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Los asesores del diablo en Europa

Dictadores, regímenes autoritarios y gobiernos que abusan de los derechos humanos en sus países pagan a firmas de relaciones públicas europeas para lavar su imagen

Dictadores, regímenes autoritarios y gobiernos que abusan de los derechos humanos en sus países pagan a firmas de relaciones públicas europeas para lavar su imagen. Desde gigantes como Hill&Knowlton o Burson Marsteller, hasta otras más modestas, ayudan a sus clientes a desacreditar a oponentes políticos, desviar la atención de los conflictos internos del país o a esconder abusos de los derechos humanos.

Así lo denuncia el Corporate Europe Obsevatory (CEO), que bajo el nombre de Los spin doctors de los autócratas, refleja 18 casos en el que agencias de comunicación y grupos de presión en Europa trabajan para regímenes acusados, entre otros, de crímenes de guerra. El informe, publicado hace varios días, es sólo la punta de un largo iceberg que constata cómo los países logran influenciar a los estados de la Unión Europea para establecer su agenda política.

Tanto Ruanda como Bahrein han pagado a conocidas firmas europeas, sobre todo londinenses, con el fin de proyectar una imagen diferente de sus Estados. Al mismo tiempo que un informe de las Naciones Unidas denunciaba que Ruanda pudo haber cometido genocidio, además de crímenes de guerra y contra la humanidad, por las matanzas de refugiados hutus que huyeron a la vecina República Democrática de Congo (RDC) a partir de 1996, Portland, una empresa que gestiona la reputación de sus clientes, se reunía con funcionarios del estado africano para cerrar un contrato de casi un millón y medio de libras que potenciara su “marca país”.

De acuerdo al Registro Europeo de Transparencia, GPlus, dirigida por Tim Allan -un asesor clave cuando Blair era primer ministro- está subcontratada por Portland para hacer labores de lobby en favor de Ruanda en la UE con un gasto de hasta 50.000€. Parte del gasto en lobby que realizan muchas compañías se hace a través de organizaciones que no aparecen en dicho registro. Las cifras podrían ser mayores, ya que -de acuerdo a la última estimación del CEO- hay 46 firmas de lobby que no sus inscriben sus actuaciones.

El informe del CEO también señala que Racepoint, una agencia de marketing con sede en Europa especializada en la influencia política, planificó y desarrolló una estrategia para proyectar una imagen de dinamismo político y cultural del país. Reuniones del presidente ruandés, Paul Kagame, acusado de amenazar la libertad de expresión en su país, con altos cargos políticos europeos, o el estudio y análisis de las medidas correctivas implementadas por Ruanda desde el genocidio fueron las herramientas elegidas para vender su nueva imagen. El resultado es que la conversación en línea sobre el país aumentó en un 4.400%, mientras que la discusión sobre el genocidio decreció un 11%. Por otro lado, más de 2.000 imágenes fueron etiquetadas y publicadas en línea en sólo seis meses, lo que garantiza que los resultados de búsqueda en internet muestren una imagen más positiva de la «nueva Ruanda».

El lavado de imagen consiguió su objetivo. En 2014 Ruanda recibió 460 millones de euros de la UE para mejorar la producción energética y la agricultura. Ello supone un 40 por ciento del presupuesto total de un país que depende fuertemente de los donantes para financiar su desarrollo y que desde 2012 había visto reducidas las partidas por las graves acusaciones de las Naciones Unidas.

Democracia, una crisis que debe ser gestionada

Después de las represiones que ejerció Bahrein en 2011 con motivo de las primaveras árabes, diversos activistas y organizaciones pidieron a las firmas de relaciones públicas que no participaran en el lavado de imagen del país. Caso omiso recibieron ya que, desde entonces, el país ha gastado en este aspecto 32,5 millones de dolares. La cifra la recoge Bahrein Watch, una organización de investigación independiente que busca promover una gobernanza eficaz, transparente y responsable en Bahrein.

Las muertes de siete manifestantes fruto de la represión gubernamental no ha impedido a las agencias de comunicación firmar contratos con el Reino de Bahrein. Bell Pottinger firmó en 2009 un acuerdo de 12,8 millones de euros. La consultora de comunicación con sede en Londres fue acusada por el propio fundador de Wikipedia de manipular entradas en esta web, práctica estándar en el blanqueo de la reputación. El entonces jefe del área de relaciones públicas justificó sus acciones bajo la afirmación de que la democracia es “una crisis que debe ser gestionada”.

También destaca entre la documentación aportada por Bahrein Watch el acuerdo por casi dos millones de euros entre este Gobierno y G3, una firma digital especializada en crear presencia online, para desarrollar un campaña en internet que posicione a Bahrein en el contexto internacional. O el que firmó con Big Tent Communications para gestionar el Gran Premio de Fórmula 1 en 2012, que amenazaba con ser boicoteado. También, a lo largo de 2011, la reputada firma M&C Saatchi selló un contrato de 12 millones para desarrollar e implementar una campaña que promocionara Bahrein, y otro más modesto de medio millón para fomentar el turismo del país.

Portavoces del Kremlin

En 2006, año en el que Vladimir Putin alcanzo la presidencia del G8, Rusia comenzó por primera vez a contratar agencias de relaciones públicas. GPlus en Europa y Ketchum en Estados Unidos, ambas parte del conglomerado de Omnicom, fueron las elegidas para trabajar con el departamento de prensa del presidente. Un año después, Gazprom siguió sus pasos.

