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Las dos caras del lobby en el TTIP

Mientras los grupos que abogan por el interés público llevan a cabo acciones en las redes y se manifiestan, representantes de las multinacionales organizan foros a 2.000 euros el cubierto

El Tratado de Libre Comercio que se negocia entre Estados Unidos y Europa “creará millones de puestos de trabajo” o “será un secuestro democrático”. A favor y en contra, estos son los principales argumentos que están a debate. Los lobbies que sirven a los dictámenes de la industria presionan lejos del foco mediático para lograr sus fines; por otro lado, los grupos que sirven al interés público buscan ejercer su influencia para mitigar las consecuencias que tendrá en todos aquellos actores que no sean multinacionales.

La desigualdad a la hora de influir en los políticos sobre el Tratado no sólo es una evidencia en las reuniones con la Comisión de Comercio -520 fueron con lobbies económicos y 26 con organizaciones del sector público-, sino también en las herramientas de comunicación que unos y otros adoptan para llegar a la opinión pública e imponerse en el debate. Mientras los grupos que abogan por el interés público orquestan acciones de comunicación en las redes y se manifiestan frente a la puerta de la Comisión Europea, los abogados y representantes institucionales de las multinacionales organizan foros a 2.000 euros el cubierto.

Las conferencias patrocinadas por las corporaciones se han convertido en plataformas de encuentro entre grupos de presión y responsables políticos. Eventos como el que el Foro Europa organizó durante la última ronda de negociaciones en Bruselas son procesos clave a la hora de influir en la política de la Unión Europea. Estos son financiados por empresas, que ven el retorno de su generosa inversión en forma de visibilidad y acceso directo a las decisiones políticas. Una práctica que lleva produciéndose desde 1980; entonces, impulsados por la Mesa Redonda Europea de Industriales, sentaban las bases de lo que sería el Tratado de Maastrich o la Unión Europa como ahora la conocemos.

El paquete de “patrocinio integral” de estos eventos cuesta unos 10.000 euros e incluye una página de publicidad en el programa de la conferencia y un lugar en la mesa de ponencias, entre otros beneficios. Pero hay ofertas más baratas, desde los 6.000 euros que cuestan tres cubiertos en una cena vip con políticos de alto nivel hasta los 3.000 euros que cuesta colocar una marca en el área de refrigerios durante las pausas de los foros. En definitiva, se trata de un modelo de negocio que por un precio relativamente barato sirve a las empresas en bandeja de plata a los políticos que toman las decisiones.

Las multinacionales, además de organizar y patrocinar eventos, mandan a sus representantes a todos los actos que tienen que ver con el TTIP. Tienen empresas de relaciones publicas trabajando para comunicar de la mejor forma posible sus intereses, firmas de abogados para elaborar las cláusulas más polémicas del Tratado y think tanks a sueldo para que alimenten con sus informes el sistema económico que quieren perpetuar. También financian varios de los medios de comunicación especializados en informar sobre el Tratado, según han denunciado diversas organizaciones en referencia a, entre otras, Euroactiv -“La actualidad de la Unión Europea en España”-, como el propio portal de noticas se define.

Los lobbies de la industria controlan además todo el mundo informal. “Con asiduidad se puede ver a miembros del Parlamento y de la Comisión tomar cervezas junto con los lobbistas de la industria en los bares cercanos a la Rue de la Loi”, coinciden distintas fuentes respecto a la tendencia normalizada de acabar la jornada política en uno de los locales cercanos a la Comisión Europea.

Un David lucha contra muchos Goliat

El paradigma que ha supuesto la revolución de internet ha permitido a las organizaciones de la sociedad civil poner en marcha campañas contra el Tratado de Libre Comercio de una gran repercusión. “La batalla mediática sobre el TTIP la hemos ganado gracias a Twitter y Facebook”, afirman desde el Corporate Europe Observatory (CEO), una de las ocho organizaciones sociales que presionan en Bruselas para que su voz se oiga por encima de los 296 lobbies industriales que protagonizaron el 92 por ciento de las reuniones con la Cámara de Comercio.

De acuerdo a un informe sobre la cobertura de los medios online sobre el TTIP elaborado por el Centro para la Política Económica Internacional (ECIPE), la difusión de mensajes negativos sobre el Tratado en Twitter y Facebook se ha triplicado desde el inicio de las negociaciones. Entre enero y octubre de 2014, el 80% de los argumentos que se publicaron en estas redes sobre el TTIP correspondían a los grupos que se oponen al tratado, el 18% a la Comisión Europea y apenas un 2% a las grupos de presión industriales.

En este contexto de ciberactivismo como forma de lobby online destaca la organización británica 38 Degrees, que en su cruzada contra el TTIP consiguió saltar de la red a la calle y convocar a 9.600 personas para repartir un millón de folletos informativos y pegar 30.00 carteles. En su web ha movilizado a 200.000 personas para que firmen contra el TTIP, que se suman a las más de un millón de peticiones que entregaron al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, como forma de alzar la voz y poner el foco sobre el problema.

A pesar de ser Trending Topic, de las continuas campañas que inundan el TimeLine de políticos europeos, de manifestarse antes las puertas de la Comisión Europea o de lograr el apoyo digital de cientos de miles de personas, los medios siguen hablando de los beneficios del TTIP. En el citado informe del ECIPE se muestra cómo la cobertura sobre la posición de la Comision y de los grupos de presión del TTIP se produce de manera dominante en blogs, foros y portales de noticias, un 40 y 50 por ciento respectivamente, que contraste con el 0,09% de presencia que adquieren los grupos anti TTIP.

Cambio en la tendencia informativa

En España, creen desde el CEO, aún queda mucho por hacer en la cobertura que hacen los grandes grupos mediáticos. Según afirman varias organizaciones contactadas, en Alemania, Dinamarca, Reino Unido o Francia son cada vez más los canales de televisión quienes se hacen eco del Tratado, organizan debates e invitan a gente que representa las dos posturas para hacer que la gente saque sus conclusiones.

“Cuando le das a la gente argumentos y datos de lo que supondrá el acuerdos para ellos, se oponen”, explica una de las investigadoras del CEO sobre el eje angular de su contracampaña: crear un debate público informado a través de investigar y de proveer información de calidad a los periodistas para que generen noticias. Las investigaciones de las diversas organizaciones, así como el reciente interés del mundo académico por las consecuencias del TTIP son las causantes de que se empiece a producir un cambio de tendencia en la cobertura mediática de este Tratado. Pierre Defraigne es considerado por muchos uno de los culpables de que las corrientes criticas al acuerdo de Libre Comercio se empiecen a fraguar. Los argumentos de este intelectual “ponen los pelos de punta y meten a miedo” a muchos comisarios europeos. “El TTIP o la Europa como hasta ahora la conocíamos, elijan”, dice Defraigne.

Las organizaciones centran sus informes en la falta de transparencia a la hora de negociar el tratado y ponen el foco en los intereses de los grupos de presión que se esconden en la sombra para llevar a la opinión pública a su terreno. “Hasta ahora los pro-TTIP han ganado el debate porque los medios no hablaban correctamente del Tratado. Las multinacionales podían hacer lo que quisieran ya que la opinión pública estaba ciega, pero eso está cambiando”, sentencian desde el CEO.

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