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El periodismo como contrapoder de la sociedad civil

"El periodismo debe refundarse con código abierto y libre, para obtener como resultado un flujo de contrapoder mancomunado y colaborativo", sostiene el autor

El fundador de Wikileaks, Julian Assange.

Muchos estábamos deseando esa entrevista que por fin podemos leer en el último número de Le Monde Diplomatique correspondiente a este mes de diciembre. Como es sabido, hace ya más de dos años, dos, que Julian Assange, a quien Ignacio Ramonet considera paladín por la lucha de una información libre, reside en la embajada de Ecuador en Londres en condición de refugiado. Sólo el gobierno de ese país latinoamericano tuvo la decencia de ofrecerle asilo diplomático al fundador de Wikileaks cuando el gobierno de Estados Unidos (junto a los del Reino Unido y Suecia en calidad de cómplices) iniciaron su persecución y acoso por el único delito de haber contado Assange la verdad a través de su agencia.

Una verdad que, como señala Ramonet, descubría las siniestras y crueles realidades de las guerras de Irak y Afganistán y los tejemanejes e intrigas de la diplomacia estadounidense. «Como Edward Snowden, Chelsea Manning y Glenn Greenwald, Julian Assange forma parte de un nuevo grupo de disidentes que, por descubrir la verdad, son ahora rastreados, perseguidos y hostigados no por regímenes autoritarios sino por Estados que pretenden ser “democracias ejemplares”.

La entrevista realizada por Ramonet la encontramos, como he dicho, en el último número de Le Monde Diplomatique, pero recomendaría como lectura de apoyo o complementaria un libro en el que todavía estoy, publicado por Icaria hace unos pocos meses: El cuarto poder en red. Por un periodismo (de código) libre*, del que es autor Víctor Sampedro, catedrático de Opinión Pública y Comunicación Política, investigador desde hace dos décadas de la democracia, los movimientos sociales y la tecnología digital. Director del Máster en Comunicación, Cultura y Ciudadanía digitales de la Universidad rey Juan Carlos de Madrid, el libro citado se continúa escribiendo en el blog de ese máster.

Hoy más que nunca, advierte el autor, se necesitan más y mejores periodistas para refundar juntos el Cuarto Poder en Red, uno de cuyos objetivos fundamentales ha de ser controlar a quien gobierna. Los protagonistas del libro son Assange, el soldado Manning y Edward Joseph Snowden. Los tres han brindado el prototipo de ese nuevo cuarto poder, con sus aciertos y errores, que debe fraguarse como contrapoder de la sociedad civil trasnacional. «A duras penas (sufriéndolas) y con limitaciones -escribe Sampedro- (de las que hay mucho que aprender) queremos construir una esfera pública donde el público sea el principio del que arranca todo y el final que le da sentido. Porque los ciudadanos, con sus dispositivos digitales, liberan información, la procesan y la debaten con una autonomía aún no reconocida. Se movilizan y con sus protestas aplican sanciones políticas inesperadas, con rapidez y alcance impredecibles. El hacktivismo es a la prensa lo que las cibermultitudes a la política. O, en España, lo que el 15-M al régimen político-informativo de la Transición».

En el primer capítulo se define la comunicación como un bien común y nos convoca a generarlo entre todos. Aclara aspectos relacionados con la ética y el proyecto político de los hacktivistas. En el segundo se inutiliza el arsenal de mentiras que aglutinó la campaña de acoso y derribo contra WikiLeaks. La trayectoria de Assange y sus relaciones con la izquierda y los movimientos sociales se analizan en el tercer capítulo, para concretarse el cuarto en la función del periodismo de código libre. En ese sentido WikiLeaks ha obrado como un buque rompehielos que abrió fisuras en una prensa congelada, incapacitada para ejercer como contrapoder.

Finalmente, en el quinto y último capítulo (El periodismo que viene y vuelve a sus orígenes) se refiere el autor al periodismo postindustrial que está emergiendo, que no es otro que el de toda la vida pero tomando en serio su contribución al bien común. En esa línea ha de refundarse el periodismo, con código abierto y libre, para obtener como resultado un flujo de contrapoder mancomunado y colaborativo, mantenido por muchos autores, no todos periodistas, pero sí algunos que Sampedro estima totalmente indispensables.

*Sampedro, Víctor: El cuarto poder en red. Por un periodismo (de código) libre. Icaria editorial, mayo, 2014.

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Comentarios
  1. Assange, Snowden, Manning, Greenwald nuestro L.G. Segura y tantos otrxs…perseguidos o castigados como se cuenta que fue perseguido Jesús el revolucionario por enfrentarse a los poderes imperiales de su tiempo. (y a la iglesia, que ha secuestrado su figura en su provecho y que lo volvería a crucificar).
    Apoyo, debemos apoyar unánimemente a estas valiosísimas personas que se autosacrifican por una sociedad más justa y libre para todxs.
    Ramonet, al poder mediático le llama el segundo poder. En su opinión sigue al poder económico. Yo tambien lo creo así.

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