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Sobre la supuesta confusión a la hora de financiar la Renta Básica Universal
El autor desarrolla su teoría sobre las propuestas de Renta Básica (RB) y Trabajo Garantizado (TG)
El artículo que escribí contraponiendo las propuestas de Renta Básica (RB) y Trabajo Garantizado (TG) tuvo una interesante respuesta por parte de los economistas Arcarons, Raventós y Torrens. Tras realizar una extensa contrarréplica en el que abordé los principales puntos discordantes, Daniel Raventós me volvió a contestar. En este caso no para seguir abordando todos los elementos de discusión sino para aclarar una confusión que, en su opinión, tenemos algunos críticos con respecto a la financiación de la RB.
Seguramente han hecho bien en no volver sobre todos los puntos porque probablemente ya hemos dejado claras nuestras posiciones y no tiene mucho más sentido repetir o desarrollar nuestros argumentos, amén del coste de cansar a los lectores. Sin embargo, discrepo con ellos a la hora de considerar mi contrarréplica como redundante. En el texto me limité a abordar uno por uno los nuevos puntos de controversia que habían salido a relucir tras su primera réplica. No creo que en ningún momento mis palabras estuviesen de más o repitieran inútilmente algún concepto. Al fin y al cabo cuanto más espacio y tiempo dediquemos a explicar nuestras posiciones más fructífero será el debate, a pesar de que obviamente ello va en detrimento de atraer la atención del lector.
En cualquier caso, y dejando de lado lo que acabo de señalar, sigo pensando que no estoy confundido con la financiación de la RB; y que si de verdad estoy confundido la respuesta de Raventós no ha ayudado lo más mínimo a dilucidar a qué se debe mi supuesta desorientación.
En mi contrarréplica escribí: “Si suponemos simplemente que la cuantía por persona es la misma tanto en el TG como en la RB, es fácil concluir que la financiación de la RB es muchísimo más complicada al tener que movilizar recursos para 47 millones de personas, y no para unos 13 (en el peor de los casos) como ocurriría en el TG”.
Por un lado, a Raventós le parece extraño mi suposición de que ambas medidas pudieran tener el mismo ingreso. La verdad es que no entiendo por qué, ya que si el ingreso de la RB fuese de 670 euros al mes, por ejemplo, sería tan fácil como diseñar un TG en el que cualquier participante del programa de empleo cobrara también 670 euros al mes. En cualquier caso, eso no es lo importante. El punto central que señala Raventós es que la RB no sólo no es más difícil de financiar que el TG, sino que es más fácil:
Los 13 millones de personas con TG, efectivamente, son 13 millones (o 12, o 10, o 9 o los que sean) que deberían tener un TG cada una de ellas y el coste correspondiente; en cambio los 47 millones de personas no tienen un coste para la RB igual, ni mucho menos (no se trata de multiplicar la RB por 47 millones, como increíblemente todavía algunos sedicentes críticos de la RB van escribiendo por algún lugar). Las únicas personas que tienen un coste completo de la RB son las que no disponen de ningún ingreso, es decir, las que “tienen” 0 euros: recibirían la RB completa. Hay personas, como yo que soy profesor titular de universidad, que deberían aportar algo más de lo que recibiría como RB. Y aquella persona que ganase 100.000 euros anuales, debería aportar mucho más. Y aquella que recibiera 200.000 anuales, mucho más aún. Y aquella que recibiera 500.000 anuales, más que la anterior. Supongo que tal progresión no ofrece la menor duda. Es decir, “movilizar recursos para 47 millones de personas” es mucho más fácil con la RB que con el TG para 13, o 12, o 10.
No lo entiendo. Sospecho que mi incomprensión se debe a que tenemos concepciones diferentes de los términos “movilizar” y “coste”. Ya sé que las propuestas de financiación de la RB suelen abogar por reformas fiscales progresivas, de forma que no es necesario crear dinero nuevo y de forma que se redistribuye la renta desde los más acaudalados hacia los menos, pero es que ésa no es la cuestión. Cuando yo afirmé que con la RB hay que movilizar dinero para 47 millones de personas me refería a que 1) el Estado debe emitir cada mes un pago por el valor correspondiente (670 euros al mes en mi ejemplo) a cada una de las cuentas bancarias de los 47 millones de españoles, que verán aumentar su nivel en esa cantidad (independientemente de que algunos de ellos –los más ricos- salgan perdiendo porque pagarán más impuestos); y 2) por lo tanto el Estado ha de extraer de algún lado todo ese dinero y de la forma que sea para llevarlo a otro. A eso me refiero con movilizar el dinero. Y eso es lo que insisto en que es difícil; particularmente más difícil que pagar un TG a –como máximo– 13 millones de personas.
