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La CIA torturó de forma “brutal” tras el 11-S y mintió para ocultarlo
El Comité de Inteligencia del Senado estadounidense revela en un informe las técnicas utilizadas en los interrogatorios a presuntos terroristas, bajo el programa ideado por Bush
Mantener a los detenidos despiertos hasta 180 horas seguidas, por lo general de pie o en posiciones dolorosas. Encerrarlos en calabozos en completa oscuridad con música a todo volumen y sólo un cubo para hacer sus necesidades. Pasearlos desnudos y esposados, en ocasiones encapuchados, y arrastrados por los pasillos mientras les caían bofetadas y puñetazos. Aplicarles la técnica del waterboarding (asfixia simulada con agua), que provocaba convulsiones y vómitos, y en algún caso, como el del preso Abu Zubaydah, quedarse “completamente inconsciente con burbujas saliendo por su boca abierta”. Hacerles creer que nunca saldrían de allí con vida. Estas son algunas de las torturas cometidas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense durante los años que siguieron a los atentados del 11 de septiembre de 2001, y que recoge un informe publicado este martes por el Comité de Inteligencia del Senado.
El programa ideado por la Administración de George W. Bush y puesto en práctica por la CIA, bajo el nombre de Rendición, detención e interrogatorio, tenía como objetivo obtener información de posibles futuros atentados tras los cometidos por Al Qaeda, en los que murieron cerca de 3.000 personas. Por ello, el gobierno de Bush autorizó el uso de la tortura mediante los llamados “métodos de interrogatorio reforzados” (EIT, Enhanced Interrogation Techniques), para sonsacar información a supuestos terroristas recluidos en centros de detención secretos de la CIA en varios países. El informe del Senado estadounidense concluye que la Agencia engañó a los representantes políticos –incluida la Casa Blanca- y los medios de comunicación sobre el programa que estaba llevando a cabo y, además, subraya que estas técnicas de tortura “no fueron eficaces”.
El Comité de Inteligencia del Senado comenzó la investigación sobre el programa poco después de que Barack Obama llegase a la Casa Blanca, el 5 de marzo de 2009. El informe resultante de estas investigaciones ha sido elaborado a partir de la revisión de más de 6,3 millones de cables de la CIA y otros documentos oficiales, y tiene más de 6.000 páginas. El documento desclasificado apenas cuenta con 525, y es que sólo se ha publicado un resumen ejecutivo “para proteger la seguridad nacional y al tiempo permitir la publicación de esta información”. Según detalla el diario El País, en los últimos meses se ha producido una intensa disputa entre el comité del Senado y la CIA -con el apoyo de la Casa Blanca-, para que se omitiesen ciertos detalles, e incluso la senadora Dianne Feinstein, quien ha liderado la investigación, denunció una injerencia desproporcionada de la Agencia.
El resumen del informe revelado hoy contiene cuatro conclusiones principales: los “métodos de interrogatorio reforzados” no fueron eficaces, la CIA dio información incorrecta sobre el funcionamiento del programa y su eficacia a los responsables políticos y la población, el manejo del programa fue “inadecuado y profundamente defectuoso”, y este fue “mucho más brutal” de lo que explicaba la Agencia.
Torturas “ineficaces”
El comité revisó 20 de los ejemplos que la CIA había señalado como un éxito de sus técnicas de tortura, que había asegurado que se utilizarían sólo en los casos que fuese absolutamente imprescindible. En todos ellos encontró problemas. En algunos, destaca el informe, no hubo ninguna relación entre el supuesto “éxito en la lucha contra el terrorismo” y la información obtenida en los interrogatorios; y, en otros, esa información obtenida supuestamente gracias a la tortura, fue en realidad recabada antes de los interrogatorios o por otras vías. También señala que algunas de las informaciones resultaron ser falsas e inventadas por los detenidos producto de las brutales torturas.
En un intento de justificar el uso de las técnicas de tortura del programa Rendición, detención, interrogatorio, concluye el Senado, la CIA proporcionó ejemplos de planes terroristas supuestamente “frustrados” gracias al programa que han resultado ser inexactos y que contradicen los propios archivos de la Agencia.
Contratación de personas “violentas” sin formación
El informe revela una gestión desastrosa del programa por parte de la CIA, en la que incluso se llegó a contratar personal sin formación ni experiencia previa, así como se desplegaron agentes que tenían un historial de violencia y maltrato. “La CIA no hizo uso de personal debidamente capacitado y examinado”, sentencia el comité del Senado, que achaca a este hecho varias de las muertes que se produjeron bajo el programa, como la de un detenido fallecido en noviembre de 2002 que, parcialmente desnudo y encadenado, murió de hipotermia en las instalaciones de la Agencia.
“De los 119 detenidos conocidos que estaban en custodia de la CIA durante la vida del programa, al menos 26 fueron detenidos injustamente”, señala el estudio. A pesar de ello, se mantuvieron bajo custodio durante meses después de que la CIA se diese cuenta de su error. También ellos fueron víctimas de torturas.
Mientras la Agencia afirmaba que los interrogatorios se iniciaban con la “técnica lo menos coercitiva posible”, la realidad es que “en muchos casos se usaron las técnicas más agresivas inmediatamente, en combinación y sin parar”. A lo largo del programa, varios detenidos sufrieron problemas psicológicos y de comportamiento, incluyendo alucinaciones, paranoia, insomnio, e intentos de auto mutilarse. Psicólogos consultados por el Senado lo atribuyen a la falta de contacto humano experimentado por los detenidos durante su reclusión.
Consecuencias de la desclasificación
Según The New York Times, el actual director de la CIA, John Brennan, ha estado preparando una contraofensiva informativa junto a ex altos cargos de la agencia para minimizar el impacto en la opinión pública del informe del Senado.
Ante las posibles consecuencias que pudiera acarrear la publicación del informe, las embajadas e instalaciones estadounidenses en todo el mundo han incrementado las medidas de seguridad. El Departamento de Defensa ordenó a los mandos regionales tomar las “medidas de protección apropiadas”. Según explicó la CNN, hasta 2.000 marines se han puesto en estado de alerta en varias bases estadounidenses en España e Italia, así como otros 2.000 en Oriente Próximo y 2.200 más desplegados en buques de guerra en zona árabe.
*Descarga el informe completo (en inglés)
11-S: cada vez parece que está más claro que no fue como lo cuentan.
Sicopatas. Hay muchos instalados en la alta (baja) política. Aunque los americanos se llevan la palma.