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Los choques internos sacuden a UPyD
La carta publicada en El Mundo por el eurodiputado Sosa Wagner, en la que acusa a la formación de autoritarismo y falta de democracia, se suma a denuncias similares de otros miembros del partido
MADRID// La formación liderada por Rosa Díez vive unos momentos delicados tras la publicación en el diario El Mundo de una carta de Francisco Sosa Wagner, el cabeza de lista de la formación en las pasadas elecciones europeas. En la carta, además de pedir la unión de fuerzas con el partido Ciutadans, acusa a la formación de falta de democracia interna y procesos autoritarios. Las reacciones públicas que a esa carta se dieron en el seno de la formación no han rebajado la tensión, sino que han constatado una situación insostenible entre los máximos responsable del partido magenta. Unas tensiones internas que llevan denunciándose desde el año 2009, cuando Mikel Buesa abandonó la formación, y que se han unido en UPyD a problemas de incoherencia en su discurso y a la irrupción de Podemos, que con su aparición torrencial ha dejado convulsos a todos los partidos que aspiraban a ocupar el hueco del bipartidismo.
Tensiones internas
La carta que esta semana publicó Francisco Sosa Wagner ha caído como una bomba en la formación magenta. La petición del número uno de UPyD en las pasadas elecciones europeas pidiendo a su partido una fusión con Ciutadans, un partido prácticamente gemelo, y la denuncia pública de prácticas de autoritarismo en el partido de Rosa Díez no han conseguido un ejercicio de autocrítica entre las cabezas visibles del partido, sino una reacción furibunda contra el veterano político. Rosa Díez, en una entrevista en RNE al día siguiente de la publicación del artículo, consideró que «esta forma de expresar su opinión es inaceptable desde el punto de vista del procedimiento» . Díez criticó además que, aún respetando la posición de Sosa Wagner, este no expresó esas opiniones en los órganos internos, que es donde debe hacerse, y el eurodiputado no habló de esa opción «ni en el Congreso de noviembre, ni en el Consejo Político, ni durante la campaña de primarias».
La líder de UPyD se mostró dolida por la las acusaciones de autoritarismo que denunció Sosa Wagner. A pesar de que esta crítica no es la primera vez que se produce desde las filas de la formación. En el año 2009, Mikel Buesa, uno de los fundadores de UPyD y que fue número dos en las elecciones generales, abandonó el partido al denunciar un «control férreo y autoritario» en el partido con el beneplácito de Rosa Díez. El núcleo duro de UPyD ha cerrado filas entorno a su lideresa. Carlos Gorriarán, Andrés Herzog, Ramón Marcos e Irene Lozano han criticado el fondo y las formas de la petición de Sosa Wagner. Ha sido la diputada por Madrid, Irene Lozano, la más crítica. En otro artículo en el diario El Mundo titulado “Querido Paco” llegó a calificar de mezquino al eurodiputado de UPyD por utilizar para criticar a la formación el mismo foro que ella usó para replicar a Sosa Wagner.
Son habituales las noticias de tensiones internas en el seno de UPyD. La mayoría de las confrontaciones orgánicas, de las que Rosa Díez ya dijo a Buesa que prefería huir, suelen acabar con la salida de los miembros que disienten de la linea oficialista. José Canedo, candidato a las elecciones en Galicia, abandonó la formación magenta en el año 2013 por “no estar de acuerdo en la forma en que la dirección lleva el partido”. En ese mismo año, los candidatos de la formación en León abandonaron el partido porque consideraban que había falta de democracia en la organización que lidera Rosa Díez. Guillermo Martínez, número 2 a la alcaldía de León y que fue miembro del Consejo Nacional de UPyD, expresó en un comunicado que UPyD era un fraude a la ciudadanía y sólo servía a determinados intereses. Incluimos un párrafo del comunicado por su actualidad e interés:
“En este partido se persigue y se castiga a los integrantes discrepantes, es decir, a todos aquellos que discrepan internamente con la dirección, sin poder manifestar sus ideas, sin poder debatir otros conceptos o cuestiones diferentes a las marcadas por la dirección. No se aplican con igualdad los estatutos del partido, depende de la persona a la que afecte, si es afín o no, depende de la zona donde se produzca el hecho, etc… Aquí no hay democracia interna como se intenta vender, prácticamente todo esta amañado, convenido previamente. Se ha amputado toda línea de comunicación entre los afiliados de los diferentes territorios, no hay información, para que así no pueda haber comunicación entre los afiliados, actuándose de forma caudillista, con una organización interna de control y autoritaria, que no coincide con lo que se traslada a la ciudadanía”.