Ya sea combatiendo con mejores medios y recursos al fraude fiscal, o aumentando la presión fiscal sobre los más ricos, la aventura no es nada fácil. Habría que modificar muchos elementos de muchos impuestos del Estado y de las comunidades autónomas, intentando controlar con cautela y precisión los efectos secundarios de estos movimientos. Incrementar notablemente los impuestos a las grandes fortunas o empresas tiene importantes consecuencias: estos agentes intentarían eludir el pago recurriendo a evasión y ocultación de capitales –lo que generaría un nuevo problema–; los empresarios con mayor poder podrían incluso repercutir estos importantes aumentos de impuestos elevando el precio de sus productos, etc. Extraer dinero de esta forma para destinarlo luego a 47 millones de personas es lógicamente más complicado y tedioso que hacerlo para 13 millones.
Por otro lado, no entiendo por qué Raventós afirma que “las únicas personas que tienen un coste completo de la RB son las que no disponen de ningún ingreso, es decir, las que “tienen” 0 euros”. ¿A qué se refiere con coste completo? Coste tienen todos los pagos en forma de RB, otra cosa es que se compensen con los ingresos recaudados y por lo tanto no haya que crear nuevo dinero ni endeudarse, pero en cualquier caso siguen siendo un coste en términos contables. Además, Raventós evita calcular el número de personas que tienen 0 euros, que precisamente son muchas más que los 13 millones de personas que recibirían el TG. En nuestro país hay 8.621.256 menores de 16 años; 7.275.646 inactivos, y unos 4 millones de parados que no reciben ningún ingreso, lo que en total sumarían casi 19 millones de personas. Aunque habría que restares aquellos que reciban pensiones de invalidez, de orfandad, u otro tipo de ayudas sociales y de rendimientos diferentes del trabajo. De todas formas, la clave del asunto no es cuántas personas no tienen ningún tipo de ingreso, sino que todos los ciudadanos –independientemente de su nivel de renta e independientemente de que con el balance final algunos pierdan más de lo que ganen- deberían recibir un pago de la RB y eso requiere un esfuerzo enorme en materia de política fiscal, lo que lo hace mucho más complicado de llevar a cabo que la financiación del TG (que, por cierto, lo ideal sería a través de creación directa de dinero o de endeudamiento público, pero éste es otro tema).
En fin, he intentado explicar por qué pienso que no estoy confundido con el asunto de la financiación de la RB así como señalado las causas por las que sospecho se ha originado el malentendido. Espero que estas aclaraciones puedan contribuir en el rico debate que se originó hace unas semanas en torno a la RB y el TG.
Eduardo te has leído por ejemplo el artículo que describe el estudio que hicieron en Cataluña?
http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/RBnoinerte.pdf
Primero referente a otro artículo sobre que no es anticíclica, no estoy de acuerdo pues el reparto es mucho mayor en la situación actual que en una de pleno empleo (donde hay tanta desigualdad ni tanto paro por lo cual no se movera en efectivo tanto volúmen de renta hacía la base) es más cuanto peor la situación más renta hacía la base mueve estabilizando el consumo (debido al menor apalancamiento de su capital de las personas con rentas bajas, vamos que harán fluirlo por la economía real y no por todo el mundo chupopteroderivadofinanciero).
Segundo que la menor dificultad de la Renta Básica que propone se precisa en la simplificación de su reforma del IRPF (elimina correctores, reducciones, mismo tratamiento fiscal por tener solo base general) y porque la cuestión es que será sobre todo que entre 10-15% más rico donde realmente en efectivo saldrá perdiendo con la RB (lo cual no se molerá a impuestos y después se le da el SMI, sino que sólo se le extrae por el IRPF efectivo resultante) pues se pasará a ese 70% más pobre por lo cual en efectivo ese 70% sólo recibirà y aquí es donde también se facilita mucho pues quiere decir que la gran mayoría de empresas (pimes) al contener todos sus empleados en ese 70% en lo que reslecta al IRPF lo tendrán en negativo y será el simple hecho de recibir ese IRPF efe
ctivo negativo (vamos la complejidad a la mayoría de empresas en ese apartado bajará.
Después el ahorro en la administración debido a que la aplicación de la RB absorbe prestaciones públicas (exclusión social, pensiones absorbidas por RB, familia, becas…) tanto por tales prestaciones como por todo el trabajo de administración para gestionarlas.
