Crónicas | Un momento para respirar
Secretos
Primera entrega de los fragmentos del diario de José Ovejero. "El diario era, es, espero que siga siendo, un espacio en el que respiro, repaso lo que he sentido, lo que me ha ocurrido, lo que he pensado, lo que ha sucedido en el mundo", escribe.
2 de septiembre
Qué extraña sensación. Después de mucho tiempo de escribir este diario, sin ninguna pretensión de mostrarlo y mucho menos de publicarlo, comienzo hoy a escribir esta entrada con la conciencia de que cada semana irán apareciendo en lamarea.com fragmentos de lo que hasta ahora era totalmente privado.
Mi principal preocupación es que saber que lo que escriba será leído cambie mi forma de escribir. ¿Cuánto me influirá que mis palabras estén expuestas a la mirada y quizá al juicio ajeno? Espero que nada. Si escribo el diario es precisamente como forma de sustraerme regularmente a cualquier urgencia y a cualquier propósito.
El ajetreo cotidiano, los planes, las necesidades que nos acucian, impiden cualquier reflexión, cualquier mirada atenta. No nos detenemos un instante a decirnos: esta es mi vida, nunca habrá otra, esto no es un juego en el que podemos recomenzar tras el game over. El diario era, es, espero que siga siendo, un espacio en el que respiro, repaso lo que he sentido, lo que me ha ocurrido, lo que he pensado, lo que ha sucedido en el mundo. A veces no desarrollo los pensamientos, no me fijo tampoco en la elegancia de lo escrito. Las entradas son fogonazos, esos instantes en los que vislumbro sin llegar a ver. Aunque, bien pensado, esa es la esencia de nuestra vida: vislumbrar sin comprender del todo.
Por supuesto, siento la tentación de explicar el sentido de publicar un diario personal, que ni siquiera tiene una ambición literaria, pero eso sería ya escribir no como forma de expresión y reflexión, sino de comunicación e información a un otro cuya existencia prefiero ignorar. Quienes me lean serán fantasmas, en los que no creo ni quiero creer, pero que atisban lo que hago por encima de mi hombro. ¿No es esa la relación que también existe en la literatura entre lectores y autores?
3 de septiembre
Ayer vinimos a Barcelona. Almuerzo con Jordi Puntí. Me agrada siempre conversar con él. Comenzamos a tratarnos por un proyecto impulsado desde Alemania que nos llevó a entablar una correspondencia sobre Cataluña y España. Un independentista y un antinacionalista conversando sosegadamente, a pesar de las diferencias que fueron surgiendo a medida que desarrollábamos nuestros puntos de vista. Lo bueno de este tipo de conversaciones es que te obligan a pensar y formular tus ideas, lo que a su vez te obliga a pensar si verdaderamente piensas lo que crees pensar. La parte visceral de nuestra ideología es mucho más extensa de lo que imaginamos.
5 de septiembre
Esta madrugada, durante unas horas de insomnio, he caído en la cuenta de que nunca he sido un gran lector de diarios. Recuerdo ahora que leí muy joven los de Anaïs Nin, mucho más interesantes que su literatura erótica, que también leí entonces. No sé ya cómo la recibí en aquella época; cuando la releí hace un par de años, los relatos me parecieron banales, quizá porque en ellos los clichés del género se imponen a la creación; y me sorprendió que estuviesen tan dirigidos a la mirada masculina.
Este año se han abierto las cajas con los textos secretos de Elias Canetti, entre ellos parte de sus diarios. «Un diario que no es secreto, no es un diario», dijo, señalando que en esa conversación contigo mismo si no eres capaz de ser despiadado es que no estás contando la verdad.
8 de septiembre
Llevo días intentando no escribir sobre el caso de Dominique Pelicot, el hombre que durante diez años drogó a su mujer, Gisèle, y la ofreció a otros hombres para que la violasen. Desde luego, no escribiré un artículo de opinión. ¿Qué voy a decir sobre ello? ¿Qué sentido tiene condenar una aberración tal que apenas permite la conversación, salvo para decir lo sabido? Sin embargo, no puedo escribir un diario y dejar de lado asuntos que me afectan, por alejados que estén de mi pequeña vida… ¿o no lo están tanto? De cualquier forma, para alguien que escribió la frase «todo lo que sucede a nuestro alrededor nos sucede a nosotros», sería contradictorio no anotar aquí un suceso tan perturbador.
Estamos acostumbrados a que el lado más bestial de los hombres se desate en las guerras. Los hombres, en las guerras, violan, a ser posible en grupo. Tampoco me sorprenden las noticias recurrentes sobre «manadas» de jóvenes que se entregan a la violación grupal. El caso de Dominique Pelicot va más allá de lo que tengo asimilado no como normal, pero sí como imaginable. No consigo imaginar qué sentía, qué sentían los violadores del cuerpo inerte de la mujer.
Varios violadores han aducido en su defensa que no consideraban estar realizando una violación, puesto que el marido les había dado permiso. La afirmación permite entender que una mujer para ellos es una propiedad que se puede ceder para hacer con ella lo que se quiera. Su opinión y sus deseos dan igual, esté o no drogada.
A veces se me hace muy difícil tener fe en el ser humano.
Catalunya somos una colonia de una España en matriz castellana que conquistó toda la periferia y que la ha colonizado.
Lluís Llach