Este cúmulo de denuncias, que Sosa Wagner ha vuelto a poner de actualidad, se unen al proceso judicial que la formación está viviendo en Murcia, donde la ganadora de las pasadas primarias en la región, Encarna Hernández, ha demandado a su propio partido por anular dicho proceso electoral. La ganadora del proceso de primarias acusa al partido de organizar un pucherazo para colocar al candidato que cuenta con el beneplácito de la dirección, el oficialista Rafael Sánchez, que perdió ante Encarna Hernández por 102 votos a 79.
Incoherencia en el discurso
Desde su aparición, UPyD siempre ha querido alejarse de la tradicional clasificación ideológica que divide el espectro político en izquierda y derecha. La estrategia, muy medida, intentaba captar así a todos los votantes desencantados que PSOE y PP pudieran perder. Para ello era importante no mostrar una posición ideológica definida y actuar de manera transversal a dichos parámetros ideológicos, haciendo hincapié en la regeneración política y un discurso anticorrupción y contra los privilegios de la clase política. En su manifiesto fundacional huía de la tradicional distinción ideológica de esta forma: “Ser considerados de izquierdas o derechas no nos parece el centro del problema, aunque nos apiadamos cordialmente de quien carece de mejores argumentos para descalificar al adversario”.
La indefinición ideológica intencionada ha acabado ubicando al partido en unas posiciones moderadas a ojos de los ciudadanos, ya que según el último barómetro del CIS el 40% no sabe posicionar a UPyD y el 29,7% lo acabarían ubicando en posiciones del centro ideológico, sólo el 13% lo colocaría en la izquierda y el 13,9% en la derecha. Sin embargo, tras las elecciones europeas tuvieron que tomar parte ideológicamente al elegir grupo parlamentario al que adscribirse. Lo hicieron en los liberales de ALDE, junto con el PNV, Ciutadans y CDC (CIU). El grupo de Guy Verhofdstadt se declara socioliberal. Sobre esa adscripción política se pronunció Rosa Díez en una entrevista en La Vanguardia cuando era candidata por el PSOE a las elecciones europeas. “Lo de social-liberal no me gusta nada, no sé muy bien lo que significa, y yo soy socialdemócrata”, decía Rosa Díez al ser preguntada por su ideología.
Esas incoherencias de Rosa Díez, en sus 34 años como cargo político, han sido las que han imposibilitado que cale su mensaje de regeneradora de la política. El último caso, y el que más daño ha hecho a su discurso, sucedió a partir de la publicación de una noticia sobre un fondo de pensiones privado con aportación pública que operaba en una SICAV de Luxemburgo a favor de los eurodiputados. La comparecencia en rueda de prensa de Rosa Díez para dar explicaciones tras la dimisión del eurodiputado de IU Willy Meyer no convenció ni a sus propios votantes. Máxime cuando Rosa Díez y UPyD habían criticado en sede parlamentaria los fondos de pensiones privados para diputados con aportaciones públicas, llegando a pedir hasta en tres ocasiones que se suprimieran. El 25 de enero de 2011, en un pleno sobre las recomendaciones del Pacto de Toledo, Rosa Díez dijo que había que retirar los “regímenes complementarios de pensiones claramente privilegiados en la medida que es imposible de aplicar al conjunto de los trabajadores”. En el momento en que Rosa Díez hizo aquella petición ya disfrutaba del fondo de pensiones privado con aportaciones públicas del Europarlamento.
http://youtu.be/46AF2LTmv-Q
La aparición de Podemos en el panorama político ha sido otra de las variables que ha confluido para sacudir la posición de UPyD. La formación magenta, hasta ahora, se instalaba casi en exclusiva en la posición desideologizada que abogaba por la regeneración, un lugar que la formación de Pablo Iglesias ha ocupado con sus alusiones a la casta y su interés en mostrar a Podemos como una formación transversal. Sin ir más lejos, Pablo Iglesias reconocía en un libro -en el que charlaba con el rapero Nega- que la táctica correcta en comunicación política es la de UPyD. “El único partido que ha entendido bien lo que es la comunicación política es UPyD, ni siquiera el PSOE, que históricamente lo han hecho muy bien”. Como el mismo Sosa Wagner reconoce en la carta que ha sacudido los cimientos de la formación de Rosa Díez, Podemos ha sabido atraer al electorado de la forma en que UPyD no supo.
En la formación magenta, los resultados electorales, las encuestas y la aparición de Podemos han puesto en evidencia unos problemas que por ahora permanecían latentes, pero que un simple artículo en un periódico ha destapado. El tiempo dirá si se recuperan para ser de verdad alternativa al centro sociológico que aspiran a ocupar.
Por eso una ex coordinadora de UPyD es ahora la nueva portavoz de Podemos Jerez:http://sevilla.abc.es/andalucia/cadiz/20140714/sevi-excoordinadora-upyd-nueva-portavoz-201407131915.html
Al fin y al cabo, cambia de nombre de partido pero no de ideología