GPlus declara unos ingresos anuales de entre 150.000 y 200.000 euros provenientes de Rusia en el Registro Europeo de Transparencia, donde también vienen recogidos los entre 300.000 y 350.000€ que destina el país a financiar el Diversified Energy Communications para promover las exportaciones de Gazprom.

El hecho de que las firmas de cabildeo occidentales estén trabajando para el gobierno de Putin tras la anexión militar de Crimea y el derribo de un avión de pasajeros que volaba desde Amsterdam por presuntos rebeldes apoyados por Rusia, “es cada vez más controvertido”, afirman desde el CEO.

GPlus, firma que también tiene a Repsol en su cartera de clientes, ofrece a Rusia servicios que van desde la organización de ruedas de prensa hasta la redacción de discursos y documentos políticos. “Proveer información objetiva a los Comisarios Europeos es un aspecto muy importante”, relatan desde la que es una de las firmas de cabildeo más influyentes de Bruselas debido al gran número de exfuncionarios de alto nivel de la UE que tienen entre sus filas. De hecho, sus fundadores, Peter Guildford y Nigel Gardner, son exportavoces institucionales de la UE.

“La dura tarea de lobbying de estos grupos de presión sacó a Gazprom de la lista de sancionados por Europa en mayo de 2014”, resaltan desde el CEO. A pesar de que Ketchum, la hermana de GPlus en EEUU, se vio obligada a clarificar que no estaba aconsejando a la Federación Rusa sobre su política exterior y la gestión en Ucrania, Angus Roxburgh, exasesor de relaciones públicas de la firma, matiza las palabras de los que fueran sus jefes. “El contrato dice que hay que hacer de Rusia un lugar atractivo para los inversionistas, y eso significa ayuda a tapar lo que le hace poco agradable, como las invasiones a los países vecinos”.

Por otro lado, el Instituto para la Democracia y la Cooperación en Paris, think-tank creado por la administración de Putin en 2008 y situado muy cerca del palacio oficial del primer ministro francés, es descrito por muchos como “la voz del Kremlin en Paris”. Aunque de que desde la organización niegan el respaldo del Kremlin, no ofrecen datos transparentes sobre sus fuentes de financiación.

El apoyo europeo del lobby israelí

Justo al lado de la puerta de la Comisión Europea se encuentran las oficinas de Amigos Europeos de Israel (AEI). Una organización europea de cabildeo fundada en 2006 para fortalecer las relaciones entre Europa e Israel que cuenta con unos 1.000 parlamentarios de los principales partidos políticos europeos, formando uno de los grupos parlamentarios paneuropeos más amplios de este tipo. El dato más reciente de su presupuesto, publicado en 2012, se cifra en 400.000 euros.

Durante el bombardeo de Israel a Gaza en el verano de 2014, el AEI celebró diversas reuniones informativas en el parlamento europeo para reformular una imagen del país que fuera más allá del conflicto, “a veces hasta el punto de surrealismo”, afirman desde el Corporate Europe Observatory. Mientras miles de cohetes caían sobre la Franja matando a 2.100 palestinos, de los cuales 495 eran niños, el AEI emitía boletines en los que llegaba a afirmar que “Israel ha estado creando tecnologías y elaborando estrategias para hacer del mundo un lugar mejor”.

A parte de estas iniciativas informativas en el Parlamento Europeo, el AEI también organizó viajes para parlamentarios a Israel, y promocionó de manera proactiva el Acuerdo entre Israel y Europa sobre Evaluación de la Conformidad y Aceptación de Productos Industriales (ACCA por sus siglas en inglés), cuya aprobación se retrasó durante dos años por el Parlamento Europeo después de que Israel asesinara a nueve personas que trataban de acabar de manera pacífica con el bloqueo de la Franja de Gaza.

Por otro lado, la Fundación de Aliados de Israel, un grupo de presión creado en los Estados Unidos con oficina en Bruselas, acoge eventos y reuniones informativas y publica documentos políticos en favor de Israel para mejorar sus iniciativas legislativas con los líderes de todo Europa. Tal es su presencia que su presupuesto alcanza el millón y medio de euros, según el Registro de Transparencia.

El Informe Holmes, que desentraña la labor de las empresas de relaciones públicas y sus clientes, refleja que el gasto anual que Israel destina a promover su reputación internacional – especialmente en la forma en la que Europa percibe el país- es de 3,26 millones de dólares. Para ello ha estado contratando a firmas de relaciones públicas en diez países. Los ejemplos van desde Havas PR -que en su propia web reconoce como cliente a la Embajada de Israel- en Reino y Francia, hasta Kreab Gavin Anderson (que en 2013 recibió 200.000 euros por sus trabajos), la influyente Burson Marsteller o la consultora CNC en Bélgica, Italia y Alemania respectivamente. El documento previamente citado también arroja datos sobre contrataciones en los países nórdicos, Holanda e incluso España. “Es más importante para Israel ser atractivo que ser correcto”, sentencia en su informe el CEO.

“Usted ha trabajado para asesinatos masivos y personas que han oprimido a su propia gente, ¿no tiene la opinión pública derecho a saber quiénes son sus clientes?” fue la pregunta que un grupo de parlamentarios le hizo al expresidente de Asuntos Públicos de Bell Pottinger. “El público no tiene derecho a saber”, contestó Peter Bingle. “Si usted no quiere decir quiénes son sus clientes, tal vez haya una razón de peso para negarse. Quizá usted sepa que su trabajo es defender lo indefendible”, puntualizaron desde Human Rights Watch.

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Comentarios
  1. El dinero, para las empresas igual que para las personas, muchas veces no entiende de ética profesional ni de decencia. Es impresionante, aunque no termina de sorprenderme, la verdad.

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