
La última decisión de la comisaria de Comercio europea, Cecilia Malmström, de nombrar a Jan Eric Frydman como Asesor Especial de Política Comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos deja una vez más en evidencia la contradicción entre lo que la Comisión dice sobre el protagonismo de la sociedad civil y lo que verdaderamente hace. El trabajo del asesor y diplomático sueco, que presta servicio a la firma jurídica sueca Ekenberg & Andersson, supone un potencial conflicto de intereses a la hora de defender lo que se supone que deberían de ser las prioridades de los europeos. Además, el elegido por Malmström tiene un amplio historial en casos de puertas giratorias y es firme defensor del Arbitraje de Controversias entre Inversor-Estado (ISDS en sus siglas en inglés), al que el 97% de la opinión pública se opone. “Él es parte del problema, no de la solución”, señalan desde el Corporate Europe Observatory, que ha desvelado la noticia.
Aparte de ser socio de Ekenberg & Andersson, un bufete de abogados en Estocolmo, cargo que mantendrá a pesar de su nuevo rol en la Comisión, Frydman cuenta con una amplia experiencia en la cima empresarial de Estados Unidos. Inició su carrera en el departamento de marketing de Procter & Gamble y más tarde trabajó como Jefe de Prensa en las sedes de Mannheimer Swartling en Estocolmo y Nueva York. Mannheimer Swartling, firma líder en derecho comercial, representó al gigante energético sueco Vattenfall en una demanda contra Alemania que buscaba que el Estado le pagara 4,7 billones de euros en daños y perjuicios debido al cierre de dos plantas de energía nuclear de la compañía tras la catástrofe de Fukushima.
Este es un ejemplo del llamado ISDS, que puede ser incluido en el TTIP, mediante el cual una empresa puede demandar a un Estado en un tribunal internacional de abogados privados sobre un cambio en la ley que afecta sus beneficios. “¿Será Frydman, exmiembro de una empresa que cree conveniente demandar a un gobierno sobre una decisión tomada democráticamente, capaz de dar su consejo a la Comisión sobre el ISDS de manera que atienda al interés público?”, se preguntan desde el CEO.
Por otro lado, la postura ante la «propiedad intelectual» de la firma para la que actualmente trabaja Frydman también plantea interrogantes sobre el posible conflicto de interés. Las organizaciones sociales han advertido en varias ocasiones de que las normas de propiedad intelectual que están bajo negociación en el TTIP podrían «debilitar los derechos a la salud, la cultura, y la libertad de expresión de los ciudadanos» . Desde la organización con sede en Bruselas insisten en cuestionar si “podrá alguien que trabaja para una firma de abogados y que ayuda a las empresas en el ámbito de las patentes y secretos comerciales atender las preocupaciones de la sociedad civil y dar consejo en lo que a propiedad intelectual se refiere el TTIP.”
Frydman: el hombre perfecto para los intereses de las corporaciones
Junto a su experiencia empresarial, Frydman también tiene un montón de conocimientos adquiridos durante su etapa previa en la Comisión como asesor legal y administrador superior de las relaciones transatlánticas. «Jan creó la estructura para la Cooperación Regulatoria entre la UE y los EE.UU”, explica el CV del abogado publicado en la página de la Comisión.
El capítulo de Cooperación Regulatoria del TTIP hará que sea aún más fácil para los bufetes de abogados como Ekenberg & Andersson debilitar, retrasar y prevenir la legislación que dañaría las ganancias de sus clientes corporativos. “El sistema de regulación se construye sobre la base de décadas de diálogo comercial transatlántico que tipos como Frydman han establecido”, denuncia de nuevo el CEO. Como asesor especial de Malmström, Frydman tendrá una oportunidad única para dar forma a un capítulo en que el interés de su bufete de abogados y del mundo empresarial en general es enorme. Sorprendentemente, Frydman ha firmado una Declaración de Honor en la que dice que no existe ninguna causa que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses.
Desde que Cecilia Malmström asumió el cargo, ha vendido un «nuevo comienzo” en las conversaciones sobre el TTIP para acabar con la desconfianza de la opinión pública. Prueba de ello no sólo es que el 92% de las reuniones sobre el TTIP que la Comisión tuvo a puerta cerrada fuera con corporaciones de presión empresariales o que los 25 grupos que más presionaron correspondieran a lobbies de la industria, sino también su manejo de la consulta pública sobre el Tratado y el ahora nombramiento de alguien con el perfil de Frydmam como asesor durante sus negociaciones.
“Esta hubiera podido ser para Malmström la oportunidad de reflejar con hechos que realmente le interesa la postura de la sociedad civil, y para ello sólo tendría que haber elegido a un experto en materia de política comercial independiente y sin ningún interés corporativo. Pero no lo hizo”, sentencian desde el Corporate Europe Observatory.