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Cuando la troika despertó, Syriza ya estaba allí

"España no será Grecia, pero por si acaso la cacería contra Syriza empezó durante el mismo escrutinio", sostiene el autor

Cuando la troika despertó, Syriza ya estaba allí. Era domingo y los griegos estaban a punto confirmar lo que las encuestas venían diciendo y que hacía temblar a esos mercados llamados Europa: querían quitarse la soga del cuello. Alexis Tsipras formaba gobierno con el escrutinio aún caliente. Entre el triunfo de Syriza y la toma de posesión no pasó, literalmente, ni un telediario. Probablemente sean las prisas lógicas por tomar el bastón de mando que tiene alguien que sabe que se enfrenta a los mismos poderes que acabaron de un manotazo con Papandreu, aquel primer ministro socialista griego al que tres años atrás hicieron dimitir por proponer un referéndum sobre el “rescate” al que se iba a someter a Grecia. El referéndum esta vez fue en las urnas y a falta de nuevas mutaciones tras las que Europa prohíba las elecciones, que todo se andará, el resultado y el mandato de los ciudadanos fue claro.

Syriza hereda un país con un 26% de paro, con uno de cada tres griegos sin acceso a la sanidad y un 35% de la población en riesgo de pobreza y exclusión. La urgencia depende de las prioridades. La partida que Tsipras va a disputar con Europa pasa por darle valor a datos como estos que hasta ahora no significaban nada ante el dato de la deuda. El radicalismo de izquierdas hoy día consiste en ofrecer un pago ordenado que no deje por el camino víctimas que nada tuvieron que ver con esa deuda.

España no será Grecia, pero por si acaso la cacería empezó durante el mismo escrutinio. “La extrema izquierda populista ha ganado las elecciones en Grecia”, titulaban unos, “Desgrecia”, seguían otros. “Los comunistas de Syriza le quitarán sus casas a la gente de clase media”, señalaba un experto en opinar sobre cosas en una de esas tertulias en las que las neuronas dejan paso al fervor. Llegaremos a ver cómo acusan a Alexis Tsipras del estado en ruinas del Partenón. Desde el gobierno, los mismos que se muestran flexibles y generosos en los plazos y las formas de devolución, si es que la hubiera, con los bancos rescatados, exigen sin embargo que se mantenga el rigor que asfixia a Grecia cuando el camino de la devolución es el inverso y va de lo público a los mercados.

Mientras Izquierda Unida y Podemos se disputaban el parentesco de Syriza, el primer día de Tsipras al frente del poder político ponía sobre la mesa dos cuestiones interesantes desde la perspectiva ideológica: el pacto con la derecha nacionalista y la ausencia de mujeres en el gobierno. Puede ser lógico y dar imagen de unidad buscar apoyo en la guerra contra Europa en un rival ideológico con el que se comparte el objetivo de huir de la asfixia. Si las mujeres griegas tienen la misma capacidad que los hombres griegos, y en principio no hay constancia de que Tsipras tenga un informe científico que diga lo contrario, no hay explicación alguna para que en un gobierno formado por diez ministros, no haya ni una sola mujer.

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Comentarios
  1. Europa o la creación de un estado fuerte con ciudadanos muertos de hambre.Nord América, seria un buen ejemplo.

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