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La independencia de Escocia, un voto contra la derecha

El pueblo escocés decide hoy si se separa de Reino Unido. "El voto del sí es un voto tradicionalmente contra los 'tories'”, afirma Jonathan Hopkin, profesor en la London School of Economics

EDIMBURGO // Dicen que si Escocia vota a la independencia, el Reino Unido se convertirá mañana en un país totalmente ‘tory’. Stephen Armstrong, autor del libro Road to Wigan Pier, que trata sobre la geografía de la pobreza en Reino Unido, teme que “un resultado positivo en el referéndum de este jueves perpetúe los gobiernos de derechas por muchos años en la frontera sur de la nueva Escocia”.

Mirar el mapa de las elecciones generales de Reino Unido 2010 ayuda a entender el temor de este londinense. Mientras el azul, que representa a los conservadores, se extiende prácticamente por todo el sur del país (a excepción de Gales), los colores van cambiando en el norte al rojo de los laboristas, el amarillo del Partido Nacional Escocés y el naranja de los liberal demócratas.

“El pueblo de Escocia, en soledad, decidirá también sobre el futuro de Gran Bretaña y no está obligados a preocuparse de lo que será del estado que deja atrás”, reflexionaba la revista The Economist la pasada semana.  Atrás, dejaría una nueva unión compuesta por Inglaterra, Gales, e Irlanda del Norte, que también tiene aspiraciones independentistas.

Pero no todos los partidarios del sí marcharán (si marchan) sin mirar atrás. La búsqueda de una sociedad más justa se ha convertido en uno de los argumentos de los separatistas.

Esta ‘torificación’, del Reino Unido se ha convertido en un motivo para votar ‘yes’ tan válido como cualquier otro. “Efectivamente, una manera de dar la espalda a la derecha tradicional”, explica Jonathan Hopkin, profesor de política comparativa en la London School of Economics. “El voto del sí en Escocia es un voto tradicionalmente contra los tories”. Sin embargo, Hopkin considera que el resultado de la independencia no significaría necesariamente la perpetuidad para los conservadores en el gobierno de Reino Unido. El centro izquierda tiene cierta dependencia del norte del país para ganar las elecciones pero no tiene por qué ser algo permanente ni definitivo.

Frente a los recortes impuestos al sistema de bienestar en Reino Unido, los partidarios del ‘sí’ sueñan con una Escocia con un sistema de bienestar al estilo escandinavo después del Referéndum.

“En países del mismo tamaño que Escocia, como Noruega, Dinamarca y Finlandia, las mujeres están más satisfechas con su vida, los  sueldos de los hombres y las mujeres son equiparables y la vida es más justa. Una Escocia independiente se convertiría en uno de los países más ricos del mundo. Sólo países pequeños como Singapur, Nueva Zelanda y Holanda estarían delante nuestro”, reza un panfleto que pretende convencer de votar a mujeres indecisas.

Un nacionalismo que no es racista

Brian McDonald, partidario del ‘Yes’ y profesor de la universidad de Glasgow, asegura que uno de los aspectos más poderosos del independentismo escocés es que “es opuesto a los viejos separatismos que muchos tienen en la cabeza”. “Por un lado, el independentismo escocés no tiene ningún muerto encima de la mesa y hemos llegado a este referéndum a base de negociaciones y duro trabajo democrático. Por el otro, su espíritu inclusivo y de la nación que resultará se refleja en la decisión sobre quién tiene derecho a votar en el referéndum”.

McDonald se refiere al hecho de que los votantes sean los residentes en Escocia y no los nacidos en el país o descendentes de escoceses. Cuando fueron anunciados los términos del referéndum, muchos escoceses que viven fuera se quejaron de no poder decidir sobre el destino del país en el que nacieron.

Al contrario, se estima que 120.000 ciudadanos europeos que viven en Escocia podrán votar sobre el futuro de Reino Unido, según datos publicados por la comisión electoral, que añadió que 80.000 ya se habían registrado para votar a principios de este mes. De ellos, 3.000 son españoles.

Ingleses que votarán sí a la independencia de Escocia

De entre los llamados a las urnas, 40.000 son inglesas. Algunos de ellos se han organizado en un grupo que votará ‘sí’ a la separación de su propio país.

Math Campbell – Strugess forma parte de esta organización y comenta sus motivos al teléfono: “Me han dicho varias veces que soy anti – inglés. Pero no, lo cierto es que pienso que el país en el que vivo y probablemente moriré será un lugar mejor si gobierna sobre sus propios recursos. Quiero ver menos dinero invertido en militares, quiero que mi país deje de depender de la energía nuclear y que se aumente el estado de bienestar en vez de reducirlo. Es cierto que el independentismo escocés se puede identificar con un movimiento progresista de izquierdas pero no porque en Escocia no haya partidos de derechas sino porque el espectro político en el norte del actual Reino Unido está mucho más inclinado a la izquierda que en el resto del país”.

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Comentarios
  1. Es curioso la manera tan diferente de sentir el nacionalismo que se tiene en Escocia y en Cataluña.
    Por ejemplo, no deja de sorprender el desapego de los escoceses a sus propias lenguas el escocés y el gaélico. Sí tienen dos, el escocés está muy emparentado con el inglés puesto que también es una lengua anglosajona, se habla en el sur y carece de reconocimiento oficial; el gaélico sin embargo es una lengua celta como el irlandés o el galés, se habla en las tierras altas y en las islas y solo es cooficial desde 2006. Esto viene a cuento porque ese no es un tema que preocupe mucho a los escoceses a diferencia de los catalanes. Seguramente miles de escoceses hayan votado sí a la independencia sin haber hablado otra cosa que no sea el inglés, no habrán necesitado usar como excusa el idioma para separarse del Reino Unido, si es que esto sucede. En Cataluña no es así, se ha usado el idioma como arma política y eso es peligroso y se ha construido su nacionalismo en base a su lengua, «una lengua, un Estado». En Escocia preocupan mas otras cosas, como si la nueva nación sería viable o qué modelo de Estado se pretende construir. Que Escocia, que es el máximo productor de petróleo de la UE y goza de una economía de los mas saludable, se pregunte sobre la viabilidad de su nación fuera del Reino Unido mientras que en Cataluña con una deuda importante y una crisis feroz apenas ni se lo planteen y basen todo en decir que España no les quiere, dice mucho de unos y de otros.

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