Después que si lo enfocas con redistribución de riqueza no debes preocuparte de los problemas derivados de imprimir dinero (aumentar masa monetaria).
Es preferible el carácter redistribuidor, también en contra del ciclo destructivo y que delanta el siguiente ciclo constructivo.
Porque en vez de contraponer lo enfocáis en lo bueno de cada una de las propuestas y ver en los puntos flacos de cada uno ver si se pueden complementar para minimizar los puntos flacos del conjunto.
Porque no tener las dos soluciones en una? Tener la RB como:
– redistribuidor de la renta (para conseguir estar en los mejores valores de índice Gini del mundo), minimizar costes administraciones y complejidad fiscal.
Y tener también Trabajo Garantizado (trabajo y/o formación garantizada):
– para activar en empleo y/o formación a toda la población activa, dándoles un empleo para poner ingresar dinero extra para poder emanciparse y tener una vida más completa y aportando mínimamente a la economía y la sociedad.
Creo que son dos herramientas que veen y solucionan dos dimensiones diferentes del problema. Creo que si podéis llegar a complementaros sería un enfoque revolucionario.
Creo que como mínimo hay dos formas:
1) Dar 1/2 de SMI en RB y el otro 1/2 SMI (o más, sería pues 6€/h) a traves de poder acceder a un TG para los que no tengan trabajo.
Esta opción creo que limitaría algo demasiado las aportaciones buenas extra de la propuesta de Raventos, Arcallons…
2) Aportar el SMI en RB, y si no trabajas o te estás formando entonces condicionarte a que además tengas un TG (a media jornada mínimo, 6€/h) que te aportará un ingreso extra. Así mantienes las partes positivas de cada propuesta reduciendo sus puntos flacos.
Entremos en lo que entendemos por coste. Si este se refiere al gasto público financiado con impuestos, la RB tiene un coste cero. No hay ningún gasto público, sólo hay un trasvase de recursos dentro de la economía privada, (con hacienda como mediador). En el sector privado el montante disponible queda igual, con la significativa diferencia de que habrá más dinero en manos de quienes tienen necesidades que cubrir (y por tanto alimentarán la demanda que, dicho sea de paso, vendrá muy bien a todas las empresas que hoy día tienen “exceso de capacidad instalada”, motivo por el cual tampoco será inflacionaria). Del otro lado, habrá menos dinero en la economía especulativa y creadora de burbujas alimentada por el ahorro de quienes más tienen y lo ponen en fondos de inversión que actúan globalemente.
En el caso del TG la administración tiene que movilizar recursos para emplear a las personas que lo deseen. No es un mero trasvase de dinero sino que es necesario aumentar el gasto público necesario para emplear: gestión y administración, compra de materiales, transporte, etc. Lo cual no me parece nada mal, y no sólo creo que sería compatible con la RB sino que además permitiría introducir criterios cualitativos, criterios de utiliidad social en el trabajo. Hay dinero de sobra para ello. El problema es que no lo recaudamos. E insisto, no hay motivo alguno para proponerlo como alternativa a la RB. Esta aporta algo que no aportaría el TG: una autonomía básica inmediata para todo el mundo, (no sólo para quien menos tiene), con independencia de la capacidad o de la agilidad de la administración para proporcionar uno de esos trabajos en cualquier lugar y en todo momento. Entre otras cosas permitiría algo muy importante: un mínimo poder para rebelarnos contra los abusos privados, (domésticos, laborales, sectarios, etc.), o una mínima capacidad para, en general, rehacer o reorientar la propia vida. Creo que la sociedad en general saldría ganando por la garantía que supondría para todos, al igual que uno puede ver utilidad en cualquiera de los seguros que contratamos aunque tenga la suerte de no necesitarlo nunca.
Ahora bien, si por coste entendemos la cantidad que pierde quienes salen perdiendo con una medida concreta, entonces el coste sería superior en el TG. Veamos. Si todo el que ahora percibe menos de los 670 € establelcidos para una hipotética RB solicita un empleo garantizado para alcanzar esa cantidad, tendremos que realizar un trasvase de rentas similar al de la RB, pero al mismo habría que añadir el gasto de administrar ese empleo que he mencionado más arriba. (Esto suponiendo que el TG realmente lograra ser efectivo y cubrir inmediatamente la demanda de empleo de todo aquel que lo necesite y sin mediar más reuquisitos, pues de no ser así, no podría decirse que el TG taparía igualmente el agujero social que tapa la RB). Por otro lado este funcionamiento incentivaría la picaresca del trabajo en B al igual que los subsidios actuales por ser incompatibles con el trabajo remunerado, cosa que no ocurriría con una RB.