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Proceso soberanista (8): ¿Existe suficiente información para votar con criterio?
El escaso debate público sobre pros y contras de la independencia y la inconcreción de la respuesta ‘Sí-no’ en la consulta generan dudas
El número de septiembre de La Marea apuesta por analizar el proceso que vive Cataluña sin caer en la guerra de trincheras desde la cual suele abordarse. En los próximos días iremos publicando los distintos bloques que forman parte del dossier, que aborda el proceso soberanista catalán desde diversos ángulos con el objetivo de ofrecer las máximas herramientas posibles al lector para comprenderlo.
El primer ministro escocés, Alex Salmond, presentó en noviembre de 2013 el libro blanco sobre la independencia de Escocia, con el que trata de convencer a los ciudadanos de la viabilidad y las ventajas de separarse del Reino Unido. El bloque del «no» escocés, representado por el grupo Better Together (Mejor juntos, en inglés), ha analizado punto por punto el argumentario secesionista y lo ha rebatido en público desde su perspectiva. Debates pausados y argumentados han sido habituales en televisión. En Cataluña, sin embargo, a escasos dos meses de la fecha de la consulta, las conclusiones de los informes del Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN) que integrarán el libro blanco catalán -que el Govern prevé editar en septiembre- no han llegado al gran público. “Los informes no han generado un debate legítimo”, constata Berta Barbet. Para esta politóloga, desde el lado del «sí» ha habido cierta prisa. El problema, en su opinión, se agrava porque los contrarios a la independencia centran su campaña en cuestionar la realización de la consulta en lugar de coger esos informes y criticarlos.
Muchos consideran que uno de los puntos más flagrantes sobre el que no se ha informado correctamente a la ciudadanía es la eventual pertenencia a la Unión Europea (UE) en caso de secesión. “Es bastante surrealista, faltan tres meses para una consulta y no sabemos si en el caso de que optásemos por el sí nos quedaríamos o no dentro de la UE. De hecho, todos los indicios apuntan que no y desde el Govern no se habla mucho”, expone el matemático Antoni Ítalo, estudiante de doctorado en Economía Política.
Los partidos soberanistas tampoco han querido profundizar en el análisis de los costes de la independencia. En ocasiones se habla de que habrá que apretarse el cinturón en un primer momento, pero el tema suele esquivarse. Aun así, a mediados de agosto, la diputada de ERC Anna Simó admitió que habrá que hacer “pequeños sacrificios” en una Cataluña independiente: «Puede que los funcionarios no cobren en 30 días o que los pensionistas tarden 20 días más en recibir su pensión».
El intento por incluir las distintas sensibilidades de los partidos que consensuaron las preguntas de la consulta también genera dudas. La politóloga Berta Barbet señala que no tiene sentido ofrecer una opción intermedia («sí-no») sin dar contenido a esa respuesta. «No se puede enviar a los ciudadanos a votar sin que sepan qué están votando exactamente», argumenta. “No sabemos bien qué implica esta opción, no creo que haya pasado en ningún otro referéndum de este tipo”, coincide Ítalo. También falta información sobre qué ocurriría el día después del 9N y qué porcentaje de independentistas se considera una mayoría razonable para declarar la secesión.